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Los ecologistas piden conservar el tronco del ficus de San Jacinto en Sevilla: “Que se sepa la barbaridad que han hecho”

La plataforma ciudadana denuncia que la madera no está en las malas condiciones que alegaba el Ayuntamiento para acometer su tala total

El tocón del ficus de la parroquia de San Jacinto, en el barrio sevillano de Triana. foto.Alejandro Ruesga
Eva Saiz

La lucha por salvar al centenario ficus de la calle de San Jacinto, en el barrio sevillano de Triana, no se ha terminado con el inicio de su tala definitiva autorizada por el Ayuntamiento hispalense y que comenzó la semana pasada. La plataforma ciudadana que ha defendido la supervivencia de este árbol reclama que el tocón gris en que ha quedado reducido el ejemplar que antes desparramaba sus frondosas ramas por la avenida y el jardín de la iglesia del mismo nombre, se mantenga como un ejemplo “de la barbaridad que han hecho las administraciones que lo han dejado morir”. Se oponen a que quede reducido a un mojón con una placa conmemorativa de la batalla ecologista. Los cortes de motosierra han evidenciado que sí puede conservarse porque la madera de su interior no está podrida, como había alegado el consistorio para justificar su desaparición.

“En el pleno en el que se estipuló la moratoria para eludir la tala, se convino que si finalmente estaba muerto, se iba a dejar la estructura, pero no lo han cumplido”, denuncia Inés Bonilla, portavoz de la Plataforma Salvemos al Ficus. La agrupación presentó el pasado mes de julio un informe a la Junta de Distrito de Triana elaborado por el biólogo y experto en mantenimiento de jardines públicos, Jesús Cuenca, en el que se ofrecían propuestas para la conservación del tronco, como la limpieza del exterior y la extracción de la madera deteriorada, el saneamiento del sistema radicular, eliminando todas las raíces no seleccionadas para sustentar la estructura o la aplicación de conservantes de madera, como aceite de linaza o productos específicos para madera exterior para protegerá el tocón de la humedad, hongos y plagas, entre otras. Así podría ser intervenido por un artista local que podría esculpirlo o decorarlo y convertirlo en un monumento, de acuerdo con la propuesta planteada por la plataforma.

Fuentes municipales indican a este diario que el Ayuntamiento no tiene constancia de ese informe, que nunca le fue presentado al delegado del distrito ni la plataforma se reunió con él para informarle. El consistorio defiende que, tras la moratoria de más de seis meses aprobada en un pleno de septiembre de 2024, se constató que el ficus estaba muerto, que el tronco estaba más podrido de lo que se esperaba y que la madera no tenía la calidad suficiente para realizar ninguna intervención.

“Al cortar ahora y destruir el tocón que quedaba, se ha puesto de manifiesto que la madera interior se encontraba en perfectas condiciones para hacer la intervención que habíamos propuesto”, alega Cuenca, el autor de ese informe, biólogo con más de 30 años de experiencia en mantenimiento de jardines públicos y en Ingeniería Civil, como jefe de medio ambiente. El experto recalca que desde el consistorio sevillano “ni siquiera ha habido una intervención técnica para saber exactamente cómo se encontraba la madera”.

Cuenca niega que la madera del ficus no tuviera la calidad para hacer la intervención que proponían, como alega el Ayuntamiento, y pone un ejemplo muy claro: “Cuando tú cortas un árbol y esa madera la transformas en una madera para hacer muebles se conserva en el tiempo después de unos tratamientos oportunos. Pues se puede hacer lo mismo y conservar una estructura in situ, evitando que se pudra y haciendo con ella lo que pretendíamos, una actuación, una reconversión de ese tocón”.

El papel del párroco

Dos policías locales vigilan los trabajos para la tala definitiva del ficus de San Jacinto. FOTO. ALEJANDRO RUESGA

Para la Plataforma la decisión de talar de cuajo el ficus es una forma de “eliminar cualquier evidencia de su mala actuación”, pero también una forma de “contentar al párroco que es el que ha querido eliminar el ficus desde el principio”, según indica Bonilla. Los ecologistas señalan al cura de la iglesia de San Jacinto, perteneciente a la orden dominica, como el impulsor de la tala. El árbol es de su propiedad, pero la falta de cuidados y de unas podas adecuadas, habían provocado problemas de seguridad por el peso de sus ramas. El religioso también manifestaba su preocupación por los daños que las raíces podían ocasionar a la estructura del templo.

Los informes encargados por la propia iglesia fueron considerados suficientes por parte del Ayuntamiento, entonces gobernado por el PSOE, para ordenar una tala en agosto de 2022 que acabó con el 70% de la copa y que fue parada de manera cautelar por un juez. “Fue una intervención absurda. Durante más de 100 años el ficus no le hizo nada al templo, y después de ser adulto, teniendo en cuenta que las raíces tenían más alimento que por debajo del templo, tampoco suponía un peligro”, sostiene Cuenca, que llama la atención sobre el hecho de que los estudios geotécnicos para determinar el impacto de las raíces se hicieron una vez que se ejecutó esa poda invasiva “Fue una actividad totalmente absurda, puesto que el objetivo era quitarlo del medio”, defiende el biólogo.

El ficus, catalogado como árbol monumental y Bien de Interés Cultural, quedó herido de muerte, y aunque rebrotó a mediados del 2023, en agosto del año siguiente se había convertido en un espectro gris y seco, aunque el nuevo equipo de gobierno, presidido por el PP, se comprometió a tratar de revivirlo. Lo técnicos municipales de Parques y Jardines dieron por muerto al ficus, pero el pleno aprobó la moratoria por si podía salvarse in extremis.

Cuando se certificó su muerte biológica, la plataforma propuso la intervención para conservar el tocón “para poner de manifiesto la incompetencia del equipo de gobierno del ayuntamiento, tanto del anterior alcalde como del actual, así como la hipócrita, connivencia con el deseo bastardo del párroco”, afirma Cuenca, quien considera que las explicaciones que ha ofrecido el Ayuntamiento no tienen una justificación técnica. “Eliminando cualquier huella del ficus pretenden quitar la evidencia de su mala gestión”, advierte Bonilla. “Lo más grave de todo es que seguimos en esta dinámica de eliminar lo verde de las ciudades y nos va a quedar el gris solamente y el gris nos va a matar”, añade el biólogo.

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Sobre la firma

Eva Saiz
Redactora jefa en Andalucía. Ha desarrollado su carrera profesional en el diario como responsable de la edición impresa y de contenidos y producción digital. Formó parte de la corresponsalía en Washington y ha estado en las secciones de España y Deportes. Licenciada en Derecho por Universidad Pontificia Comillas ICAI- ICADE y Máster de EL PAÍS.
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