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El ficus centenario de San Jacinto afronta su tala definitiva. “Era parte de nuestra memoria”

El Ayuntamiento de Sevilla comienza los trabajos para retirar un árbol que se ha convertido en símbolo de la lucha de vecinos y ecologistas por preservar un patrimonio natural

Un operario del Ayuntamiento, durante la tala final del ficus de la calle San Jacinto, en Sevilla.
Eva Saiz

A las ocho de la mañana de este jueves el ruido de las motosierras sorprendía al barrio de Triana. Un sonido similar al de hace tres años y justo en el mismo sitio: el tronco del ficus centenario de la iglesia de San Jacinto. Entonces, sus ramas estaban inundadas de hojas verdes que se desparramaban a lo largo de todo el compás del templo y la esquina de la calle. Ahora es una triste silueta seca y gris con todos su tallos amputados. El árbol ha terminado de morir en este tiempo y el Ayuntamiento de Sevilla ha decidido culminar su tala definitiva, que comenzó en agosto de 2022 de manera abrupta y que los vecinos y asociaciones ecologistas, que han tratado de luchar por su supervivencia todo este tiempo, no han conseguido revertir.

“Esto es descorazonador. Este árbol es un símbolo para Triana y para la gente que somos de aquí, es parte de nuestra memoria, es un patrimonio de nuestros padres, de nuestros abuelos. Son muchas generaciones las que hemos estado conviviendo con él”, se lamentaba Amelia, profesora de Historia del Arte y nacida en el barrio, mientras toma fotos de los operarios del servicio de Parques y Jardines municipal encaramados a uno de los muñones del ficus, motosierra en mano. Ella ilustra la tristeza que comparten los vecinos que poco a poco se van agolpando en la esquina de la calle San Jacinto y Pagés del Corro, donde está la iglesia, atraídos por el ruido, y la frustración de que, finalmente, no se haya podido salvar un ejemplar que fue plantado en 1913 y está catalogado como árbol monumental y Bien de Interés Cultural.

“Hemos tratado de recuperar el ficus, pero tras la poda agresiva que se realizó en agosto de 2022 y la defoliación del 70% de la copa, no hemos podido recuperarlo”, explica a este diario la delegada municipal de Parques y Jardines, Evelia Rincón, que ha estado presente en los trabajos de tala desde primera hora de la mañana. La edil popular recalca que lo que está haciendo el Ayuntamiento es cumplir con la decisión que se adoptó en el pleno de septiembre de 2024 en el que se acordó, a petición de los grupos ecologistas, otorgar una moratoria de seis meses para tratar de recuperar el ficus, pese a que el informe de su departamento había certificado el “colapso final” del árbol. “En este tiempo se ha ampliado el alcorque, se ha regado, se le ha realizado un tratamiento, pero no se ha podido recuperar”, sostiene Rincón, que alega que el consistorio ha esperado incluso más de esos seis meses a ordenar su apeo para ver cómo evolucionaba durante la primavera con las lluvias.

Los ecologistas, sin embargo, recelan de las explicaciones ofrecidas por el Consistorio. “No se ha hecho nada por parte del Ayuntamiento en estos meses para recuperar el ficus, el riego lo hemos hecho nosotros. Hemos solicitado un informe sobre las intervenciones y el estado final tras la moratoria, pero no nos han explicado nada”, señala Inés Bonilla, una de las portavoces de la Plataforma en defensa del Ficus de San Jacinto.

Inicio de los trabajos de tala del ficus de la calle San Jacinto en Sevilla.

Fue un informe elaborado por el catedrático y profesor emérito de la Universidad de Sevilla, Manuel Enrique Figueroa, para su organización y que se presentó en el pleno del Ayuntamiento a través del grupo Con Podemos-IU el que logró forzar la moratoria. “Se concluía que el ficus era un árbol muy especial y que podría tener un 5% de vida”, recuerda Bonilla. En esos meses sí lograron surgir brotes, tal y como certifica Amelia -que ha acumulado en su móvil una colección de imágenes de la evolución del ejemplar centenario-, mostrando una foto tomada en diciembre de 2024. “A partir de entonces comenzó a perder hojas. Nosotros hemos visto que hay taladros en el tronco, sospechamos ya de todo”, abunda Bonilla.

Las plataformas ecologistas siempre han defendido que detrás de la muerte del ficus centenario hay un “cúmulo de interés económicos y políticos”. En agosto de 2022, el consistorio autorizó el apeo apoyado en un informe arquitectónico encargado por la iglesia de San Jacinto, responsable última del mantenimiento del árbol al estar dentro de su propiedad, en el que se constataban los daños que las raíces ocasionaban al templo. El párroco también alegaba razones de seguridad y esgrimía el accidente de una mujer que quedó gravemente herida tras caerle una rama de gran tamaño. “El ficus también era patrimonio. Como historiadora del arte respeto que la iglesia de San Jacinto debe ser preservada, pero había manera de equilibrar y hacer posible la convivencia entre la naturaleza y el arte”, defiende Amelia.

Un operario del Ayuntamiento, durante la tala final del ficus de la calle San Jacinto, en Sevilla.

Una placa conmemorativa, en su lugar

Las razones de seguridad son las que también ha alegado ahora el Ayuntamiento para justificar la tala definitiva. La primera intención del Consistorio era hacer dejar el tocón y tallar con la madera del árbol una librería, pero, tal y como explica Rincón “la madera no es de suficiente calidad y el estado de putrefacción del tronco es mayor del que pensábamos”. Por eso, en su lugar, se pretende dejar una sección de un metro y colocar una placa conmemorativa “que ilustre la historia centenaria del ficus y la lucha el movimiento verde”.

Sin embargo, esta decisión tampoco satisface a la plataforma, que había pedido mantener el tronco seco tal y como está “como símbolo de la brutalidad resultado de la desidia y los intereses de administraciones y la iglesia”, remarca Bonilla. Explica que el pasado mes de junio hicieron llegar a la Junta de Distrito de Triana un informe en el que se certificaba que no existía peligro para la seguridad de los ciudadanos que el ficus se mantuviera en pie, tal cual está. “No parece que le haya llegado a la delegada”, sostienen Bonilla.

Amelia, como vecina, también es partidaria de que se hubiera mantenido el ficus tal cual estaba, pero es consciente de que en el barrio hay otras opiniones. “Entiendo el valor sentimental y que permanezca como una especie de testigo de la barbaridad que se ha hecho, pero ¿tiene sentido? Particularmente, pienso que no, el aspecto es un poco fantasmagórico e impide la vista de la fachada de la iglesia. Lo que se tendría que haber hecho es mantenerlo o recuperarlo, pero una vez muerto…”, explica Rosa Daza, otra vecina trianera que también recoge con su móvil los últimos estertores del tronco centenario del ficus de San Jacinto.

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Sobre la firma

Eva Saiz
Redactora jefa en Andalucía. Ha desarrollado su carrera profesional en el diario como responsable de la edición impresa y de contenidos y producción digital. Formó parte de la corresponsalía en Washington y ha estado en las secciones de España y Deportes. Licenciada en Derecho por Universidad Pontificia Comillas ICAI- ICADE y Máster de EL PAÍS.
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