Ir al contenido
_
_
_
_

Los sindicatos de inquilinos unen fuerzas para extender las huelgas de alquiler

Una quincena de organizaciones de toda España se reúnen en Málaga para formar una confederación y organizar “la lucha contra el rentismo”

Nacho Sánchez

En octubre de 2015, un piso de 80 metros podía alquilarse en Málaga por 560 euros. Hoy, una década después, ese mismo inmueble cuesta 1.250 euros. Más del doble, que es lo que ha subido el precio medio del metro cuadrado: ha pasado de 7 a 15,5 euros en diez años, según Idealista. “En agosto alcanzó su máximo histórico”, destacan desde Fotocasa. Los datos del INE dicen, además, que hay zonas como el entorno de la Plaza de la Merced donde el 82% de las viviendas son turísticas. Son solo algunos de los argumentos que han motivado que la ciudad andaluza acoja el I Congreso de Sindicatos de Inquilinas de España, que sentará las bases de la resistencia ante “el rentismo”. “Tras organizarnos vamos a ir un paso más allá, subimos la apuesta: queremos extender las huelgas de alquiler para frenar los abusos”, ha asegurado este viernes Valeria Racu, portavoz del Sindicato de Inquilinas de Madrid, en la presentación del encuentro.

Un centenar de miembros de organizaciones de toda España —hay sindicatos ya formados en Madrid, Málaga, Cádiz, Sevilla, Zaragoza, Vigo, Ibiza y Formentera, además de los que engloban a Cataluña y Asturias, y otros formándose en Valencia, Mallorca, Almería, Guadalajara y Segovia— participan en el encuentro, que busca principios políticos y organizativos, además de una metodología conjunta. Todo, para fundar las bases del que denominan “sindicalismo inquilino”. “Estamos en un momento crucial para el movimiento de vivienda. Hay que reforzar las técnicas que han resultado exitosas para enfrentarse a un mecanismo depredador como el rentismo”, ha insistido Kike España, portavoz del Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Málaga. Fue uno de los primeros en nacer, en 2017. Y la manifestación que impulsó en verano de 2024 sirvió para que otras muchas ciudades comenzaran a organizarse, para repetir meses más tarde la marcha en diversos puntos del país y, finalmente, promover una protesta estatal celebrada el pasado mes de abril. En total, más de medio millón de personas salieron a la calle, según cálculos de los organizadores.

El ciclo movilizador fue útil para amplificar el movimiento, cuentan los sindicalistas, que ahora tienen como objetivo “consolidar la estructura estatal para llegar a todos los hogares y, así, escalar el conflicto contra el rentismo”, como ha relatado en rueda de prensa Laura Benedeti, portavoz del Sindicat de Llogateres de Catalunya. En su intervención, la joven ha explicado que en este encuentro quieren analizar qué medidas se pueden utilizar para recuperar “la oferta secuestra de pisos turísticos”; y también cómo fortalecer la herramienta más relevante que han impulsado en los últimos años para defenderse de “extorsiones, subidas abusivas y amenazadas de expulsiones”, que ha sido la desobediencia civil a través del movimiento #NosQuedamos. Es decir, permanecer en casa cuando los caseros han querido echar a los inquilinos solo para subir de manera abusiva los precios.

“Gracias a esta estrategia, más de 5.000 personas han podido quedarse en sus casas”, ha asegurado Benedeti, que ha destacado que 2025 es un momento clave por la oleada de finalización de contratos que se firmaron durante y después de la pandemia. “Tras las movilizaciones, ahora hemos cambiado de fase para poner en el centro la realidad que atraviesa un cuarto de la población, que vive la vida en base a lo que quieren personas más ricas que nosotras y que se aprovechan de nuestro trabajo y nuestro salario”, ha destacado.

Uno de los grandes objetivos de este encuentro es crear una confederación de sindicatos, unir fuerzas y asentar las huelgas de alquileres (dejar de pagar la renta), que consideran “una realidad que ha venido para quedarse”. “No solo para frenar abusos, también para avanzar en las negociaciones colectivas contra el sistema rentista”, ha añadido Racu. “Nos dijeron que no se podía hacer, pero hoy hay más de cien hogares haciéndola y nadie ha sido expulsado. Por fin el miedo está cambiando de bando”, ha concluido la portavoz de la organización madrileña.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Nacho Sánchez
Colaborador de EL PAÍS en Málaga desde octubre de 2018. Antes trabajé en otros medios como el diario 'Málaga Hoy'. Soy licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_