Bruselas impone 700 millones en multas a Apple y Meta en plena negociación arancelaria con EE UU
Competencia impone a las grandes tecnológicas cambios en su modelo de negocio, aunque las sanciones se alejan de la máxima cuantía contemplada por la ley

Se han hecho esperar y son menores de lo esperado. Pero han llegado y con órdenes a Apple y Meta que van directamente contra su modelo de negocio. Las primeras multas del reglamento de servicios digitales (DMA, por sus siglas en inglés) han ascendido a 500 millones para el fabricante de los iPhone y el iPad y a 200 millones para la matriz de redes sociales como Facebook o Instagram. Las sanciones y las obligaciones para los gigantes tecnológicos llegan en plena negociación con Estados Unidos por la guerra comercial abierta por Washington y sobre unas empresas que han mostrado abiertamente su cercanía con la nueva Administración estadounidense, a la que han pedido ayuda para que frene a la UE y no tener que acatar sus normas digitales.
Las multas impuestas finalmente se quedan lejos de la sanción máxima contemplada en este reglamento: un 10% de la facturación anual de la empresa incumplidora, porcentaje también recogido en la ley general de regulación de los mercados. Argumenta la Comisión Europea que la cuantía se ha impuesto teniendo en cuenta “la gravedad y duración del incumplimiento”. El DMA entró en vigor de forma escalonada entre 2023 y 2024 y sobre estas empresas se abrió el expediente por incumplidoras en junio del año pasado en el caso de Apple y un mes después a Meta.
Pero, sobre todo, en lo que pone énfasis la Comisión es en que el objetivo real no es la sanción en sí ni la recaudación aparejada, que, por cierto, va a las arcas del Ejecutivo europeo. Lo que destacan fuentes cercanas a la decisión de este miércoles es que obliga a las empresas a que cumplan las leyes europeas digitales y de competencia, normas muy criticadas en Estados Unidos por los grandes conglomerados tecnológicos y por bastantes miembros de la Administración de Donald Trump. “Algunos gobiernos extranjeros están considerando apretar las tuercas a las empresas tecnológicas estadounidenses con presencia internacional. Ahora, Estados Unidos no puede y no aceptará eso”, llegó a decir el vicepresidente J. D. Vance hace un par de meses en su primer viaje a Europa al poco de estrenar su cargo en una referencia evidente al DMA y al reglamento de servicio digitales (DSA, por sus siglas en inglés).
“Apple y Meta han incumplido la DMA al aplicar medidas que refuerzan la dependencia de los usuarios empresariales y los consumidores de sus plataformas. Como resultado, hemos tomado medidas de aplicación firmes pero equilibradas contra ambas empresas, basadas en normas claras y predecibles. Todas las compañías presentes en la UE deben cumplir nuestras leyes y respetar los valores europeos”, ha explicado en un comunicado la vicepresidenta de la Comisión Europea, Teresa Ribera, máxima responsable de Competencia.
La última frase pretende, de alguna forma, deslindar las decisiones de este miércoles del contexto que rodea la actualidad: en medio de la disputa comercial con Estados Unidos, afectando a unas empresas que se han acercado de forma obscena al inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, en busca de ayuda para eludir el DMA y el DSA, y cuando resuenan voces muy importantes al otro lado del Atlántico que acusan a la Unión de trato discriminatorio a las compañías tecnológicas estadounidenses. Bruselas responde que no es cierto, y pone el ejemplo de la red social TikTok, de capital chino, o de Booking, portal de reservas turísticas con sede en Países Bajos, para desmontar estas últimas acusaciones.
Pero ni así se ha librado de los debates y las preguntas sobre si la sanción es menor de lo esperado por no irritar a Trump y que acuda en ayuda de su corte digital o si se la decisión ha llegado justo ahora, una semana después –y no antes– de la reunión de los responsables comerciales de Bruselas y Washington para no perjudicar a las negociaciones. Desde Bruselas la respuesta se ajusta al guion marcado por Ribera: no hay vinculación entre el choque comercial y la aplicación de la ley; que las autoridades de la UE lo que hacen es cumplir las normas y eso no es una elección que pueda variar en función del contexto sino una obligación. No obstante, sí que hay elementos que permiten, al menos, concluir que se ha optado por la discreción y se ha evitado el anuncio a bombo y platillo de ocasiones anteriores: la decisión se adopta con la responsable de Competencia de viaje en México y la responsable de asuntos digitales, Henna Virkkunen, en Alemania. Esto es poco habitual en este tipo de anuncios.
En cuanto al contenido de la sanción, Bruselas fuerza a Apple y Meta a cumplir la ley y ordena a la primera a que elimine los obstáculos que levanta en sus dispositivos “para que los desarrolladores de aplicaciones no puedan beneficiarse totalmente de canales de distribución alternativos a la App Store”. Esto ha molestado a Apple, que ha cargado contra la Comisión al divulgarse la resolución: “Apunta injustamente a Apple en una serie de decisiones que son malas para la privacidad y la seguridad de nuestros usuarios, malas para los productos y nos obligan a regalar nuestra tecnología”. La empresa ha anunciado, además, que acudirá a los tribunales para que anulen la multa y las órdenes aparejadas.
En el caso de Meta, cuyo consejero delegado y fundador, Mark Zuckerberg, ha llegado a acusar de censura a la UE, la multa llega por el modelo de “Aceptar [ceder a la empresa la información que genera la actividad del usuario de la red social para que ella haga negocio] o pagar [por estar en la red social de turno]”. La Comisión concluyó que ese modelo es ilegal; Meta lo modificó; y ahora las autoridades de la UE están examinando su legalidad. La matriz de Facebook e Instagram ha optado por una reacción en clave completamente política al señalar que “la Comisión Europea está intentando perjudicar a las empresas estadounidenses exitosas mientras permite a las empresas europeas y chinas operar con estándares diferentes”.
Serían las exigencias de cambios las que más daño e indignan a los gigantes tecnológicos, porque afectan directamente a su modelo de negocio, defienden fuentes de la Comisión. No es que la norma tradicional de Competencia no obligara a las empresas multadas a corregir su actitud. Lo hacía. Pero la prolongación durante años de las investigaciones para llegar a cuantiosas multas (a Google se le han impuestos tres multas milmillonarias que están pendientes de ser ratificadas en los tribunales) y las exigencias de cambios en el comportamiento empresarial aparejadas hace que las decisiones pierdan eficacia, porque cuando se llegaba a este punto la realidad del mercado ya era otra.
El DMA, en cambio, pretende corregir la situación más rápido. Las empresas tienen ahora 60 días para hacer los cambios exigidos “o arriesgarse a multas periódicas”. Es decir, desde que Bruselas concluyó de forma preliminar que Apple y Meta estaban incumpliendo con las nuevas reglas del mercado habrá pasado en torno a un año. En realidad un poco más, porque en marzo de 2024 la Comisión ya abrió los expedientes a estos dos gigantes tecnológicos, más Alphabet y Amazon, al observar un potencial quebrantamiento del reglamento. Las cuatro, junto con las otras compañías designadas guardianes (gatekeeper en la terminología inglesa que maneja el sector) del mercado digital por su gran tamaño y potencial riesgo para la competencia, tienen mayores obligaciones que el resto de empresas y fue ante los indicios de incumplimiento de algunas de estas exigencias que se abrieron las pesquisas. Fue en junio y julio cuando Competencia formalizó las investigaciones concretas sobre las dos empresas sancionadas este miércoles.
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