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Ribera asegura que la exigencia de EE UU de relajar reglas digitales para negociar sobre aranceles “no es apropiada”

La vicepresidenta responde al secretario de Comercio, Howard Lutnick: “No tiene sentido venir a Bruselas a decirnos cómo tenemos que proteger a nuestros consumidores”

Manuel V. Gómez

A la vicepresidenta de la Comisión Europea, Teresa Ribera, le ha sentado mal la exigencia estadounidense de relajar la reglas digitales de la UE si quiere negociar mejoras en los aranceles al aluminio y el acero. Lo planteó este lunes el secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, a los ministros del ramo en una visita a Bruselas. Y la respuesta de la máxima responsable de Competencia en la UE ha sido contundente: “No es apropiado vincular cosas que no están relacionadas, como pedir a una jurisdicción soberana [la Unión, en este caso] que rebaje la protección de su mercado digital y de sus consumidores, con tomar algún tipo de medida de represalia”.

La incomodidad de Ribera con la exigencia de Lutnick ya quedó de manifiesto el mismo lunes, cuando reaccionó con rapidez con un breve comunicado en el que rechazaba poner sobre la mesa de negociaciones comerciales las normas digitales europeas. El miércoles fue más allá en unas declaraciones al medio digital Politico, donde habló de “chantaje”. Este jueves, en un encuentro con periodistas para analizar su primer año al frente de la poderosa cartera de Competencia, ha rebajado la contundencia de estas últimas declaraciones al decir: “No creo que podamos hablar de que hay un chantaje formal con una fecha límite. Pero sí creo que no es apropiado vincular lo que no está relacionado”.

“No es la forma en la que los socios se relacionan”, ha continuado. “No tiene sentido venir a Bruselas a decir cómo nuestros colegisladores [el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo] deben proteger a nuestros consumidores”, ha señalado Ribera.

Lutnick y el representante de Comercio de EE UU, Jamieson Greer, aterrizaron el lunes en Bruselas con una reclamación: “Que la UE considere detenidamente la posibilidad de analizar sus normas digitales e intente llegar a un equilibrio. Y si pueden llegar a ese enfoque equilibrado, entonces, junto con ellos, abordaremos las cuestiones del acero”, reclamó el primero. El reglamento de mercados digitales (DMA, por sus siglas en inglés), de hecho, lo citaron expresamente. Y este reglamento es el que concierne a Ribera, como ella misma ha recordado: “No soy la única, pero soy responsable de la aplicación del DMA”. La otra responsable es la vicepresidenta para la Soberanía Tecnológica, la finlandesa Henna Virkkunen.

Ribera ha repetido esa última idea más de una vez y ha recordado que este reglamento, el DMA, está sometido a gran presión. Y no solo por el Gobierno de Estados Unidos, también lo hacen las grandes tecnológicas: “Sigue siendo así. Pero, dado que debemos predicar con el ejemplo, es fundamental seguir defendiendo con firmeza el Estado de Derecho y la aplicación estricta de las leyes de Competencia”.

Este primer año de Ribera al frente de esta cartera ha coincidido con las primeras sanciones que se han aplicado con este reglamento contra las grandes tecnológicas. Se estrenó con una sanción a Apple de 700 millones. En cambio, la multa de mayor cuantía en estos 12 meses, que también ha recaído en una tecnológica, no se ha basado en la norma nueva sino en el reglamento de Competencia más antiguo. Con él se impuso este septiembre una sanción a Google de 2.950 millones.

En su valoración de este periodo, Ribera ha recurrido a un argumento muy utilizado cuando se habla de la regulación de los mercados y las normas de Competencia: “No es solo una cuestión de poder, también lo es de democracia y de la vida de la gente”. Detrás de estas expresiones un tanto ceremoniales, está el razonamiento de que el ordenamiento de competencia protege a los ciudadanos de las grandes empresas que al abusar del mercado manejan los precios o perjudican a otras compañías más pequeñas.

Para su segundo año en el cargo, Ribera ha repasado los encargos que recibió de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, cuando le asignó la cartera de Competencia. Lo más inmediato será buscar fórmulas para que dentro de las limitadas competencias que tienen las instituciones europeas poder actuar en el campo de las ayudas de Estado. También ha apuntado que para la primavera presentará unos nuevos criterios a la hora de autorizar fusiones.

Este es uno de los puntos más esperados de su mandato. Los informes de Enrico Letta y el de Mario Draghi, presentados ambos el año pasado para ahondar en el mercado único y ganar competitividad, apuntaron a estos criterios. También sobre ellos hay mucha presión y, en este caso, no es extranjera. Suele ser interna, de los grandes países, principalmente, y de las empresas de mayor volumen. Aunque la española ha sido clara señalando que no se trata de alejarse de los principios clave: “Draghi no pidió que se eliminara la competencia para facilitar los monopolios, duopolios u oligopolios. En su informe, insistió en la necesidad de contar con una competencia sana para garantizar la innovación”.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.
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