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La doble vida perfecta de Santos Cerdán

El ex secretario de Organización del PSOE consiguió supuestamente engañar a casi todos: hombre cordial, vecino corriente, socialista comprometido y político respetado. Hasta que el informe de la Guardia Civil reveló su cara B

El exsecretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, saliendo de su domicilio, el 18 de junio.
Antonio Jiménez Barca

El domingo 8 de junio, como siempre a esas alturas del año, el pueblo de Milagro, una localidad agrícola y próspera de 3.600 habitantes del sur de Navarra, celebró el día grande de la Fiesta de la Cereza. Hubo, entre otras actividades, concurso de postres, comparsas de gigantes y pasacalles y venta de cajas de cerezas, famosas en toda la región. A la fiesta, también como siempre, acudió uno de los hijos más ilustres del pueblo: Santos Cerdán, secretario de Organización del PSOE, mano derecha de Pedro Sánchez. El dirigente socialista, con un polo oscuro, gafas de sol y unos pantalones vaqueros, pasea por las calles de Milagro junto al senador socialista Javier Remírez, el consejero de Economía del Gobierno de Navarra, José Luis Arasti, y el entonces secretario de Organización de los socialistas navarros, Ramón Alzórriz. Todos, junto a otras personalidades del socialismo local, posan después para una foto que el senador cuelga luego en sus redes sociales: “Magnífica mañana en Milagro”. Santos Cerdán aparece en el centro de la foto, sonriente.

En teoría, muy pocas personas son conscientes esa mañana de que ese tipo que sonríe lleva una doble vida, a juzgar por las investigaciones policiales. Solo lo saben, aparentemente, él mismo, los compañeros de la supuesta trama... y un puñado de guardias civiles especializados en delitos económicos de la Unidad Central Operativa (UCO), que acaban de entregar al juez un informe que cuando se haga público, el jueves siguiente a ese domingo de la cereza, va a cambiar para siempre la vida y la imagen política y personal de Cerdán. Y de paso va a poner contra las cuerdas a un Gobierno estupefacto.

Santos Cerdán, en el centro de la foto, con polo oscuro y gafas de sol, en la Fiesta de la Cereza de Milabro (Navarra), el 8 de junio de 2025.

Santos Cerdán, Santi para los conocidos, dimitido de todos sus cargos, imputado ya por cohecho y organización criminal por el juez que investiga también a Koldo García y al exministro José Luis Ábalos, nació en este pequeño pueblo navarro hace 56 años. Procede de una familia de clase media tirando a media-baja. Su padre fue conductor de autobús de línea y tuvo carné del PSOE. Su madre trabajaba como ama de casa. Uno de sus abuelos, fontanero, fue represaliado por motivos políticos tras la Guerra Civil y pasó varios meses en la cárcel. Él estudió un módulo de FP de técnico de electrónica industrial y trabajó, entre otros sitios, como encargado del mantenimiento de una línea de envasado de la empresa Gelagri, especializada en comercializar verduras congeladas, una de las riquezas, junto con las cerezas, de Milagro. En 1999, con 30 años, se afilió al PSOE y en las elecciones municipales de ese año salió elegido concejal. Comenzaba su carrera política. Cómo un concejal de un pequeño pueblo se transforma en no muchos años en el protagonista de un trío de presuntos corruptos con capacidad para tumbar un Gobierno y una legislatura es uno de los enigmas de esta historia.

Un “entusiasta”, un “currante”

Un exdirigente socialista navarro de aquella época, que prefiere no dar su nombre para que no se le relacione con Cerdán (nadie en Navarra está dispuesto ahora a que se le relacione ni de lejos con Cerdán), se fijó en él: “Era un tipo con mucho sentido común, muy entusiasta, con muchas ganas de trabajar, muy currante. Durante un tiempo se ocupó de la zona de Tudela, de tratar de subir el número de militantes, cosa que consiguió, de organizar los actos del partido, de estar en las sedes, de asistir a la gente, de ir de acá para allá, de llevar para adelante eso”. Para entonces, 2008, ya estaba liberado de la empresa de las verduras congeladas, en régimen de excedencia, y trabajaba solo para el partido.

Una mujer camina por Milagro, pueblo de Cerdán.

En 2011 se convirtió en secretario de Organización del Partido Socialista de Navarra. Trabajaba en Pamplona, pero no dejó la casa que se había comprado en 1994 en Milagro y que compartía con su mujer y su hija. Todos los días recorría los 56 kilómetros que separan las dos localidades. Aún conserva esa casa, un chalet adosado normal de dos plantas en una calle perfectamente normal de una esquina normal del pueblo. “Las contraventanas esas cuestan un dinero, ¿eh?”, decía el miércoles una vecina malpensada al lado del chalet cerrado. Pero la inmensa mayoría de los vecinos consultados aseguraban que la principal característica de su más famoso paisano era, paradójicamente, la de ser un tipo corriente, de gustos corrientes.

Cerdán fue elegido diputado autonómico en 2014. Un paso adelante. Pero un año antes había conocido en Pamplona a Koldo García, uno de los personajes de la cara B de su vida: un paso hacia la sombra. García es un expolicía, exguardaespaldas, exguardia de seguridad y exconcejal socialista al que Cerdán tratará siempre como a un subalterno, del que se servirá como chico para todo y con el que pronto se aliará para llevar a cabo los presuntos contratos amañados. Lo de chico para todo es literal: el 13 de julio de 2014, día en que se celebraban las primarias para elegir secretario general del PSOE, Cerdán, que apoyaba a Pedro Sánchez, envió este mensaje a Koldo: “Apuntas como que han votado esos dos que te faltan sin que te vea nadie y metes las dos papeletas”. “Ya está”, le respondió poco después Koldo, que tenía registrado a Cerdán en su teléfono como un “Santos jefe psoe”.

Santos Cerdán, Pedro Sánchez y María Jesús Montero, en el Congreso, en diciembre de 2024.

Un parlamentario navarro que compartió con Cerdán muchos años de vida política lo recuerda como un compañero cordial y un diputado no muy hábil en la tribuna, al que no le gustaba dar discursos porque sabía que no se le daban bien. Un hombre consciente de sus limitaciones, con poca formación teórica, pero con el instinto político lo suficientemente desarrollado como para olfatear a distancia que el futuro del socialismo en la región, liquidada ETA, pasaba por aliarse con la izquierda, incluida Bildu, y desprenderse de la tutela de Unión del Pueblo Navarro (UPN). Además, añade, le gustaba el enfrentamiento directo con la derecha y cumplía su palabra a la hora de negociar.

Al describir su faceta personal, este parlamentario coincide con los vecinos de Milagro: “Lo conocí en 2015. Era una persona normal, cordial, muy poco dada a la ostentación”. Era, según otro político que lo conoció durante ese tiempo, amable, discreto y accesible a los periodistas. Siempre ocupado en las tareas sordas del partido: tejer y destejer listas, arreglar averías orgánicas, acallar enfrentamientos… Un periodista local que lo trató mucho durante aquellos años añade que Cerdán insistía en que si la izquierda no lograba gobernar, él se iba a casa. “Tenía mucha convicción política. Decía siempre que a él no le importaba nada volver a la conservera, que se volvía a la fábrica tan tranquilo”.

Un acuerdo con un empresario

Por la misma época, en septiembre de 2015, un empresario guipuzcoano, Antxon Alonso, que ya había hecho negocios con Koldo, constituía Servinabar 2000 SL, una pequeña empresa que no llegó a tener nunca más de diez empleados. Tenía su sede en el segundo piso de una calle céntrica de Pamplona. A finales de ese año, conseguía, aliada con la todopoderosa constructora Acciona, una obra pública relacionada con una mina; en 2017, también aliada con Acciona, iba a hacerse con la reforma de un polideportivo público de Pamplona. Un año antes, en julio de 2016, Santos Cerdán había firmado un documento privado y hasta ahora desconocido por el cual Alonso le cedía el 45% de Servinabar.

El documento fue encontrado por la Guardia Civil en un maletín guardado en un altillo de la casa de Antxon. El informe de la UCO indica que el procedimiento era el siguiente: Acciona recurría a Servinabar 2000 para que esta sociedad, mediante su influencia política, le consiguiera contratos públicos a base de amañarlos. Al referirse a aquellos tiempos, Koldo García, en una conversación grabada en noviembre de 2023, afirma: “[…] Santos se ha quedado con dinero, que lo ha hecho delante de mí […] Y te puedo contar mil cosas, ganar billetes de 500 [euros] que le daba el de Gipuzkoa [en referencia Antxon Alonso] y mil cosas más”.

A Madrid con Sánchez

A finales de octubre de 2016, tres meses después de la firma de ese documento escondido, un Pedro Sánchez defenestrado y convertido para muchos en un cadáver político anunciaba que se lanzaba a recorrer España en su coche para tratar de reconquistar el liderazgo del PSOE. Era una empresa descabellada y pocos apostaron por él. Entre estos pocos, se contaba el secretario de Organización de Navarra y diputado autonómico Santos Cerdán. De nuevo obedeció a su olfato político y acertó. Intuyó que las bases socialistas iban a apoyar a alguien que desafiaba abiertamente al aparato, y volvió a acertar.

Cerdán puso toda su sabiduría, su conocimiento del partido y su trabajo de hormiguita en las agrupaciones y en las federaciones para conseguir avales a fin de respaldar a Sánchez y consiguió reunir casi 60.000. De aquella época, febrero de 2017, es la foto tomada en la localidad riojana de Aldeanueva de Ebro en la que aparece Sánchez, con una cazadora de cuero, saludando en la calle a un grupo de simpatizantes acompañado de Cerdán y Ábalos. Koldo García, con gafas de sol, apoyado en una pared cercana, observa la escena un poco apartado. Aldeanueva de Ebro está solo a 16 kilómetros de Milagro, el pueblo de Cerdán. La noche antes, el futuro presidente del Gobierno había dormido en la casa de siempre de su colaborador.

Contra todo pronóstico —pero no contra los cálculos de Cerdán—, Sánchez ganó las primarias. En junio de 2017, el diputado navarro es ascendido y nombrado secretario de Coordinación Territorial del PSOE. Dejó sus cargos en Navarra. Se trasladó a Madrid. La carrera política ganaba en relevancia, velocidad e intensidad. Al mismo tiempo, el alquiler de su nuevo piso de Madrid corría a cargo de Servinabar SL, que seguía ganando contratos de obras públicas, ya no solo en Navarra. Junto con él, a Madrid se traslada Koldo García, que iba a convertirse primero en el chófer del nuevo secretario de Organización, José Luis Ábalos, y después, cuando este fuera nombrado titular de Fomento, en asesor personal del ministro. La supuesta trama de tres se establece en la capital.

Políticamente, Cerdán seguía siendo en Madrid discreto, eficaz, hábil. Poco amigo de figurar en primer plano. Pero dado a influir por detrás. En 2019, consiguió por primera vez el acta de diputado nacional por Navarra. Aquel año jugó un papel importante al convencer a Sánchez, ya presidente de Gobierno, de que el Partido Socialista de Navarra debía hacerse con el poder aunque para eso necesitara contar con el apoyo de Bildu.

Ya hacía algunos meses que Koldo García, el fiel Koldo, había empezado a grabar secretamente conversaciones entre él y Cerdán, entre él y Ábalos o a tres bandas, unas conversaciones lo suficientemente comprometedoras como para formar la espina dorsal del informe de la UCO. De ellas, la Guardia Civil deduce que Santos Cerdán “gestionó” 620.000 euros que le llegaron a la trama en concepto de sobornos. Y que esperaban cobrar otros 450.000. En las grabaciones, que a veces parecen una mezcla de Los Soprano con Pepe Gotera y Otilio, Cerdán se muestra con frecuencia receloso, desconfiado y cauto, apelando a los otros dos, sobre todo a Koldo, a ser prudentes: “Me preocupa el ruido que hay, esto nos puede perjudicar”, “coño, hay que parar el ruido y punto, ya te lo he dicho”, “Koldo, que no quiero que hables de esto, de esto no se habla”.

El 24 de julio de 2023, un día después de las elecciones, Cerdán encara la misión más difícil de su carrera política: entrevistarse con Carles Puigdemont para arrancarle el compromiso de que sus decisivos diputados apoyarán la investidura de Pedro Sánchez. Lo logra. Ya es el todopoderoso secretario de Organización del PSOE y mano derecha del presidente. Una diputada socialista cuenta ahora que ejercía el poder orgánico de un modo prepotente y machista, que comandaba un grupo de colaboradores al que llamaban “la cuadrilla de los machotes”. Pero, en público, nadie discutía al dirigente que había traído bajo el brazo el acuerdo con Junts.

La de Puigdemont no es la única misión delicada que debió encarar. En febrero de 2024, Pedro Sánchez encargó a su hombre de confianza —por entonces nadie, aparentemente, sospechaba de Cerdán— que acudiera a la casa en Rivas Vaciamadrid del defenestrado Ábalos para convencerle de que renunciara a su acta de diputado, por un escándalo de corrupción con contratos de mascarillas en su ministerio maquinados por su asesor… Koldo García. La conversación entre Cerdán y Ábalos de ese día daría para una novela.

Santos Cerdán, el 12 de junio, leía en su móvil el contenido del informe de la UCO.

Cuando el miércoles 11 de junio, tres días después de la fiesta de la Cereza, comenzó a saberse que el informe de la UCO acusaba a Santos Cerdán de cohecho y de enriquecerse con contratos fraudulentos, y de que existían unas grabaciones reveladoras, nadie o casi nadie en el PSOE se lo podía creer, dada la imagen casi perfecta de su secretario de Organización. Tampoco en el PSOE de Navarra, que se siente traicionado y aún en estado de shock (“de puto shock”, aclara un exdirigente socialista). Tampoco en su pueblo, Milagro. Las dos hipotéticas vidas de Santos Cerdán, la evidente y la secreta que presuntamente refleja el informe de la Guardia Civil, han discurrido paralelas sin encontrarse nunca. Hasta la mañana del jueves 12, cuando se hizo público el informe. Hasta el momento de esa mañana en el que el propio Santos Cerdán, sentado en su escaño del Congreso, comenzó a leerlo en su móvil.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.
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