Ir al contenido
_
_
_
_
gastronomia innovadora
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El problema de asociar la belleza al éxito social

La sobrevaloración del físico, distorsionado por las presiones que llegan desde la publicidad y las redes sociales, impone un ideal de belleza asociado al éxito social

Belleza y éxito
Andoni Luis Aduriz

En el segundo plano de muchas dolencias está el pulso malogrado de la mesura frente a los placeres desaconsejados. En la práctica, como esa piedra en la que siempre se tropieza dos veces, la enfermedad llega a ser un modo de aceptar un estilo de vida más sobrio y esencial, aun cuando, como opinaba Santiago Rusiñol, “si no pudieran contar sus enfermedades, hay muchos que no estarían enfermos”.

Las estadísticas e informes que regularmente diseminan datos sobre las patologías de la población adulta en España aturden: un 20,13% de los ciudadanos sufre de hipertensión, un 18,03% de colesterol alto y un 14% de diabetes, aunque hay expertos que elevan estas cifras considerablemente a partir de los casos sin dictaminar. En algún momento de su vida, el 80% de la población ha sufrido dolores de espalda, un 70% cefaleas y entre un 30% y un 40% dolor cervical (cervicalgia). La artritis aqueja a más de siete millones de personas. Las afecciones alérgicas perturban al 15,96% de la ciudadanía, cifra que se eleva al 25% si se tiene en cuenta también a la población infantil. Un 15,78% de los españoles asegura padecer dolor en el cuello de forma crónica. Un 11,5% afirma sufrir de varices en las piernas, afección que se calcula sube a un 30% entre las personas mayores de 55 años. Debido a los nuevos estilos de vida, la mitad de la gente tiene alguna patología digestiva; otros tantos, hemorroides, y un 56% problemas bucodentales. Si a esto se le suman los datos referentes a la ansiedad, el insomnio, la incontinencia urinaria, el sobrepeso, la sordera, las actividades extraescolares, los que no llegan a fin de mes, los robos, los miedos, las marcas blancas y el dinero negro, cuesta entender que alguien conserve el ánimo suficiente para entrar en el debate de la maternidad subrogada o para que Instagram muestre tanta felicidad por publicación.

“No eres tú, es mi microbiota”, podría ser la respuesta para acabar con un flirteo. Me cuesta imaginar en aquella Verona del final del siglo de los genios a una Julieta Capuleto disolviendo el hechizo amoroso ante Romeo recurriendo a la descripción de las flaquezas de vientre derivadas de un estómago desconcertado, estragado y lleno de calenturas. La solución a la angustia del Montesco la brindó unos siglos antes el notable médico de reyes y papas, Arnau de Vilanova, en su obra Tractatus de amore heroico, designación con la que en la Edad Media se conocía a la enfermedad de la pasión amorosa no correspondida. La solución al insomnio, la tristeza y la falta de apetito derivados del mal de amores sugería atenuarlo mostrando los defectos del ser amado o distrayendo el pensamiento con actividades agradables, como dormir, conversar, pasear por la naturaleza, escuchar música, tener relaciones sexuales y sobre todo viajar, cuanto más lejos mejor.

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) en adolescentes de la edad de Romeo y Julieta han llegado con el desa­sosiego que ocasiona la figura corporal y el empleo de referencias no saludables a la hora de determinar la propia imagen. La sobrevaloración del físico, distorsionado por las presiones que llegan desde la publicidad, las series o las redes sociales, impone un ideal de belleza asociado al éxito social, familiar y profesional respaldado por los reportes que sostienen que la gente con “buena apariencia” tiene más oportunidades laborales, mayores retribuciones y se relaciona mejor que quienes no cumplen con las cualidades normativas. Y como el bienestar psicológico depende de la integración y de la aceptación social, la preocupación excesiva por el peso llega a transformarse en una prioridad, especialmente para las mujeres jóvenes, que deriva en comportamientos alimentarios anormales.

Estamos consiguiendo que la insatisfacción arraigue de tal forma que es ya un problema endémico y cultural modelado por ideas arbitrarias dentro de un estilo de vida frenético. Sostenía Gregorio Marañón que en este siglo acabaremos con las enfermedades, pero nos matarán las prisas. O los estereotipos. Inalcanzables, añadiría yo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Andoni Luis Aduriz
Andoni Luis Aduriz (San Sebastián, 1971) es un cocinero reconocido internacionalmente que lidera desde 1998 el restaurante Mugaritz, en Errenteria, con dos estrellas Michelin. Comunicador y divulgador, colabora desde 2013 con ‘El País Semanal’, donde comparte su particular visión de la gastronomía y su mirada interdisciplinar y crítica.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_