La falta de mano de obra amenaza las campañas agrícolas de la aceituna y los cítricos
La patronal pide que los mayores de 52 años puedan compatibilizar el trabajo con el cobro del subsidio ante la falta de relevo generacional


La falta de mano de obra en la agricultura está amenazando las cosechas de varias campañas, de manera muy especial en las comunidades de Andalucía y Extremadura. A pesar de que, según la última EPA, el paro agrario supera las 133.000 personas (la población ocupada es de 747.000), el campo destruye cada vez más empleo, en parte por la mecanización del sector, pero también porque muchos jornaleros no pueden trabajar por ser incompatible con el cobro del subsidio o la renta agraria.
La situación se ha agudizado este otoño en la vega del Guadalquivir sevillana al arrancar las tres campañas más importantes, la aceituna de mesa, el aceite de oliva y los cítricos. Solo en la campaña de recogida de la aceituna que ahora se inicia se van a generar 32 millones de jornales, de los que casi 19 se concentran en Andalucía, la comunidad que acumula el 80% de la producción nacional de aceite de oliva. En Extremadura, los empresarios han advertido de que la falta de personal está forzando cambios en la producción agrícola, lo que incluso lleva a abandonar campañas, como la de la fruta, en favor de cultivos más mecanizados como los cereales.
Desde la patronal agraria se viene alertando de la falta de mano de obra, en especial de la dificultad para encontrar trabajadores cualificados en maquinaria agrícola y peones especialistas. “Es un problema estructural, hace una década no había tanta arboleda ni tanta necesidad de realizar podas y otras labores más allá de las recolecciones”, indica María Morales, presidenta de Asaja en Sevilla.
Esta organización agraria plantea como alternativas para atraer a trabajadores al campo que se incrementen las 30 peonadas que ahora se exigen para cobrar la renta agraria (es decir, que sea necesario trabajar más para percibir la renta), y también que se permita a los trabajadores mayores de 52 años trabajar y cobrar al mismo tiempo el subsidio, lo que les permitiría tener una mayor cotización y, por ende, mejores pensiones. En provincias como Jaén, los 50.000 jornales que se generan en el Plan Especial de Empleo sirven para computar para el subsidio agrario.
Ignacio Rojas, un agricultor de Baños de la Encina (Jaén), sitúa en la falta de relevo generacional uno de los principales problemas del mercado laboral en la agricultura. “No hay relevo porque los mayores no salen del campo por la ridiculez de las pensiones que les quedan, que les obliga a seguir trabajando más allá de los 65 años”.
Pero los sindicatos del campo no creen que el problema radique en la falta de trabajadores. “No hace falta mano de obra, simplemente hay que cualificar a las personas que trabajan en el campo y, sobre todo, un plan de formación para que las mujeres se puedan incorporar al trabajo y no tengan las discriminaciones que ahora sufren para ser contratadas”, explica Antonio Marcos, de la federación de Industria y Agro de UGT en Jaén.
Y es que el 35,5% de los parados en la agricultura son mujeres, lo que corrobora la feminización patente del desempleo agrario, ya que el porcentaje es mayor que el que representan las ocupadas respecto al empleo agrario de los dos sexos. Además, a las mujeres les afecta más la temporalidad. El 32,1% de las trabajadoras por cuenta ajena del sector tiene contrato temporal, mientras que entre sus compañeros este porcentaje es del 27,1%.
La falta de contratación de trabajadores en origen también contribuye al desequilibrio del mercado laboral en la agricultura. En Andalucía esta práctica tan solo se lleva a cabo cada año en la campaña de la fresa de Huelva. “Creemos que es más importante la regularización de trabajadores extranjeros que llevan tiempo con nosotros y que no pueden ser contratados”, apunta María Morales, de Asaja Sevilla. Esta organización va a poner en marcha una campaña informativa con especial énfasis en los trabajadores extranjeros que llevan más de dos años en España, porque cuando pasa ese periodo de tiempo pueden pedir el arraigo alegando causas familiares, de formación o sociolaborales.
También el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha admitido la preocupación por la falta de mano de obra en el campo, algo, ha dicho, que “no tiene una solución fácil”. Eso sí, Planas ha instado a los empresarios agrícolas a “pagar lo que corresponde y ser capaces de integrar”. El ministro asegura que “se pueden contar con los dedos de una mano” las infracciones de tipo laboral, aunque precisó que cuando existen “hacen mucho daño al sector”.
El titular de Agricultura puso como ejemplo a los más de 25.000 andaluces que cada año se marchan a Francia para participar en la campaña de la vendimia en el país vecino. “Se van porque durante un tiempo determinado ganan una buena cantidad de dinero, pero también porque se sienten bien acogidos”, declaró Planas en un reciente acto organizado por la Cadena SER en Andalucía.
El ministro de Agricultura aludía con estas declaraciones al tema del fraude laboral que vienen denunciando desde hace tiempo los sindicatos del campo. Desde CC OO se ha valorado el cambio que supone la reforma laboral, pero se insiste en la necesidad de perseguir el fraude laboral en el sector. La central también aboga por persistir en la negociación del convenio estatal y avanzar en los planes de igualdad y en las políticas sectoriales que eliminen la discriminación de género.
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