Tras la gran mudanza... el gran derribo

Las últimas familias del barrio de Las Castellanas, en la localidad madrileña de San Fernando de Henares, han abandonado hoy sus viviendas huyendo del ruido de Barajas para instalarse en las nuevas casas que les ha proporcionado Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena). Sin pausa, nada más irse los vecinos, ha comenzado la demolición de este barrio, situado en plena zona industrial, a cinco kilómetros del centro urbano del municipio.

A media mañana, el barrio ha quedado totalmente desalojado y, a las 14.30 horas, se han iniciado las tareas de derribo de las viviendas con maquinaria pesada. Desde el pasado lunes, 1 de octubre, un total de 70 familias (250 vecinos) se han trasladado a la calle María Teresa León, en el centro de San Fernando.

Esta es la primera vez que un barrio entero es trasladado por la contaminación acústica que generan los aviones y su coste ha sido sufragado íntegramente por Aena, el ente público que gestiona los aeropuertos, para compensar el impacto sufrido por la creación de las nuevas pistas de la T-4.

Vivir con 80 decibelios de ruido

Con el traslado de los vecinos, culmina un proceso que comenzó en el año 2001, cuando el Ayuntamiento atendió a las reivindicaciones de los vecinos, que sufrían ruidos de 80 decibelios por el paso de los aviones del aeropuerto de Barajas en un barrio que, además, carecía de servicios y sólo tenía una línea de autobús de conexión con San Fernando.

Por este motivo, el Ayuntamiento reservó la parcela municipal donde ahora se levantan las nuevas casas. En un acuerdo sin precedentes en España, Aena financió el traslado a los nuevos apartamentos (6,6 millones de euros) y el consistorio sanfernandino cedió la parcela a cambio de la adquisición de Las Castellanas. Una vez desalojado el barrio, que ya es de propiedad municipal, se liberará de escombros y se reconvertirá en una zona industrial, al igual que el entorno, cumpliendo con lo aprobado en el Plan General de Ordenación Urbana.

El barrio de Las Castellanas surgió en los años 60 por su cercanía a un parque industrial. Se encuentra a cinco kilómetros del casco urbano y está formado por viviendas de entre 35 años y 40 años de antigüedad, que se vieron afectadas desde hace años por la construcción de la M-45 y M-50 y por el ruido del tráfico aéreo del aeropuerto de Barajas.