Chema Alonso: ¿gurú o vendehúmos informático?
El ‘hacker del gorro’, ex de Telefónica, ha protagonizado una carrera tan meteórica como cuestionada como experto en ciberseguridad

De José María Alonso Cebrián –más conocido como Chema Alonso- no hay opiniones tibias: o se le considera un gurú de la informática o un simple vendehúmos. Su forma de vestir informal –vaqueros gastados, camisetas amplias con estampados de grupos musicales y la perenne gorra de lana ocultando su melena canosa- han contribuido a construir esa imagen de nerd alternativo y referente tech. No en vano él se define en su perfil de Linkedin como “hacker” y “entrepreneur” (emprendedor). Lo de hacker lo lleva a orgullo. Tanto es así que realizó una campaña con firmas para que la Real Academia Española de la lengua (RAE), que había definido originalmente el vocablo como “Pirata informático”, añadiera la acepción de “Persona con grandes habilidades en el manejo de computadoras que investiga un sistema informático para avisar de los fallos y desarrollar técnicas de mejora”.
Nacido en 1975, siempre ha presumido de ser “el chico de Móstoles”, la ciudad madrileña donde estudió y creció en el seno de una familia humilde. Desde entonces apuntaba maneras por su afición a la informática, dando clases en el instituto cuando aún era menor de edad. Ingeniero informático y doctor por la Universidad Rey Juan Carlos e ingeniero técnico informático de Sistemas por la Universidad Politécnica de Madrid, tras trabajar en varias firmas fundó Informática 64, una compañía de seguridad y consultoría informática que le cambiaría definitivamente el rumbo a su vida profesional.
Y es que en 2013 Telefónica compra Informática 64. Chema no solo saca tajada inmediata (fuentes del sector manejan que la operadora le pagó entre 10 y 15 millones de euros) sino que ingresa en la multinacional donde despegaría su carrera definitivamente. Bajo el ala protectora de José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica desde 2016 hasta 2025, el meteórico ascenso de Alonso en la compañía es paralelo a su proyección mediática. Conferencias, encuentros en Sillicon Valley con los jefes de Apple, Google, Facebook o Amazon, apariciones en las televisiones para explicar los peligros de la ciberdelincuencia, e intervenciones estrella en el Mobile World Congress de Barcelona.
“El hacker del gorro”, como se le conoce, era el nuevo rostro de una compañía que quería deshacerse de su imagen avejentada como antiguo monopolio estatal telefónico para convertirse en un referente de las nuevas tecnologías. No se trataba solo de un señuelo de marketing porque Alonso comenzó a acumular cargos y responsabilidades ejecutivas que llevaban aparejados presupuestos de cientos de millones de euros: Chief Data Officer (CDO), Chief Digital Consumer Officer (CDCO), presidente de Wayra, miembro del comité ejecutivo de Telefónica...
Y llega Aura
El ingeniero informático no se arredró ante tal protagonismo; al revés, lo propició. Entre 2016 y 2017 presentó un proyecto llamado Aura, rebautizado como Cuarta Plataforma y conocido finalmente como Kemel, con el que se prometía devolver a los usuarios el control de sus datos que estaban en manos de los malvados Google o Facebook, e incluso monetizarlos como si fuera un vídeo en YouTube. En realidad, esta es la explicación que daba Pallete del proyecto porque Chema nunca supo concretar, ni externa ni internamente, “qué diablos era eso de la Cuarta Dimensión”, como decía con sorna algún directivo histórico de Telefónica, poco afín al mostoleño. El ingeniero informático utilizaba un lenguaje casi escolástico cuando hablaba de Aura como “una forma de romper con la estandarización de los servicios de telecomunicaciones y generar una relación más directa y personalizada con el cliente”. Pero la escolástica, aunque sea tecnológica y plagada de anglicismos, casa mal con el negocio. Y la Cuarta Plataforma/Aura/Kemel fue un fracaso en toda regla, al punto de que ha sido discontinuada por los nuevos responsables de Telefónica Tech tras la llegada a la presidencia de Telefónica de Marc Murtra a comienzos de este año.
Después del batacazo, y con los pies más en la tierra, el hacker encabeza otro megalanzamiento en 2018. Se trata de Movistar Home, vendido como una especie de Alexa para manejar todo tipo de aparatos, pero que en realidad no pasaba de ser un mando a distancia presuntamente inteligente, híbrido de altavoz y pantalla. Costaba 79 euros y no funcionaba ni en las presentaciones que realizaba del invento el propio Alonso. En 2023, Telefónica dejó de comercializarlo y, según bromeaban los propios directivos, apilarlo en algún almacén del Distrito C, sede central de la compañía.
Ya por entonces el predicamento de Alonso dentro de la compañía estaba cayendo en picado. El detonante llegó el 12 de mayo de 2017 cuando sucedió el WannaCry, un ciberataque a escala mundial que mediante ransomware secuestraba los equipos y pedía un rescate millonario para liberarlos. Compañías como Iberdrola, Gas Natural y la propia Telefónica ordenaron apagar los equipos y mandaron a su personal a casa. La reacción de Alonso, máximo responsable de ciberseguridad de la operadora, fue un tuit escurriendo el bulto: “Como muchos sabéis, la seguridad interna de Telefónica no es una de mis responsabilidades directas. Pero todos somos parte de la seguridad...”. El mensaje fue considerado insultante dentro de la compañía y acabó de granjearle la animadversión de la mayor parte de su equipo, al punto de que Alonso tuvo que enviar un mail interno a los empleados pidiendo disculpas.
Salida de Telefónica
Desde ese episodio, Alonso redujo su exposición mediática aunque siguió manejando fondos millonarios. Elevado era también su sueldo, que le permitió trasladarse a la exclusiva urbanización de La Finca, en Pozuelo de Alarcón, donde convive con otros mostoleños ilustres amigos suyos como el portero Iker Casillas. El relevo de Álvarez-Pallete por Murtra en la presidencia de Telefónica ha puesto fin a su carrera en la compañía, de la que ha recibido una cuantiosa indemnización.
Su salida de Telefónica en marzo pasado (dejó los puestos ejecutivos pero se mantuvo como consejero) también ha arrastrado polémica. El pasado martes, Alonso anunciaba su fichaje como vicepresidente y máximo responsable de desarrollo internacional de Cloudflare. Se trata de una empresa tecnológica estadounidense especializada en ciberseguridad y computación en la nube que sirve de intermediaria en la red a webs y proveedores de contenidos, y a la que LaLiga acusa de ser la responsable de proteger al 50% de webs que emiten fútbol de forma pirata. Apenas dos semanas antes, Alonso fue nombrado asesor del Comité Técnico de Árbitros (CTA) de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), no hace mucho enemigo declarado de LaLiga, con la que mantiene todo tipo de litigios por horarios, designaciones arbitrales, Supercopa, etcétera.
El conflicto ha alcanzado tal magnitud que el hacker no ha tenido más remedio que renunciar a ser asesor de los árbitros. Tampoco deben de estar muy contentos en Telefónica con que el que fue responsable de su ciberseguridad desde 2016 trabaje ahora en Cloudflare, una firma acusada de alojar las webs que piratean los partidos por cuyos derechos Movistar + ha pagado cientos de millones de euros. Porque aunque Alonso ya no tiene ninguna vinculación con la empresa, hasta julio figuraba como miembro del Consejo de Ciberseguridad de Telefónica y consejero de Telefónica Tech. El zorro cuidando del gallinero.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
