En bici por el valle del Almanzora: 142 kilómetros de la granadina Baúl a la murciana Almendricos
El antiguo ferrocarril que unía Murcia, Almería y Granada es hoy una excelente vía verde para disfrutar pedaleando de un paisaje árido, pero intensamente cultivado y humanizado, que parece sacado de una película del ‘far-west’

En las provincias levantinas de Alicante y Murcia y en la Andalucía oriental (Granada y Almería) hay cabreo histórico por la imposibilidad de viajar entre ellas en tren, pese a ser vecinas. Si se quiere ir del Mediterráneo a cualquier parte de Andalucía hay que subir a Alcázar de San Juan (Ciudad Real) para conectar allí con algún tren que baje de Madrid en dirección sur. Un rodeo de 600 kilómetros y muchas horas de espera para salvar, por ejemplo, los 277 kilómetros que separan por carretera Murcia de Granada.
Y el caso es que esa conexión existió y funcionó hasta 1985. Era el ferrocarril Guadix-Almendricos, una línea construida a finales del siglo XIX por dos compañías (una de ellas inglesa, The Great Southern of Spain Railway) que hacía de cordón umbilical entre la línea Linares-Almería y el ferrocarril de Granada por el lado andaluz, y la estación de Lorca, por el murciano, enlazando así la Andalucía oriental con la costa mediterránea. La justificación económica para construir este tramo era algo más que el transporte de pasajeros: la sierra de los Filabres almeriense es rica en hierro y de sus minas salían miles y miles de toneladas de material que llegaban por cable aéreo a las diversas estaciones, muy en especial a la de Serón, y desde allí seguían por ese ferrocarril hoy desaparecido hasta el cargadero del Puerto de Águilas, en la Región de Murcia, desde donde se exportaban a medio mundo.
Las minas cerraron en la década de los sesenta del siglo pasado. Y el viejo ferrocarril entre Guadix, capital de la comarca homónima granadina, y Almendricos, una pedanía de Lorca, aguantó un poco más con el tránsito de pasajeros hasta que el 1 de enero de 1985 Renfe decidió cerrar líneas deficitarias, y esta era una de las que más perdía.
Hoy la plataforma del viejo ferrocarril Guadix-Almendricos se ha reconvertido en una de las vías verdes más largas de España, casi 150 kilómetros que permiten recorrer en bicicleta la comarca granadina de Baza y el valle almeriense de Almanzora hasta el linde entre Andalucía y la Región de Murcia.
Dos apuntes importantes para quienes quieran ir. Uno: es mejor hacerla de oeste a este, es decir, de Baúl a Almendricos, porque así hay 1.200 metros de desnivel en descenso; en el otro sentido, aunque la plataforma de un tren nunca tiene más del 3% de desnivel, esa diferencia de altura se puede atragantar. Dos: no está terminada en su totalidad. El tramo de Arboleas a Huercal-Overa, de unos 20 kilómetros, es de momento impracticable y hay que salvarlo por carreteras y caminos alternativos.
Acabo de recorrerla con unos amigos y estos son los datos que necesitas saber para repetir la experiencia.
Etapa 1: Baúl (Granada) - Serón (Almería), 58,9 kilómetros
La vía verde del FC Guadix-Almendricos empieza en la estación de Baúl, una minúscula pedanía de Baza, de la que dista 21 kilómetros. La plataforma es de tierra apisonada y gravilla y está bien cuidada. En los primeros kilómetros se interna por un paisaje muy abierto de almendros, cereales y frutales. Los cerros desnudos, sin apenas árboles, recuerdan que estamos en la esquina sureste de la Península, la más árida. La primavera está radiante este año y miles de amapolas, margaritas y todo tipo de flores silvestres tapizan los ribazos de la vieja plataforma férrea. Un entorno bien distinto al que habrá en verano, estación que por estos lares se emplea a fondo y en la que es desaconsejable hacer esta ruta. El desnivel es negativo, del -1% durante casi toda la jornada, por lo que se pedalea muy cómodo. Antes de la estación de Zújar, hoy abandonada, hay un túnel —el más largo de los cuatro que tiene la vía verde— con iluminación automática. A los 23 kilómetros se cruza Baza, la capital comarcal. Aunque no pasa por ella, se puede hacer un desvío hasta su plaza Mayor para visitar la concatedral, el Museo Arqueológico y los cercanos baños árabes de la Mazuela.
En este tramo granadino, la señalización es correcta, no así las infraestructuras. Hay muchos cruces a nivel de carreteras con bastante tráfico y para salvar la autovía A-92 te desvía por un tubo de desagüe de una rambla que obliga a hacer una bajada muy pronunciada y luego una subida corta pero muy dura en la que, seguramente, cabarás empujando la bicicleta y las alforjas. Pasado Baza, aparece un largo puente de hierro sin reparar por el que es peligroso pasar y fuerza a cruzar el arroyo a las bravas (por fortuna, suele llevar poca agua).
Otra de las peculiaridades de esta vía verde es que cambia hasta cuatro veces de nombre, en función de la Administración local que haya contribuido a costearla. En esta zona de Granada se llama vía verde de la Sierra de Baza y está señalizada con los carteles blancos y verdes de la Fundación de Ferrocarriles Españoles. En el kilómetro 42, en el límite provincial entre Granada y Almería, empieza a llamarse Camino Natural de la Vía Verde del Hierro y los carteles son los blancos y rojos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
El cambio de provincia lleva aparejado también un cambio de firme en la plataforma. En Almería está bastante mejor mantenida, con la mitad asfaltada y la otra mitad de tierra apisonada. No hay ningún pueblo intermedio en el que comer, pero te puedes desviar en la antigua estación de Hijate hasta este núcleo de población, en torno a la carretera A-334, donde hay un par de restaurantes.
Un buen sitio para finalizar la etapa es Serón, a unos 59 kilóemtros de la salida, donde hay un hostal. Este es un pueblo con una bella estampa en la que sobresalen la enorme iglesia de la Anunciación y los restos de un castillo nazarí al que se puede subir para apreciar una maravillosa vista del valle del Almanzora. Serón nació hacia el siglo XIII como una fortaleza defensiva en la esquina nororiental del reino nazarita de Granada. Conoció tiempos mejores a principios del siglo XX, con el auge de la minería. Hoy su población no llega ni a un tercio de las 9.000 almas con las que llegó a contar en 1930. Para cenar, el sitio más recomendable es el restaurante El Pinche, en la plaza Nueva.
Puedes consultar el ‘track’ en Wikiloc de esta etapa en este enlace.
Etapa 2: Serón - Arboleas (Almería), 45,2 kilómetros
En la estación de Serón se puede ver uno de los antiguos cargaderos usados para estibar en los vagones el mineral de hierro del que toma su nombre este tramo de vía ciclable. La estación está rehabilitada y tiene bar-restaurante, centro de interpretación y planetario (cerrados cuando yo pasé).
Al poco de la partida se acaba la plataforma mixta de asfalto y tierra y pasa a ser solo de tierra y gravilla. Continua el terreno completamente llano o con desnivel negativo de entre el -1 y el -2%. La estación de Tíjola, a nueve kilómetros de distancia, está rehabilitada y ahora es un bar restaurante a pie de vía, muy bueno para desayunar o tomar un tentempié.
Se deja Purchena a la derecha y al llegar a Olula del Río aparece a la izquierda una enorme escultura de un busto de mujer hecho en mármol blanco de Macael, el motor económico del valle del Almanzora. Es el Centro Pérez Siquier, el museo dedicado a la obra del fallecido Carlos Pérez Siquier, reconocido fotógrafo almeriense, fundador del Grupo Afal y gran renovador de la fotografía documentalista española. Siquier nació en Almería en 1930 y su vida y su trabajo estuvieron siempre ligadas a su provincia. En el centro se muestra gran parte de su obra personal, así como la de otros nombres importantes de la fotografía contemporánea española, de Francisco Ontañón a José Manuel Navia pasando por Ramón Masats, Joan Colom u Oriol Maspons. Merece la pena hacer un alto y visitarlo; está justo frente a la vía, al otro lado de la carretera. Además, tiene bar-cafetería.
Este tramo de la vía está mucho mejor arreglado y mantenido que el de la etapa anterior; todos los puentes y viaductos están restaurados y con buena accesibilidad y a la salida de Olula del Río se ha construido incluso una pasarela especial para que los usuarios de la vía verde salven la carretera A-334 sin peligro. Se pasa luego por Cantoria, un buen lugar para comer (es recomendable el restaurante Yedra).
Lo de las denominaciones de la vía sigue siendo un cierto cachondeo. Tras dejar el término municipal de Serón, desaparece el nombre de “Hierro” y pasa a llamarse Camino Natural del Valle del Almanzora. Pero después de Cantoria, los mismos carteles blancos y rojos del ministerio cambian a Camino Natural vía verde Guadix-Almendricos / Valle del Almanzora. Vamos, un lío.
La estación de Almanzora, entre Cantoria y Arboleas, también está recuperada y es un restaurante y bar en el que se puede parar a tomar algo sin abandonar la vía. Yo elegí para terminar la etapa la localidad de Arboleas, porque tiene dos hoteles. Hasta la siguiente localidad con alojamiento, Huércal Overa, hay unos 20 kilómetros más, que quien esté en forma puede hacerlos en esta misma jornada. Pero este tramo tiene sus complicaciones: las cuento en la siguiente etapa.
Puedes consultar el ‘track’ en Wikiloc de esta etapa en este enlace.
Etapa 3: Arboleas (Almería) - Almendricos (Región de Murcia), 38,7 kilómetros
La vía verde del FC Guadix-Almendricos (o como quiera que se llame) acaba de momento en Arboleas. A partir de aquí y hasta Huércal-Overa no está acondicionada y es impracticable (ni lo intentes: balasto a tope en la plataforma, puentes sin suelo y túneles inaccesibles). Pero luego sí continúa durante otros 20 kilómetros desde Huércal-Overa a Almendricos, ya en la Región de Murcia. Se pueden salvar esos kilómetros sin vía verde por caminos vecinales, pistas agrícolas y ramblas ciclables. Para ello hay que salir de Arboelas por la margen derecha del río Almanzora, usando un camino de tierra en paralelo al cauce hasta El Alfoquín. La ruta completa es toda ciclable, pero incluye tramos de ramblas muy pedregosos y un laberinto de caminos y sendas por lo que te pierdes sin siguir el track en Wikiloc (que puedes consultar y descargar en este enlace).
En Huércal-Overa, la ruta se retoma en la vieja estación, que está también restaurada y es un bar-restaurante muy apropiado para hacer un alto y comer. Queda al norte de la ciudad, cerca de la estación de autobuses. A partir de ahí se vuelve a tomar la cómoda plataforma de tierra apisonada característica de las vías verdes por la que se llega a Almedricos sin más sobresaltos que un par de puentes que se llevó para adelante una riada en 2012 y nadie los ha repuesto aún. ¡Ah! y tras Huércal-Overa, nuevo cambio de nombre: ahora se llama vía verde de Huércal-Overa. Lo dicho, un cachondeo.
El final de la ruta es Almedricos, una pedanía murciana colindante con la provincia de Almería que surgió de la nada en 1888 en torno a una estación y nudo ferroviario de todas estas líneas privadas y a la actividad minera. Curiosamente, es el pueblo de España con más calles rectilíneas. Este plan urbanístico en cuadrícula se debió al impulso de los propietarios de los terrenos, la familia Llamas, asesorados por un vecino, José García Egea, que emigró a Cuba y volvió enamorado de esas ciudades ilustradas. En Almendricos hay donde comer y donde comprar víveres. Pero no hay alojamiento.
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