El Gobierno de Portugal aprueba la privatización del 49,9% de la aerolínea TAP tres años después de su nacionalización
El primer ministro Luís Montenegro cree que habrá “muchos interesados” en la operación, que cuenta con Lufthansa, IAG y Air France-KLM como potenciales compradores


La aerolínea portuguesa TAP ha comenzado el camino hacia la segunda privatización de su historia. El Consejo de Ministros aprobó esta mañana el decreto-ley que regula la venta del 49,9% de la compañía (44,9% al comprador o compradores principales y 5% para los trabajadores) tres años y siete meses después de haberla nacionalizado para salvarla de la quiebra. Fue el propio primer ministro, Luís Montenegro, en una comparecencia sin derecho a preguntas, el que interrumpió el consejo para salir a anunciar la decisión que justificó con razones económicas: “No podemos seguir tirando el dinero a un pozo sin fondo”. Montenegro, que también advirtió de que el proceso se podría “suspender o frustrar” sin generar derechos indemnizatorios, se mostró convencido de que habrá “muchos interesados” en la adquisición de la empresa.
El Gobierno portugués solo aceptará propuestas de compañías aéreas “de dimensión relevante”, lo que deja fuera de juego a operadores de otros ámbitos o aerolíneas con poco músculo. La compradora tendrá libertad para gestionar la actividad diaria, pero no para tomar decisiones que afecten a las rutas o el hub de Lisboa, que requerirán una mayoría de votos.
Hasta ahora, los tres grupos interesados en la operación son IAG (British Airways-Iberia), Air France-KLM y Lufthansa. Todos ellos han tenido contactos en algún momento con representantes del Gobierno en los últimos tiempos. Y, en el caso de la aerolínea alemana, se ha ido más allá al anunciar que abrirá en Santa Maria da Feira, una localidad del norte del país, una fábrica de Lufthansa Technik para reparar motores y componentes de aeronaves que comenzará a construirse en 2026 y empleará 700 trabajadores. Cuando se anunció, a finales de diciembre, el ministro de Economía, Pedro Reis, elogió el “fortísimo compromiso” de la compañía alemana con Portugal.
De partida, la situación más desventajosa en esta carrera es la de IAG porque el Gobierno luso teme que la cercanía entre Lisboa y Madrid pueda achicar el peso de la capital portuguesa en beneficio de la española, centro de operaciones de Iberia, que acaba de anunciar un plan de inversión de 6.000 millones de euros para reforzar el aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas como hub europeo. Esta preocupación era también evidente en el Gobierno anterior, presidido por el socialista António Costa.
Ambos ejecutivos, a pesar de su distinto signo político, compartían el objetivo de reprivatizar TAP, que fue nacionalizada a finales de 2021 con la inyección de 3.200 millones de euros de fondos públicos para impedir su quiebra. La medida fue muy criticada por el impacto económico, pero en aquel momento el Gobierno socialista la defendió como la única alternativa para evitar el hundimiento de la aerolínea y el impacto negativo que tendría en la economía del país debido a la gran cantidad de empresas ligadas a su actividad.
Todo el dinero público será de difícil recuperación con la nueva operación de venta, teniendo en cuenta que las cifras que trascendieron hace unos meses para adquirir algo menos del 20% de la aerolínea portuguesa por parte de Lufthansa oscilaban entre 180 y 200 millones de euros, según publicó el Corriere della Sera. No obstante, ha sido una de las exigencias planteadas por el nuevo líder socialista, José Luís Carneiro, que reclamó “el reembolso a los contribuyentes portugueses” de 3.000 millones de euros.
El reintegro del dinero público, “dentro de los límites de lo posible”, es también uno de los objetivos de la actual privatización, según explicó esta tarde el ministro de Finanzas, Joaquim Miranda Sarmiento, en una conferencia de prensa junto al titular de Infraestructuras, Miguel Pinto Luz. Además, se pretende preservar el hub de Lisboa, mantener rutas estratégicas y crear sinergias con el inversor internacionales, entre otros propósitos.
Tras su nacionalización y el plan de reestructuración exigido por la Comisión Europea para dar luz verde a las ayudas, TAP ha cerrado los últimos tres años en positivo (54 millones de euros en 2024) frente a las pérdidas acumuladas entre 2010 y 2021. El año pasado transportó a 16,1 millones de pasajeros, cerca de su máximo histórico, situado en 17,1 millones en 2019.
En 2023 se produjo el primer intento de reprivatizar TAP, impulsado por el gabinete de António Costa, actual presidente del Consejo Europeo. La decisión, sin embargo, fue frustrada por el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, que vetó el decreto al entender que se perdía el control estatal al ponerse a la venta más del 51% de las acciones.
La primera privatización de TAP se cerró en 2015, también con un Gobierno conservador, dirigido por Pedro Passos Coelho. La adquisición del 61% de TAP por parte de Atlantic Gateway, un consorcio formado por DGN Corporation y HPGB, sociedades de los empresarios David Neeleman y Humberto Pedrosa, estuvo rodeada de anomalías, según una investigación de inspectores de Hacienda desvelada en 2024. Hay también en marcha una investigación de la Fiscalía desde 2023 sobre la privatización de 2015.
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