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La Guardia Civil frustra un alijo de cocaína en la costa de Barbate

Los agentes han intervenido un fusil de asalto y 220 kilos de una droga que comienza a estar presente en los portes de las mafias locales

Un agente de la Guardia Civil abriendo uno de los fardos de coca incautados en Barbate.
Jesús A. Cañas

Los operativos, registros y decomisos policiales en el Estrecho de Gibraltar son como migas de pan que dan pistas del camino que el narco local ha emprendido en el negocio. Sucedió con el uso de radares de contravigilancia, el empleo de armas o la aparición de nuevos puntos de alijos por la costa andaluza. Todos fueron indicios, descubiertos primero en operaciones, confirmados luego como nuevas pautas de los traficantes. La duda que inquieta ahora a los agentes es si las cada vez más periódicas intervenciones de cocaína las costas de Cádiz y Sevilla quedarán solo en destellos puntuales o seguirán el mismo camino.

La costa de Barbate ha sido el escenario de uno de esos sucesos, después de que la madrugada de este pasado jueves la Guardia Civil frustrase un alijo de cocaína en el que han decomisado hasta un fusil de asalto, listo para ser utilizado. Los agentes han intervenido nueve fardos de cocaína, con un peso aproximado de 220 kilos, según ha confirmado la Comandancia de Cádiz en un comunicado emitido este mismo jueves. En el operativo, que intervino justo cuando se iba a realizar un salto de la droga desde la semirrígida en la que viajaba hasta un vehículo que debía llevársela tierra adentro, ha sido detenida una persona que se encontraba en la zona, acusada de ser la encargada de recibir la mercancía.

El suceso se ha producido a la 1.30 de esta madrugada en la playa de la Hierbabuena de Barbate. Los agentes se trasladaron hasta ese punto después de que el Sistema de Vigilancia Exterior (SIVE) detectase una embarcación que “navegaba de manera sospechosa con rumbo a la zona”, según explican desde el instituto armado. Pocos minutos después del avistamiento, el dispositivo de agentes de interceptación en tierra se toparon con el alijo. La presencia policial dio lugar a una huida en dos sentidos. La embarcación semirrígida —de tipo narcolancha, según pudieron divisar los guardias civiles— huyó mar adentro. En tierra, un turismo emprendió una huida “sumamente agresiva”, según asegura la institución. El conductor intentó atropellar a dos de los agentes que componían el dispositivo de cerco, que “tuvieron que saltar a un lado para evitar ser atropellados”.

Tras la escaramuza, los agentes pudieron intervenir los nueve fardos de cocaína que han arrojado un peso aproximado de 220 kilos que habían quedado abandonados en la arena de la playa. Junto a la mercancía también han encontrado un fusil de asalto con dos cargadores unidos entre y repletos de munición listos para ser utilizados. El detenido, que ha sido trasladado a dependencias de la Guardia Civil de Cádiz, está siendo investigado por un delito contra la Salud Pública por tráfico de drogas y está previsto que pase a disposición del Juzgado de Instrucción en funciones de guardia de Barbate. Además, la Comandancia continúa con las diligencias e investigaciones para localizar al resto de los autores.

Este operativo se suma a otros decomisos recientes de cocaína que mantienen en vilo a los investigadores. En los últimos años han sido varios los cargamentos de polvo blanco decomisados o intervenidos en la costa de Cádiz, especialmente en el Guadalquivir, pero la mayor periodicidad ha puesto en guardia a los agentes. A principios de año, en apenas un mes, la Guardia Civil intervino en el conocido como río del hachís casi 19 toneladas, valoradas en unos 570 millones de euros, en tres operativos distintos. El incremento es más llamativo si se tiene en cuenta que de las 15 toneladas de drogas que intervino la Guardia Civil de Sevilla de noviembre de 2024 a enero de 2025, nueve son ya cocaína.

Los investigadores temen que el cambio del hachís por la cocaína, mucho más valiosa y, por tanto, peligrosa en sus portes, comience a ser una tendencia. Ven diferencias con la presencia de cocaína detectada antes y que se circunscribía a pequeños portes en lanchas de hachís o a alijos aislados. Ahora, los agentes ya hablan de cargamentos completos de esta droga, que llegan por la vía de alta mar en terceras embarcaciones, como pueden ser submarinos o veleros, y que se embarcan en narcolanchas para penetrar en la costa. El manejo de una mercancía mucho más valiosa se ha sumado al hecho de que, cada vez, los narcotraficantes recurren a una mayor cantidad de armas para autoprotegerse de vuelcos o robos de droga, algo ya detectado por la Fiscalía Antidroga hace años.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.
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