Néstor Reina o cómo llevar a la literatura las cualidades de un fino estilista del tejido
El diseñador de vestuario se encomienda a santa Rita en su primera novela, en la que trata de exorcizar el trauma de su relación con el padre sin renunciar al humor inspirado en ‘Sexo en Nueva York’

De todo el imaginario de santas que rige el mundo espiritual de Néstor Reina, la única no pagana es santa Rita. Reina, que la descubrió mientras acababa la universidad, no necesita creer en Dios para tener fe en ella: “Un día le puse una vela y le dije que quería mudarme a Barcelona y vivir en un piso con mis amigas. Y se cumplió. Desde entonces, todo lo que me ha pasado en la vida ha sido porque antes he ido a santa Rita. En el último Sant Jordi le dejé mi libro como agradecimiento”. Néstor Reina (Sant Pere de Ribes, Barcelona, 35 años) es estilista y diseñador de vestuario para series como A muerte, de Dani de la Orden, películas y publicidad. El libro que dejó como ofrenda a la santa es su primera novela, La naturaleza nos acabará abrazando, un pequeño milagro en el que dos mundos tan distintos como la literatura y la moda se encuentran sin daños colaterales que lamentar, al contrario. “Soy un estilista al que le ha dado por escribir. Tampoco es tan difícil dedicarse a varias cosas. Pero sí, a la gente de la moda le ha sorprendido mucho este paso”.
De pequeño ya le daba por escribir en una libreta en la que iba anotando cosas entre las clases, durante los trayectos a Barcelona. Hace cuatro años se puso con un proyecto literario de género indefinido cuyo objetivo era exorcizar el trauma de la relación con el padre. Pero la pareja con la que llevaba ocho años le dejó y el texto tomó su propio camino. “Me ha salido algo raro, un texto contado por una voz híbrida. Los capítulos no funcionan de manera cronológica y todo el rato estoy hablando de mí mismo”. En cierto modo, Reina ha hecho un poco lo que hizo la estilista Patricia Field —otra de sus santas— en Sexo en Nueva York, mezclar colores y estampados sin cortarse un pelo. “Es que me inspiré mucho en la serie, sobre todo al escribir las partes más cómicas. La veo lo mismo que veo a Lars von Trier, a Carla Simón o una peli tailandesa de dos chicos gais que se encierran en una mina y mueren ahogados”.
De adolescente se veía siendo escritor, pero como era mal estudiante, en lugar de periodismo o literatura comparada, eligió la moda. “Para mí es una forma de escribir. Construyes personajes. Solo que, en lugar de escribirlos, los dibujas o los vistes. Me gusta poder expresarme a través de la ropa, cambiar de personalidad, aunque siempre voy de uniforme: camiseta blanca, tejanos, mocasines. La moda propició que desarrollara mi creatividad. Es algo artístico y, a la vez, frívolo, una contradicción que me atrae mucho”. No le interesan las tendencias ni la pronto moda y afirma que entrar a ciertas tiendas le parece un suicidio estético y ético. “Lo que me gusta son los grandes creadores: Raf Simons, Galliano, Versace, que era superhortera e increíble al mismo tiempo. Y Kate Moss, que llegó con ese aire de despreocupación como que le daba igual todo. Hay un antes y un después de ella. Las modelos ya no tenían que ser altas ni tener pechos grandes”.

Para acabar con Eddy Bellegueule, de Édouard Louis, fue el libro que le empujó a ponerse de una vez a escribir el suyo. “Explica su vida de una manera muy bonita, el conflicto con su padre, su homosexualidad, la disforia de clase, que es algo que yo también padezco. Vengo de una familia de clase trabajadora, pero desde que formé mi personalidad me siento diferente a ellos, como si fuese un burgués que va de bohemio e intelectual”, recuerda. Por eso, para intentar comprender y comprenderse, Reina echa mano de sus santas. De Virginia Woolf y su capacidad para describir el detalle. De la voz desbocada de Björk haciéndole sentir que era una criatura rara. De Lady Di, tan parecida a su madre: “Pelo rubio y corto, ojos azules; una Lady Di del extrarradio”. Todas esas figuras femeninas ya forman parte del título de su novela, de esa naturaleza que acaba imponiéndose igual que en la foto que la ilustra junto al epígrafe, flores naciendo entre dos rocas yermas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.