Ir al contenido
_
_
_
_

Joseph E. Stiglitz denuncia el impacto económico global del autoritarismo de Trump

El Nobel de Economía asegura que Estados Unidos “se ha convertido en un bazar”, y advierte de un éxodo de talento hacia Europa por el clima político y académico en su país

Aser García Rada

Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía en 2001 y profesor en la Universidad de Columbia, lanzó este domingo en Santander una dura crítica a las consecuencias económicas y democráticas de las políticas impulsadas por el Gobierno estadounidense de Donald Trump. En un encuentro con los medios previo a su investidura como doctor honoris causa por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), el economista alertó de cómo “el asalto a todos los aspectos de la libertad y el Estado de derecho por parte de la administración Trump” está erosionando tanto la economía como el liderazgo global del país. “Sabíamos que las cosas irían mal, pero no pensábamos que llegarían a ser tan malas. Las perspectivas para EE UU y para el mundo han empeorado”, señaló Stiglitz.

El Nobel, de 82 años, sostuvo que Trump ha dinamitado los principios sobre los que tradicionalmente se había asentado la política económica conservadora en Estados Unidos. “Trump y su extrema derecha representan un cambio enorme respecto a lo que fue el Partido Republicano tradicional, que defendía la globalización, el Estado de derecho y la separación de poderes”, explicó. “Lo que está haciendo Trump lo describimos a veces como una extorsión mafiosa”, denunció. “¿Quieres una exención de los aranceles? Paga. ¿Quieres vender chips a China? Paga. Hemos pasado del Estado de derecho a un sistema en el que todo el mundo paga por conseguir acuerdos especiales. Está convirtiendo al Gobierno en un bazar donde cada uno negocia su propio trato, y ninguna sociedad puede funcionar así”.

Stiglitz advirtió además de que la erosión democrática está minando las bases de la estabilidad económica: “Los inversores no pueden invertir en ausencia de Estado de derecho y de derechos de propiedad”, afirmó. En este sentido, calificó de “desastre” la política arancelaria de Trump y lamentó que Europa haya optado por la vía de “la capitulación” para evitar un conflicto comercial. “Deberíamos entenderlo como una simple tregua temporal, porque ningún acuerdo con Trump vale el papel en el que está escrito. Lo rompe cuando le resulta conveniente. No cree en los contratos ni en el Estado de derecho”. El economista también alertó de la presión de Washington sobre Bruselas para desmantelar su marco regulatorio digital, lo que supondría “una rendición total de la soberanía europea y un desastre para Europa”.

Stiglitz llamó también la atención sobre un incipiente “éxodo de cerebros” hacia Europa, impulsado por la hostilidad hacia las universidades y las crecientes restricciones migratorias. “En nuestras universidades hoy hay miedo. Miedo, especialmente entre los estudiantes y profesores que vienen del extranjero. Miedo a ser deportados simplemente por algo que hayan dicho”, denunció. “También tienen miedo de irse a casa de vacaciones porque puede que no puedan regresar”.

Según Stiglitz, esta tendencia supone una oportunidad para los países europeos que ya han empezado a atraer talento con programas específicos. “Francia, España o Italia ya han reservado fondos para atraer a investigadores estadounidenses. El Consejo Europeo de Investigación también ha ampliado las ayudas para quienes se trasladen desde EE UU para crear sus laboratorios, pero esto debería hacerse de forma más agresiva”, ha manifestado.

Aunque los salarios académicos en Estados Unidos siguen siendo superiores, cada vez más investigadores valoran los mejores estándares de vida al otro lado del Atlántico por encima de la retribución económica, ha asegurado. “Incluso si el salario es más bajo, lo que importa no es el PIB, sino el nivel de vida. Y, como he dicho en numerosas ocasiones, los salarios no miden bien el nivel de vida”.

División demócrata

Stiglitz también abordó las tensiones internas en el Partido Demócrata: “Hay una división entre quienes quieren ofrecer una visión progresista e ir en un sentido diferente, y aquellos que yo describo como ‘neoliberalismo con corazón’, frente al ‘neoliberalismo sin corazón’ [de la derecha]”, señaló. “Mi sensación es que los demócratas perdieron porque no tenían visión, y las posiciones centristas, que dicen ‘hagamos más de lo mismo’, van a producir el mismo resultado: más desigualdad, más alienación”.

El Nobel recordó su libro más reciente, The Road to Freedom (Camino de libertad), en el que aborda el concepto de libertad desde una perspectiva económica, y criticó que la derecha radical haya secuestrado el término para justificar políticas regresivas. “La libertad tiene que ver con lo que uno puede hacer, con el conjunto de oportunidades disponibles”, explicó. “Alguien al borde de la inanición no tiene ninguna libertad, hace lo que tiene que hacer para sobrevivir”.

Según Stiglitz, la libertad de uno puede anular la de los demás: “La libertad de llevar un AK-47, una ametralladora, que la derecha cree que todo el mundo debería poder portar, se traduce en tiroteos masivos en colegios casi a diario. Esa libertad le quita a otros la libertad de vivir y también la libertad de vivir sin miedo”. Por eso, ha defendido, las sociedades deben establecer límites razonables y comprender que “a veces un poco de coerción puede ampliar la libertad de todos: un semáforo quita tu libertad de avanzar cuando está en rojo, pero sin él nadie podría moverse. Una norma, una restricción simple, puede expandir la libertad colectiva”.

Gaza, antisemitismo y democracia

Preguntado por EL PAÍS sobre la situación en Gaza, Stiglitz, de origen judío, fue contundente: “Creo que es claramente un genocidio; incluso antes ya era evidente que se trataba de una forma de limpieza étnica”. El Nobel denunció igualmente que “el Gobierno de Netanyahu ha puesto en peligro a los rehenes al negarse a un alto el fuego” y advirtió de que “lo que Israel ha hecho en Gaza ha incrementado la hostilidad y ha hecho más difícil alcanzar una solución a largo plazo”. A su juicio, “es difícil imaginar una solución distinta a la de los dos Estados que sea democrática, que no implique apartheid o una limpieza étnica efectiva”.

Stiglitz elogió también el reciente discurso pronunciado por Pedro Sánchez en la Universidad de Columbia, en el que el presidente español abordó estas cuestiones y defendió que expresarlas “no es antisemita”. “Pedro Sánchez desempeñó un papel muy importante al abrir el debate sobre la libertad académica”, dijo el Nobel, quien dedicó su posterior discurso de investidura a reivindicar que esta “no es solo un privilegio de unos pocos, sino una parte esencial de los mecanismos de control de la sociedad”.

En este sentido, Stiglitz acusó a la administración Trump de instrumentalizar el antisemitismo para atacar a las universidades. “Llevo 25 años en Columbia y nunca he sentido antisemitismo. Nuestras universidades han trabajado duro para luchar contra la discriminación de todo tipo y para ofrecer un entorno seguro a estudiantes de todas las religiones y razas. Que se nos ataque tanto por antisemitismo como por nuestros esfuerzos en diversidad, inclusión y equidad muestra la naturaleza de esa instrumentalización”.

La ceremonia de investidura de Stiglitz como doctor honoris causa tuvo lugar en el emblemático Palacio de la Magdalena, con una laudatio a cargo de Carlos Manuel Gradín Lago, catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Vigo, quien destacó una carrera profesional guiada “por una profunda preocupación por la desigualdad, la pobreza y la exclusión social”. En su intervención final, Stiglitz insistió en que sin democracia no hay prosperidad. “En el mundo académico vamos a resistir. Vamos a luchar”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Aser García Rada
Periodista 'freelance' especializado en información sobre salud, pediatra y doctor en Medicina (UCM). Ha colaborado con Público y elDiario.es y en la actualidad escribe en EL PAÍS, la Agencia SINC y The BMJ. Ha trabajado en ayuda humanitaria y, en cine y televisión, como actor, doble de luces, asesor médico y coordinador de departamentos de covid.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_