Antonio Diosdado, portavoz de la UME: “El fuego se nos echaba encima”
La unidad tiene a 1.000 militares desplazados para los trabajos de extinción

A 60 kilómetros de Valladolid, en una estación de servicio de la autovía A-6 de A Coruña, cuatro militares de la Unidad Militar de Emergencia (UME) apuran el bocadillo pasadas las 15.00 de este miércoles. El grupo forma parte de los retenes desplazados a los distintos puntos en una España que arde. Dependiente del Ministerio de Defensa, sus efectivos están desplazados en las zonas con el nivel 2 de emergencia, estado declarado por los gobiernos de las comunidades autónomas en coyunturas dramáticas como la oleada de fuegos de esta semana. Una vez activado el nivel 2, ya es posible requerir los servicios de la UME. Este miércoles, con 14 incendios activos por la mañana, había más de 1.000 militares en primera línea y otros 2.500 dando apoyo logístico o aguardando en los carteles para hacer el relevo. Como ejemplo, en Molezuelas de la Carballeda (Zamora), donde las llamas han arrasado más de 22.000 hectáreas, había 217 militares.
“Nuestra labor se centra en atacar el fuego y generar cortafuegos, también la defensa de los pueblos, en dar apoyo a bomberos y Guardia Civil”, cuenta por teléfono el cabo primero Antonio Diosdado, que permanece en la provincia de Zamora, después participar en la tarde de este martes en el desalojo de los vecinos de uno los municipios de Castilla y León donde el fuego llegó hasta las casas, Abejera, uno de los ocho pueblos zamoranos desocupados. Diosdado y otros compañeros se dirigieron en torno a las 18.00 de este martes a esta aldea vivía de la España vaciada, de 111 habitantes, para dar el relevo a sus compañeros y colaborar en las labores de extinción.
Pero, de repente, todo cambió en un suspiro. “Empezó a hacer un viento tremendo, la llama se reavivó en un momento. Se avisó a la gente que tenía que salir, en cuestión de tres minutos teníamos el fuego delante”, relata Diosdado. Como cuerpo militar, la UME está adscrita al Ministerio de Defensa, aunque en los incendios, sobre el terreno, las directrices las recibe del coordinador de la emergencia, dependiente del Ejecutivo autonómico, en este caso, de Castilla y León. En cada uno de los fuegos activos, se nombra a dicha figura para que tome el mando y envíe las órdenes al personal local, autonómico o estatal adscrito a ese punto.
Tras las críticas recibidas por falta de medios, el presidente de Castilla y León, el popular Alfonso Fernández Mañueco, ha rechazado este miércoles las acusaciones. “Los técnicos nos iban demandando aquello que se necesitaba y se ponía a su disposición”, se ha defendido y ha culpado a las “circunstancias meteorológicas” del rápido avance de las llamas. “No es un problema del operativo porque cuando las circunstancias meteorológicas daban tregua como esta noche los operarios han avanzado rápidamente y hoy estamos mejor”, ha asegurado.
La Ley de Montes, el Real Decreto 15/2022 y el artículo 148 de la Constitución establecen que la prevención, gestión forestal y extinción de incendios corresponde a los Ejecutivos autonómicos. En el caso de la coordinación entre administraciones, el cabo primero Diosdado niega que haya problemas de entendimiento entre los recursos autonómicos y los militares. “Es un modus operandi habitual“, explica por teléfono. “Se prepara durante el resto del año para que la interoperatividad no pille de nuevas. Hacemos ejercicios conjuntos con todos en los que tratamos todas estas emergencias”, añade.
En Abejera, el primer rescate que acometió Diosdado fue el de una familia con tres coches, entre los que se encontraban tanto menores como ancianos. “Con los nervios, no atinaban con las sillas de los niños... les ayudamos, nos pusimos en la cabeza del convoy para que nos siguieran”, rememora. “Nos preguntaban que qué hacían después; llamamos al 112 y nos pasaron con el coordinador de la emergencia, que nos dijo a qué albergue tenían que dirigirse”, relata. Además de los vecinos de Abejera, donde hay dos heridos críticos, unas 8.000 personas han tenido que ser desalojadas por el fuego que asola España.
“Cada dos, tres, cuatro años, hay un verano que es especialmente fuerte, bastante complicado, es posible que sea el peor verano en algunas zonas, como en Zamora, después del verano de 2022 que quemó la Sierra de la Culebra”, explica el cabo primero. En el caso de Abejera, “fuera de las previsiones de lo que podía llegar a ser el incendio, si diseñas un plan de ataque y de repente hay un microclima pequeño, con mucho viento, pues se propaga más de lo que esperas, el fuego casi se nos echaba encima”.
Una de las dos víctimas mortales de esta semana es la de un voluntario que participaba junto a efectivos de la Junta en tareas de extinción. Diosdado afirma que, en ocasiones, los vecinos les ayudan aportando información sobre las vías de los pueblos o los puntos hidrográficos. Después de asistir a la familia de tres vehículos para que abandonara Abejera, el cabo primero y sus compañeros regresaron al pueblo. “Varios equipos se habían quedado defendiendo las casas a las que había alcanzado el fuego, con ayuda de los propios vecinos estuvimos apagando esos pequeños fuegos”, indica. Diosdado explica que, en ocasiones, hay gente que tarda más en abandonar sus hogares o que busca salvar lo que puede. “Los hay que ven peligrar sus casas y van a ayudar, pero se pueden poner en peligro”.
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