El concierto de Pink Floyd en Formentera que nunca tuvo lugar
La leyenda popular ha sostenido durante décadas que la banda de Syd Barrett actuó en 1971 en la inauguración mítico local de la isla, Club Tipic. También que Bob Dylan jugó al ajedrez en otro clásico formenterano, la Fonda Pepe. Nada de eso es cierto.


A finales de los años sesenta parecía casi obligatorio para cualquier banda británica buscar la inspiración musical y espiritual en lugares que, al menos para alguien nacido en Cambridge o Liverpool, resultaran exóticos. Los Rolling Stones se fueron a Tánger y los Beatles, a la India. Pink Floyd, a Formentera. Aún eran casi unos desconocidos cuando aterrizaron en la isla el verano de 1967 —justo acababan de lanzar su disco de debut—, invitados de una excompañera de la escuela de arte que tenía una casa en la isla pitiusa. De aquellos días quedan tres o cuatro fotos y una leyenda: que la banda actuó en la inauguración del Club Tipic, la mítica discoteca de Formentera que fundó uno de los grandes popes de la isla, Bartolomé Ferrer. En sus inicios fue la que atrajo al público más local y auténtico, en comparación con su entonces rival, la Magoo, que era más para extranjeros. Tras la muerte de Ferrer —recibió el impacto de un teléfono lanzado por su esposa durante una discusión, que le provocó un edema subcutáneo que acabó días después con su vida—, los hijos vendieron la sala. El local, con capacidad para 500 personas, ha ido cambiando de manos —llegó a ser parte del grupo Pachá—, hasta que en 2024 fue adquirida por un holandés. Se ha remozado buscando recuperar sus años de esplendor y reivindicando su legado.
“Cada pocos años, alguien me llama y me pregunta si ese mítico concierto tuvo lugar. La verdad es que no, jamás sucedió”, apunta Carmelo Convalia, periodista hoy jubilado con más de cuatro décadas de labor en Formentera. “Pink Floyd estuvieron y dejaron huella. Aubrey Powell, su productor y diseñador, volvió muchas veces, y David Gilmour, que en aquel verano de 1967 aún no había entrado en el grupo, también. Pero jamás hubo concierto”.
Como no puede haber fantasía musical de finales de los años sesenta sin la presencia de Bob Dylan, otra de las fábulas que lleva décadas recorriendo Formentera es la de la presencia durante unos meses del autor de Blonde on Blonde. “Otra mentira”, zanja Convalia. “Lo que sucedió es que mucha gente realmente creyó ver a Dylan porque todo dios iba vestido como él. Se ligaba mucho con esas cazadoras y esos rizos”. De entre todos los dobles de Dylan que pululaban por la isla destacaba uno, un tal Eric Chefé, al que se recuerda por su enorme parecido y por ser traficante de drogas, pero no por sus canciones. El culmen de la ensoñación dylaniana llegó cuando el hoy fallecido músico, catedrático y consejero del PP balear Pius Tur Mayans afirmó haber jugado al ajedrez en la mítica Fonda Pepe con el de Minnesota. “Unos años antes de su muerte me encontré a Mayans en un bar. Le pregunté si él alguna vez había afirmado tal cosa. Se encogió de hombros y me respondió: ‘Si lo dicen…’. Creo que ya no estaba muy en sus cabales, porque le miré a los pies y llevaba las zapatillas de ir por casa”, recuerda Convalia, que ha escrito refutaciones de los mitos de Pink Floyd y Dylan en Formentera.
“Lo que sí sucedió en el Tipic es algo que me parece mucho más importante que lo de Pink Floyd”, arranca Convalia, cuando ya esta charla que mantenemos en una cafetería del madrileño barrio de Conde Duque estaba a punto de darse por periodísticamente amortizada. “En 1973, unas 15 personas se reunieron en la sala en el que fue el primer encuentro en la clandestinidad de todo el arco de fuerzas demócratas de la isla”. La cita, convocada por Bartolomé Ferrer, entonces miembro del Partido Socialista Popular de Tierno Galván, fue disuelta por la Guardia Civil, que llevó presos a todos los allí congregados. Convalia remata: “Los soltaron inmediatamente y no se hizo ni atestado. ‘¿Qué iba a poner?’, me dijo el guardia civil que entró en el Tipic aquella noche”.
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