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Que no nos desconecten: el reto de los mayores frente a la brecha digital

Iniciativas como las de Fundación Telefónica, Cibervoluntarios o 65ymás acompañan a los mayores en un proceso de alfabetización digital clave para envejecer con autonomía

Voluntarios de la iniciativa Reconectados, de Fundación Telefónica, durante uno de sus talleres presenciales de competencias digitales con mayores.
Nacho Meneses

“Aprendo porque me gusta hacer lo mismo que los jóvenes, y poder comprar online. De momento no lo he hecho porque me da mucho miedo", cuenta frente a la cámara Pedro Borreguero, un jubilado de 68 que vive en Arroyo de San Serván (Badajoz), y que el pasado mes de mayo asistió a un taller presencial en su pueblo gracias a la iniciativa Reconectados Rural, de la Fundación Telefónica. Ese respeto, casi autolimitación, que se pone es uno de los aspectos que más afectan a los mayores, cuyas carencias en competencias digitales influyen en ámbitos tan esenciales de la vida cotidiana como la banca personal, la salud, la información, la socialización y las relaciones con la Administración.

¿Puede hablarse de una brecha digital con respecto a la población sénior? Sin duda, pero es importante recalcar que no puede generalizarse, ya que esta afecta de forma muy diferente según la edad de los mayores: persiste, especialmente, a partir de los 74 años. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), aunque el 80% de las personas entre 65 y 74 años usaron internet en 2023, ese porcentaje cae al 40% entre los mayores de 75. La cifra empeora si se analizan las competencias reales: el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI) estima que solo el 30% de los mayores de 65 tiene habilidades digitales básicas, y apenas un 13% a partir de los 75. En definitiva, hay más personas mayores conectadas, pero muchas de ellas lo hacen sin seguridad ni autonomía.

Factores como la edad, la ubicación geográfica, el nivel socioeconómico y el educativo juegan un papel fundamental en el grado de autonomía digital de la población sénior y, en consecuencia, de su capacidad para desarrollar su vida dentro de la esfera digital. También pesa la forma en que estas personas se han incorporado —o no— a la tecnología: quienes no tuvieron contacto previo con ordenadores en su etapa laboral o quienes han delegado históricamente estos gestos en otros familiares parten con una gran desventaja.

Formación digital para mayores

Frente a esta situación, crece el número de iniciativas que promueven la alfabetización digital sénior desde distintos frentes. La Fundación Telefónica, por ejemplo, desarrolla talleres presenciales gratuitos y cursos online a través de su programa Reconectados (y Reconectados Rural, en localidades de menos de 5.000 habitantes), que forma a más de 40.000 mayores cada año en competencias como el uso del móvil, las apps básicas, el acceso a la banca virtual o la identificación de bulos informativos. La Fundación Cibervoluntarios impulsa proyectos como EnMiPueblo, que lleva talleres a zonas rurales que a menudo sufren de baja conectividad y una escasa oferta formativa. Por su parte, 65ymás impulsa actividades divulgativas, encuentros intergeneracionales y contenidos específicos para promover un envejecimiento activo y conectado.

Si tienes necesidad de adquirir este tipo de competencias, o conoces a un familiar o amigo que pudiera beneficiarse de ellas, te conviene saber que muy probablemente haya alguna iniciativa local a la que puede apuntarse. “Yo creo que hay mucha formación en competencias digitales para mayores, lo que pasa es que muchas veces no se comunica, y lo que no se comunica no existe. Por eso, lo primero es llamar a tu Ayuntamiento, que seguro que tiene recursos, y si no, habrá asociaciones de mayores a las que puedas contactar para averiguar qué tipo de recursos tienes a tu disposición, o fundaciones como La Caixa o Telefónica, que están volcadas con este tema”, señala Ana Bedia, fundadora de 65ymás.

Todas estas iniciativas coinciden en un punto: la alfabetización digital se ha convertido en una necesidad básica para envejecer con dignidad. Desde pedir una cita médica, manejar sus finanzas o realizar una videollamada con sus nietos, hasta identificar un mensaje fraudulento o renovar el certificado digital, los mayores necesitan apoyo para enfrentarse a una sociedad donde lo presencial retrocede y lo digital avanza sin freno. “Hay casos de personas muy mayores que no tienen ningún tipo de digitalización, y que en muchas ocasiones son reticentes a aprender: no les interesa, dicen, porque viven bien así. Son creencias autolimitantes contra las que hay que luchar, y convencerles de que va a aportarles una serie de ventajas”, sostiene Bedia.

No es, en cualquier caso, la situación de Ángeles de Miguel, una jubilada de Telefónica de 89 años con unas inagotables ansias por aprender que asistió en 2023 a los talleres de Reconectados en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid: “Yo ya sabía un poco, pero gracias a los cursos conseguí tener más soltura con el móvil. Aunque no compro online porque tengo miedo de que me estafen, y por eso cuando quiero comprar algo recurro a mis sobrinos", apunta.

“Reconectados es un programa de intervención directa para mejorar la vida de las personas mayores y su autonomía, reducir la soledad no deseada y fomentar su participación ciudadana", explica Silvia Movellán, jefa de Acción Social y Voluntariado de Fundación Telefónica. “La formación en competencias digitales consigue que aprendan a usar el móvil de una forma segura y útil en su día a día, y sobre todo que les conecte con las oportunidades de su entorno”, añade. Los contenidos que ofrecen, de forma tanto presencial como en línea, constan de un total de 36 horas que abarcan de forma gradual temas tan variados como saber configurar el teléfono (incluyendo el cambio de contraseñas o modificar, si es necesario, el tamaño de la letra); la ciberseguridad; uso de WhatsApp y redes sociales; manejo del correo electrónico; compras por internet; banca online; salud en línea y cualquier tipo de gestión con las Administraciones públicas.

Un voluntario de Reconectados enseña a usar el móvil a un mayor.

Las necesidades, en cualquier caso, cambian según la edad, ya que en nada se parece el perfil de una persona de 65 al de otra de 85. Por eso, en Reconectados hacen uso de simuladores “para que, cuando tengan que usar entornos digitales que no conocen, como puede ser uno vinculado a la banca digital o a la aplicación sanitaria de su comunidad autónoma, o cuando tengan que volcar datos personales, puedan hacerlo sin entrar en pánico”, esgrime Movellán. Así, de forma segura, aprenden a enviar un Bizum o a identificar un mensaje fraudulento que pasa por ser de la Agencia Tributaria, hasta llegar a poder manejar su carpeta ciudadana en su relación con la Administración.

“En realidad, nos pasa a todos, y es que la usabilidad de la Administración pública parece hecha con la mano izquierda, y deja mucho que desear. Desde el lenguaje que emplean hasta, efectivamente, lo engorroso que es pedir una cita de cualquier tipo”, reclama Bedia. Barreras que suelen acrecentarse de manera proporcional a la edad del usuario: una persona de 86 años, por ejemplo, estará por lo general mucho menos familiarizada con el uso de estas tecnologías. El riesgo, apunta, es quedarse completamente atrás, sin beneficiarse de las ventajas de la tecnología, “porque al final, si tú ves que te realmente te agiliza tus necesidades del día a día, si ves que te es práctico, lo vas a seguir utilizando”. Para muestra, un botón: “Una persona que es capaz de usar la tecnología para monitorizar un poco su salud y ponerse notificaciones para su medicación tiene un 40 % más de adherencia al tratamiento”, recuerda Movellán.

Por eso, las habilidades cultivadas en estos talleres (como en los de Cibervoluntarios, 65ymás y Cruz Roja, entre otros) obedecen a la demanda de servicios que estas organizaciones han identificado por parte de los mayores. Según datos del INE, más de la mitad (el 54,3 %) de las personas de entre 65 y 74 años lee noticias en internet (por lo que es necesario saber hacerlo con seguridad, y ayudarles a distinguir el contenido fiable de los bulos); cerca de la mitad realiza videollamadas (el 48,1 %); consulta el correo electrónico (45,8 %); usa la banca online (43 %) o busca información sobre salud (39,9 %).

“Hay personas que nos confiesan que, desde que tienen WhatsApp, pueden hacer llamadas a su familia repartida por el país o por el mundo, y verse la cara. Cuando alguien te dice: ”Estoy hablando con mi hermana, que vive en Argentina, y hacía un año que no la veía la cara”, o una señora te confiesa que “gracias a la pantalla del móvil tengo contacto con el mundo, y que la gente sepa que estoy viva”, te das cuenta de hasta qué punto esta digitalización transforma la vida de las personas, les permite comunicarse con la comunidad de un tema que les interesa mucho (como, por ejemplo, las flores) y les ayuda a combatir la soledad”, afirma Joan Cruz, responsable global de Relaciones Institucionales Fundación Telefónica. Una vulnerabilidad que tiende a ser mayor en entornos rurales, en localidades pequeñas donde el saber realizar gestiones por internet se ha vuelto una parte esencial de la realidad diaria.

Reconectados, esgrime, surgió con vocación de llegar a todo el territorio nacional, un empeño para el que se apoyan en socios locales, formando a técnicos de Ayuntamientos, diputaciones provinciales o residencias de mayores para que luego sean ellos quienes impartan talleres a los mayores. Así, por ejemplo, empezaron a colaborar el año pasado con el Ayuntamiento de Málaga, mientras que en Santander lo hacen por medio de la Fundación Cantabria Labs. Reconectados rural, por su parte, se puso en marcha gracias a una subvención del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico con la aportación de fondos europeos.

Una inteligencia artificial para mayores

No todo se limita al uso de los dispositivos móviles: la Fundación Más Senior ha desarrollado MiiA, un asistente de inteligencia artificial conversacional enfocado a los mayores capaz de proporcionar una atención personalizada en áreas tan variadas como la salud, las pensiones, el entretenimiento o incluso la conexión social. Esta herramienta, disponible de forma online (no descargable) interactúa con el usuario para ofrecerle sugerencias de actividades que puede realizar en su comunidad según sean sus intereses (voluntariado o formación, por ejemplo), fomentando así la comunicación del mayor con su entorno.

“Es necesario empoderar al mayor para que, primero, rompa la barrera autolimitante, se anime a usar MiiA y descubra todo lo que tienen a su alrededor”, señala Bedia. Porque, en realidad, no se trata solo de aprender a usar un móvil o de navegar por internet; se trata de sentirse parte de un mundo que cambia rápido, pero que no puede permitirse dejar a nadie atrás. De poder seguir hablando con los nietos, pedir una cita médica sin angustia, leer las noticias o participar en la vida social sin miedo. Y de hacerlo no desde la dependencia, sino desde la autonomía. “Que nadie los desconecte” no significa solo tener acceso a la tecnología: significa tener el derecho —y las herramientas— para seguir viviendo con dignidad, con voz y con vínculo. Porque cada clic aprendido es también una puerta que se abre.

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Sobre la firma

Nacho Meneses
Coordinador y redactor del canal de Formación de EL PAÍS, está especializado en educación y tendencias profesionales, además de colaborar en Mamas & Papas, donde escribe de educación, salud y crianza. Es licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Valladolid y Máster de Periodismo UAM / EL PAÍS
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