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La caída de ramas de árboles por estrés térmico en Sevilla reaviva la polémica por la gestión municipal de la jardinería urbana

Los ecologistas cuestionan los planes del Ayuntamiento sobre el control de los 228.000 árboles censados, mientras el consistorio alega que este fenómeno es impredecible

Las ramas caídas como consecuencia del estrés térmico de uno de los ficus de la plaza de San Pedro, este domingo en Sevilla. / @EMERGENCIASSEV
Eva Saiz

Este domingo las ramas de uno de los ficus centenarios de la plaza de San Pedro, en el centro de Sevilla, se desplomaron por efecto del estrés térmico, de acuerdo con el diagnóstico de los técnicos municipales. Esa misma exposición continuada a las altas temperaturas es la que provocó, también según las explicaciones del Ayuntamiento hispalense, la caída de otra rama de un platanero en la Alameda de Hércules, siete días antes -el lunes 18-, causando lesiones a dos personas. Aunque desde el consistorio aseguran que este fenómeno es imprevisible, expertos y grupos ecologistas consideran estos últimos incidentes un ejemplo más de la falta de una planificación y de una gestión seria y eficiente por parte del ejecutivo local de la ecología urbana y, en concreto, de los 228.000 árboles censados en la capital andaluza.

“No hay un seguimiento real. No hay un compromiso con la jardinería urbana”, resume las críticas Jesús Cuenca, biólogo y experto en mantenimiento de jardines públicos, Jesús Cuenca. Aunque el Ayuntamiento hispalense defiende que el estrés térmico o summer branch drop –el fenómeno que se produce cuando las temperaturas superan o caen por debajo de su rango óptimo, alterando sus procesos fisiológicos y causando daños en los árboles como hojas amarronadas o caídas, ramas secas e incluso su muerte- “es impredecible” y los técnicos no pueden anticiparse a sus consecuencias, el propio consistorio anunció el pasado mes de junio que el objetivo del Programa de Revisiones de Verano era actuar de manera preventiva para anticiparse a las situaciones de riesgo que podían derivarse de las condiciones climáticas extremas del verano, en especial en árboles de gran porte. Este plan estival, que se extenderá hasta octubre, contemplaba la revisión de un total de 15.000 ejemplares.

“Todas estas medidas están permitiendo reducir el número de caídas de ramas en la ciudad. Sin embargo, el riesgo cero no existe: los árboles son seres vivos que sufren con las altas temperaturas extremas y que, al no encontrarse en su entorno natural, reaccionan de este modo para protegerse”, señalan las fuentes municipales consultadas. “Los árboles deben ser revisados de manera continuada, de acuerdo con un plan sistemático. No con planes de verano”, incide Cuenca. “Cuando un árbol se va a caer, te da muchos indicios, te da muchas señales. Un árbol no colapsa, no tiene accidentes como tal. Detrás hay una falta de estudios y de análisis de cada una de las especies”, corrobora Iván Casero, ingeniero de Montes. “Tira hojas, se desprende de ramas, se producen microfisuras en las ramas que no son apreciables, salvo que hubiera un inventrario o un control muy riguroso”, abunda Cuenca. Las fuentes municipales consultadas insisten en que el Ayuntamiento ya tiene “controles exhaustivos durante todo el año”.

El consistorio sí hace un especial seguimiento de las especies más vulnerables y más proclives a la caída de ramas por ‘golpes de calor’, entre ellas el eucalipto, el roble, el celtis, la melia o el Platanus hispánica, -cuya rama se cayó en la Alameda y que en los veranos de 2019 y 2013 provocó 174 incidencias por estrés térmico, según un estudio municipal- y algunas especies de ficus, sobre todo los de mayor porte, como el que provocó el último desprendimiento de ramas en la plaza de San Francisco o los que se encuentran en Los Jardines de Murillo.

“En esta revisión estival de 15.000 ejemplares nos centramos en los que pueden hacer mayor diana, es decir en los que hay mayor probabilidad de que si cae una rama el daño sea mayor”, precisa María Luisa Igleisas, directora general de Parques y Jardines del Ayuntamiento que indica que en los plataneros de la Alameda de Hércules fueron revisados antes el mes de junio porque allí es donde se celebran los actos centrales de la Fiesta del Orgullo. “En Sevilla estamos sometidos a avisos naranjas, amarillos y rojos, en los días previos a la caída las temperaturas no bajaron de 40º, tampoco por la noche y estuvo expuesto a 17 horas de sol”, explica la técnico sobre las causas que provocaron el estrés térmico.

A diferencia de la rama del platanero que cayó el pasado lunes 18 de agosto en la Alameda de Hércules, una zona muy concurrida de la capital hispalense, junto a una terraza, hiriendo a dos de sus clientes, en el caso del de la plaza de San Francisco, no hubo que lamentar daños humanos ni en el mobiliario porque esos ficus estaban acordonados. “¿Acordonados para qué, para no hacer nada y dejarlo allí hasta que se le caigan las ramas?”, se cuestiona Cuenca como ejemplo de esa falta de planificación. “Desde 2023 se han hecho actuaciones importantes para delimitar la zona diana y con sustentanciones ancladas al suelo”, indica Iglesias.

Desde el Ayuntamiento se hace hincapié en diferenciar el seguimiento general de los árboles, del control que se realiza a las especies singulares, entre las que se encuentran los ficus de la plaza de San Francisco -trasplantados del Parque María Luisa en 1925 y cuyas raíces enroscadas inspiraron al arquitecto alemán Jürgen Mayer la estructura de las Setas de la vecina plaza de la Encarnación-, que, advierten las fuentes consultadas “están hipermonitorizados”. “Son ejemplares que se revisan con frecuencia únicamente por arboristas especializados y se revisan con diferentes niveles de inspección”, abundan los interlocutores consultados, que explican que “ese seguimiento implica revisiones de suelo o la conservación de esa zona. Estos ejemplares cuentan además con un presupuesto específico para hacer este tipo de actuaciones y dentro de esas actuaciones, entre las que se encuentran las recogidas en el plan estival se incluye un plan de riegos específico.

“Ese ejemplar se revisó el 26 de julio por especialistas y no se determinó que necesitara ningina actuación inmediata. En septiembre se volverá a someter a revisión para ver si hay que hacer algo de cara al otoño”, precisa Iglesias, que insiste en que desde el verano de 2023 los fidus de la plaza de San Pedro se someten a riego extraordinario porque se ha constatado que ese aporte de es beneficioso ante el exceso de temperaturas

Una Sevilla sin sombra

Las críticas a la falta de una estrategia clara sobre cómo actuar sobre el arbolado de una ciudad como Sevilla, sometida a temperaturas por encima de los 40º cada verano y que las últimas olas de calor perpetúan en el tiempo no son nuevas. Las asociaciones ecologistas llevan cuestionando las talas de especies y la consiguiente eliminación de zonas de sombra que son esenciales para sobrevivir al calor en la capital andaluza desde hace años. La tala del ficus de San Jacinto se ha convertido en el símbolo de se arboricidio, pero las agrupaciones de vecinos alertan de que ese caso es únicamente la punta del iceberg.

“En Sevilla partimos de una situación de la arboleda urbana que nunca se plantó bien, pero a los errores acumulados en el tiempo se ha sumado la ausencia actual de gestión: los alcorques siguen siendo pequeños y mal ventilados y por supuesto sabemos que en verano hacen falta riegos de emergencia que no se hacen”, se lamenta Valle López Tello, portavoz de la plataforma Ni un árbol menos. Ella no solo alerta sobre la falta de riego de los árboles arraigados, como el ficusque acaban de sufrir el colapso, sino de la tala de alguna de estas especies, precisamente porque se han caído ramas o como consecuencia de las obras para la construcción de infraestructuras como el tranvía o el metro. Llama la atención sobre los ejemplares de ombú, un árbol centenario que llegó a Sevilla de la mano de Hernando Colón y que se van a arrancar por las obras del suburbano, aunque el Ministerio de Fomento, ante la movilización ecologista ha anunciado que lo trasplantará a otras zonas. “Son auténticos monumentos vegetales, no puede ser que se vayan a talar”, advierte la sevillana.

Los problemas no solo se detectan con los árboles arraigados, López llama la atención sobre el abandono de las especies recién plantadas por el Ayuntamiento. Precisamente para paliar la falta de atención por parte del consistorio, los vecinos de Sevilla Este se han unido en una iniciativa para ocuparse ellos mismos de su riego. “Cada vez es más necesario cuidar una arboleda urbana, incrementarla, para que Sevilla pueda seguir siendo una ciudad habitable, cque la necesidad de cuidar una arboleda urbana, de incrementarla y de crear un dosel que permita que Sevilla siga siendo una ciudad habitable. La meteorología nos díce que es esencial generar sombras naturales y no toldos millonarios”, defiende López.

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Sobre la firma

Eva Saiz
Redactora jefa en Andalucía. Ha desarrollado su carrera profesional en el diario como responsable de la edición impresa y de contenidos y producción digital. Formó parte de la corresponsalía en Washington y ha estado en las secciones de España y Deportes. Licenciada en Derecho por Universidad Pontificia Comillas ICAI- ICADE y Máster de EL PAÍS.
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