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La Casa Blanca eleva su presión sobre Powell, a quien ya están buscando sustituto

Bessent asegura que el recambio “está en marcha”. A los insultos de Trump se suman las acusaciones por despilfarro en la renovación de la sede de la Reserva Federal

Obras en la sede de la Reserva Federal en Washington, este lunes 14 de julio.
Iker Seisdedos

Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, puede presumir de poseer un título ciertamente disputado: el de funcionario más presionado de Washington. El último empujón hacia la puerta de salida de su puesto al frente del banco central estadounidense se lo dio este martes el secretario del Tesoro, Scott Bessent, que confirmó a Bloomberg que el proceso para buscarle sucesor, cuando expire su mandato en mayo del año que viene, ya está en marcha.

“Hay muchos candidatos excelentes, y veremos con qué rapidez avanza [el proceso]”, dijo Bessent, que descartó una renovación de Powell (“sería muy confuso”) y aclaró que, en última instancia, se trata de una decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, y que, como casi todo lo que tiene que ver con su Administración, “se moverá a su ritmo”.

Bessent no lo dijo, pero él es uno de esos “candidatos excelentes” cuyo nombre suena desde que Trump confirmó hace un par de semanas que anunciará a su elegido “a la vuelta de verano”, mucho antes de lo que dicta el decoro washingtoniano en estos casos. No fue una sorpresa. No solo por la costumbre de Trump a saltarse los precedentes, también porque el presidente de Estados Unidos lleva meses embarcado en una campaña de desprestigio de Powell, al que ha insultado de todas las maneras posibles y, en una de las más educadas, le divierte llamarlo Too Late Powell (el tardón, en castellano), por su resistencia a bajar los tipos de interés, como quiere Trump.

Jerome Powell en la última reunión de la Reserva Federal.

El líder republicano, que nombró a Powell en su primer mandato, volvió a la carga este martes, cuando reaccionó con cierta pereza al dato de la inflación interanual, que subió tres décimas hasta el 2,7% en un contexto de incertidumbre por los aranceles de Washington y de guerra comercial que estos amenazan con desatar. “La Fed debería recortar tres puntos [los tipos de interés]. Muy baja inflación. ¡Se ahorrarían tres billones de dólares!”, escribió en Truth, su red social. La idea de un recorte de esa magnitud pone de acuerdo a los analistas: sería una pésima idea.

Los ataques de Trump se han convertido en una desagradable rutina para Powell. No así la ofensiva concertada, que lanzaron la semana pasada destacados colaboradores del presidente a cuenta de lo que su Administración considera un escándalo: el sobrecoste registrado en la renovación de los dos edificios de la sede de la Fed en Washington, y que supone una novedad y una escalada de las hostilidades.

700 millones más

El coste de esas obras, que han tomado casi una década, ha ascendido a unos 2.500 millones de dólares, 700 millones más de lo previsto inicialmente. El proyecto fue aprobado inicialmente por la junta directiva de la Reserva Federal en 2017. Las sospechas de despilfarro y de gastos lujosos e innecesarios han ido creciendo en los últimos meses entre los simpatizantes de Trump. Russ Vought, principal asesor presupuestario de Trump, escribió el jueves pasado que el presidente está “extremadamente preocupado” por la “ostentosa reforma”, e insinuó que podría haber infringido las normas locales de construcción.

En su comparecencia bianual ante el Senado, Powell defendió el mes pasado las decisiones sobre la remodelación, ante las preguntas del republicano Tim Scott (Carolina del Sur), presidente del comité bancario de la Cámara Alta. Scott criticó a la Fed por las “lujosas renovaciones” que, dijo, incluían “terrazas en la azotea, ascensores personalizados que dan a comedores VIP y acabados en mármol blanco”. “No hay ningún comedor VIP. No hay mármol nuevo... No hay ascensores especiales”, respondió Powell, que este lunes pidió la intervención de un investigador independiente del Gobierno para que estudie el proyecto de remodelación y así despeje las dudas sobre el presunto despilfarro.

De nada sirvieron las declaraciones de Powell en sede parlamentaria. En una carta enviada por Vought a la Fed, este dio por hecho la semana pasada que la obra “incluye terrazas ajardinadas en la azotea, fuentes, ascensores VIP y mármol de primera calidad”. “¡El Palacio de Versalles habría costado 3.000 millones en dólares actuales!“, escribió el director de la oficina presupuestaria de la Casa Blanca.

La última campaña contra Powell ha puesto a Washington en alerta sobre las intenciones del presidente de Estados Unidos de influir en un puesto tradicionalmente ajeno a la política y cuyo cometido es doble: lograr la estabilidad en los precios y aspirar al máximo empleo.

Este martes, el presidente de la Fed recibió, al menos, el capote de un peso pesado de Wall Street. Jamie Dimon, consejero delegado de JP Morgan, declaró en una llamada con periodistas tras el anuncio de los resultados del banco, que “la independencia de la Reserva Federal es absolutamente crucial” y que “manipularla puede tener consecuencias adversas”. Dimon es el primer líder de una institución financiera de peso que se atreve a criticar la campaña de presión sobre Powell de Trump, que llegó a decir en abril que no descartaba despedirlo, pese a que no está en su mano hacerlo.

La próxima reunión de la Fed será el 31 de julio. Los inversores dan por hecho que el banco central mantendrá los tipos de interés en el nivel actual del 4,25%-4,50%. También aventuran una primera rebaja de 0,25 puntos en la del 17 de septiembre. Así se desprende de los datos de la herramienta FedWatch, que este martes daba más de un 97 de posibilidades de que suceda lo primero.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal jefe de EL PAÍS en EE UU. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.
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