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La IA se come a los programadores más jóvenes: “Antes cursabas dos años de FP y tenías cuatro empresas esperando para contratarte, ahora es distinto”

A medida que las empresas abrazan esta nueva tecnología en sus procesos diarios, los recién graduados luchan por demostrar su utilidad en el mercado

Luis Enrique Velasco

La pandemia sembró una promesa. Ante la urgencia de digitalizar la mayoría de los servicios, cientos de empresas abrieron las puertas a jóvenes programadores. Fue ahí cuando Marco Tenorio (26 años) apostó por estudiar informática. “Cursabas dos años de formación profesional y el día que te graduabas tenías tres o cuatro empresas esperando para contratarte”, señala. “Ahora el cuadro es totalmente distinto”. El aterrizaje de la inteligencia artificial (IA) ha sacudido a un mercado laboral que era garantía de empleo. Un estudio reciente de Stanford evidencia que gracias a la IA generativa, como ChatGPT, las empresas en Estados Unidos pueden automatizar con mayor facilidad las tareas realizadas por perfiles junior, lo que está ralentizando la contratación de los empleados más jóvenes.

Las fuentes consultadas para este reportaje apuntan en la misma dirección: ya no es tan sencillo acceder al sector tecnológico con un título de programador bajo el brazo. Es el caso de Carla Lozano (23 años, Santander) quien se graduó como desarrolladora front end (se encargan del aspecto visual) a inicios de este año. Lozano decidió adentrarse en este mundo “por sus óptimas condiciones”, entre ellas un mejor salario y la posibilidad de teletrabajar. Envió su currículo a más de 100 empresas, pero solo pudo acceder a una única entrevista, tras la cual no fue contratada. “Ahora la mayoría de firmas exigen como mínimo dos años de experiencia”, lamenta por videollamada. Reconoce que la IA se ha convertido en un apoyo esencial para los programadores y que las empresas tecnológicas avanzan gradualmente hacia la adopción de agentes inteligentes que asumen funciones antes reservadas a los recién incorporados.

Mar Pujadas conoce bien lo que supone la irrupción de la IA en el tejido empresarial, especialmente en el sector tecnológico. Empezó en la consultora Boston Consulting Group y ahora dirige su propia start-up tecnológica. Reconoce que la percepción de las empresas sobre los junior ha ido cambiando a medida que la IA ha ganado competencias. “La inteligencia artificial ya es muy capaz de encargarse de todas las tareas que eran responsabilidad de los recién llegados: como generar extensas líneas de código o encontrar información útil en grandes cantidades de texto. Por eso ahora a los junior se les exige mucho más que antes, casi tanto como a un senior”. Estos perfiles, sintetiza Pujadas, antes eran supervisados por alguien con más experiencia, de quien recibían constante retroalimentación. Hoy los empleados antiguos usan ese tiempo para supervisar que la IA ejecute todo correctamente y ya no tienen tanto tiempo que dedicar a los recién llegados.

Esto sitúa a los trabajadores más jóvenes en una nueva posición, explica Pujadas. “Ahora deben conocer en profundidad y desde un inicio los lenguajes de programación más populares porque tienen que asegurarse de que si generan código con IA, el resultado es correcto”. Pero sobre todo, recalca, “deben conocer cómo iniciar y guiar un proyecto o ponerse al día rápidamente con los avances tecnológicos. Y para ello se requiere, sobre todo, creatividad y curiosidad”.

El director de marketing de ManpowerGroup ofrece una lectura más optimista. Vicenç Álvaro considera que las nuevas generaciones de programadores llegan con un punto a su favor: están más acostumbradas a usar la IA que los empleados con experiencia. “Además, gracias a esta tecnología pueden aprender o desarrollar más rápido ciertas habilidades”, comenta.

Los economistas de Stanford analizaron las áreas donde la IA puede automatizar muchas de las tareas que realizan los trabajadores para reemplazarlos. Estas incluyen empleos como desarrolladores de software, pero también recepcionistas, traductores y representantes de atención al cliente. Entre los programadores de 22 a 25 años, por ejemplo, la plantilla se redujo casi un 20% en julio de este año en comparación con su pico de finales de 2022, según la investigación. Estos son nuevos obstáculos para la gran cantidad de estudiantes que han obtenido títulos de grado en informática en los últimos años. En España, esta carrera es una de las cuatro más solicitadas, junto a otras como medicina o física y matemáticas.

Necesidades

¿Qué se necesita, entonces, para asegurarse una plaza en el sector? “Criterio”, señala sin dudar Javier Prada, profesor de FP en informática en Sevilla. Por sus clases han pasado cientos de estudiantes que aspiran a llegar a una tecnológica al graduarse. Este docente señala que para mejorar las posibilidades de ser contratados, los futuros programadores deben desarrollar una serie de habilidades que la IA no tiene, entre ellas el criterio, la capacidad de reflexión y análisis. “Les enseñamos que la IA tiene sesgos, que se equivoca y que puede entregar respuestas incompletas y ese es el marco mental con el que deben trabajar”, especifica. “Además, deben demostrar que son hábiles comunicándose con sus equipos o con los clientes”.

Tenorio reflexiona al respecto. “Los informáticos, que éramos señalados como antisociales, ahora tenemos que destacar por nuestra capacidad de comunicarnos”. Este desarrollador consiguió dar sus primeros pasos en el sector después de una búsqueda de casi medio año. Coincide en que las empresas han subido el nivel de exigencia en las entrevistas. Narra que en la actualidad, este tipo de entrevistas combinan preguntas que exigen resolver problemas concretos —como el conocido ejemplo de Google sobre cuántas pelotas de golf caben en una habitación— con el uso de una jerga muy técnica. “Lamentablemente, los centros no nos preparan para entrevistas de este tipo”, afirma.

Su conclusión es que las condiciones del sector se han deteriorado a medida que la IA ha ganado protagonismo. “Hasta hace poco era relativamente sencillo acceder como junior y pasar de 17.000 a 25.000 o incluso 30.000 euros anuales en dos o tres años; ahora es un sueño, los salarios se están estancando”. Lozano comenta que si no tiene éxito este año buscará algo fuera del país. De momento, ha decidido iniciar cursos online sobre inteligencia artificial: “Es el campo de moda y donde este año hay más oportunidades”, dice.

“Las grandes tecnológicas han cambiado mucho en el último año. Ahora todo el mundo trabaja con los prompts y con los agentes”, sintetiza Daniel Dmitrenco (23 años), quien logró acceder a una tecnológica en Sevilla hace pocos meses gracias a sus conocimientos en inteligencia artificial. Cree que hacer prácticas ya no es garantía de terminar contratado como hace algunos años. “Ahora están reforzando otros departamentos con gente más experimentada”, opina. Los tres programadores jóvenes coinciden en lo mismo: el futuro de este sector es incierto ante el rápido progreso de la IA. “Somos la última hornada que se aseguró un puesto”, concluye Dmitrenco.

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Sobre la firma

Luis Enrique Velasco
Colaborador de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con el foco puesto en el sector tecnológico y sus repercusiones sociales. Ha pasado por la sección de Economía del diario, así como por las redacciones de Empresas y Mercados, en Cinco Días, donde dio sus primeros pasos en el periodismo.
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