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Sánchez se refugia en La Moncloa para buscar salidas a la crisis del PSOE mientras da la batalla en la OTAN

El presidente cita a Illa, pero los entornos de ambos descartan que hablaran de la sucesión o de una salida de la Generalitat

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibe al rey Abdalá II de Jordania, en el Palacio de la Moncloa, el 5 de junio.Foto: Alejandro Martínez Vélez (Europa Press) | Vídeo: EPV
Carlos E. Cué

La coctelera explosiva de la política española vivió este viernes una nueva jornada de vértigo, con una imagen durísima para el PSOE, con la Guardia Civil entrando en su sede central en la calle Ferraz para buscar los correos electrónicos de Santos Cerdán, el ex secretario de organización, mientras el presidente se reunía en La Moncloa varias horas con Salvador Illa, uno de los hombres clave del partido y siempre en las quinielas para una posible sucesión, y a la vez mantenía un durísimo pulso con EE UU y con la OTAN por su rechazo a comprometerse a llegar al 5% de gasto en defensa.

Pese a toda esta vorágine, el entorno del presidente insiste en que, vistas desde dentro de La Moncloa, las cosas son más normales de lo que parecen desde fuera y no hay una situación de inminentes decisiones drásticas, y mucho menos de dimisión del líder del PSOE, sino lo contrario: Sánchez está haciendo muchas llamadas y reuniones con los principales dirigentes socialistas, entre los que está Illa y todos los demás líderes territoriales, -también habló este viernes con la navarra María Chivite- y antes con los portavoces de los grupos, para perimetrar el tamaño del boquete que le ha abierto la presunta corrupción de sus dos últimos secretarios de organización, y a partir de ahí tomar decisiones con vistas al Comité Federal del PSOE del 5 de julio, donde reorganizará el partido, y también prepara un paquete de medidas de regeneración democrática para presentarlas en una comparecencia en el Congreso el 9 de julio.

El PSOE vive un ambiente de depresión y ansiedad muy fuerte, y cada movimiento es analizado con lupa y desata todo tipo de rumores. Por eso cuando se conoció que Illa estaba en La Moncloa y había despejado su agenda en Cataluña para acudir a Madrid, la posibilidad de que eso implicara una salida a la crisis que pasara por la caída de Sánchez para poner en su lugar al president de la Generalitat, un hombre clave en la cúpula del poder socialista, se empezó a mover en distintos sectores.

Pero fuentes tanto del entorno de Sánchez como del de Illa desmienten por completo esta hipótesis e insisten en que la reunión era para analizar juntos la grave situación política creada tras el demoledor informe de la UCO contra Santos Cerdán y pensar en posibles soluciones, especialmente para el partido. Sánchez tiene que elegir un nuevo o nueva secretaria de organización, dar un cambio muy importante a la Ejecutiva, y tratar de lanzar el mensaje de una transformación profunda para que algo así no pueda volver a suceder. Y en ese contexto la opinión de Illa es muy relevante, porque es el socialista con más poder después de Sánchez y una persona muy escuchada por el presidente y por otros líderes del partido. Pero fuentes del entorno de Illa insisten en que en ningún caso se está trabajando en un escenario de que él deje la Generalitat que tanto les ha costado alcanzar después de años de hundimiento del PSC para volver a la política española.

Sánchez insiste en público, pero también en sus conversaciones privadas, según varias personas que han hablado con él en estos días, en que no quiere hacer ahora ningún cambio de Gobierno porque el Ejecutivo no está directamente implicado en la corrupción, es una cuestión más focalizada en el PSOE, y también porque políticamente ahora no es el momento para algo así. Muchos dirigentes consultados creen que el presidente no tendrá más remedio que hacer una crisis de Gobierno si quiere recuperar algo de aire político.

El presidente ha despejado su agenda el fin de semana para concentrarse en los dos asuntos que le ocupan todas las horas en los últimos días: la crisis en el PSOE, por un lado, con reuniones y llamadas con todos los dirigentes para escuchar su análisis —él no suele contarles sus planes, se limita a tomar nota de sus opiniones— que continuarán este sábado y este domingo, y la batalla en la OTAN, por el otro, porque el martes empieza la cumbre en La Haya y Sánchez está dispuesto a mantenerse firme en su rechazo a aumentar el gasto más allá del 2,1% que en Defensa creen que es suficiente para cumplir todos los objetivos que ha diseñado la alianza.

Esta es una batalla con un trasfondo técnico, porque el Gobierno español cree que es un despropósito plantear un 5% solo porque lo exige Donald Trump sin un argumento técnico detrás, sin objetivos, sin saber para qué, sin tratar de unificar los esfuerzos europeos.

Pero sobre todo tiene un claro componente político: Sánchez estaba bastante decidido a hacer este plante antes del informe sobre Cerdán, porque era una batalla importante para él y porque parece convencido de que el 5% es un error garrafal que forzaría a hacer recortes sociales que la mayoría de los españoles rechazan, pero el escándalo ha reforzado aún más la oportunidad política de una batalla como esta, en la que presumiblemente tendrá el apoyo de la mayoría de los grupos de la investidura. Aun así, el plante no es definitivo, ahora se abre una negociación que podría resultar fructífera, aunque parece difícil si Trump, que irá a la cumbre, insiste en que quiere un compromiso del 5% de todos porque Sánchez no va a aceptar en ningún caso eso, según su entorno.

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Sobre la firma

Carlos E. Cué
Es corresponsal político de EL PAÍS, encargado de la información del Gobierno y de los viajes del presidente. Antes fue corresponsal en Buenos Aires y está especializado en información política, siguiendo a distintos gobiernos y a varios partidos. Ex alumno del Liceo Italiano de Madrid, se licenció en Economía y cursó el máster de EL PAÍS.
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