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El Sabadell vende su filial británica TSB al Santander por 3.100 millones de euros

El banco catalán pagará un dividendo extraordinario de 2.500 millones

La presidenta del Banco Santander, Ana Patricia Botín

El Banco Sabadell ha acordado la venta de su filial británica, TSB, al Banco Santander, según han comunicado ambos bancos a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Todo ello en plena opa hostil lanzada por el BBVA, que se acerca al momento en el que los accionistas decidirán su éxito. El banco que preside Ana Botín desembolsa por TSB en esta transacción en 3.100 millones de euros. El Sabadell considera que puede recibir 3.361 millones para entonces, si computa el beneficio que generará el banco británico en el tiempo que tarde en cerrarse la transacción, prevista para el primer trimestre de 2026.

Sobre el papel, el Sabadell inició el proceso de venta de TSB tras recibir muestras de interés de algunos competidores. Finalmente, el viernes recibió dos ofertas por su filial, las del Santander y Barclays, ambas en el entorno de los 3.000 millones de euros. Otros bancos que rondaron la transacción (como NatWest, HSBC o Yorkshire Building Society) han terminado abandonando el proceso.

El Santander se ha descolgado finalmente con una oferta muy por encima de las primeras tasaciones de TSB, que estaban en torno a los 2.000 millones. Tanto la entidad de Ana Botín como Barclays, el otro postor que ha llegado hasta el final, remitieron sus ofertas el viernes por algo menos de 3.000 millones. Si bien en un principio la entidad británica presentó la puja más alta, el Santander ha conseguido llevarse finalmente el gato al agua por 3.100 millones de euros.

El acuerdo entre el Santander y el Sabadell impide a los segundos a entrar en el negocio británico durante los próximos 24 meses, así como a contratar personal de TSB. También establece una serie de compensaciones si la transacción no se cierra finalmente y si el Sabadell vendiese finalmente la firma británica a otro banco tendría que indemnizar con 31 millones al Santander.

Deutsche Bank y A&O Shearman han sido los asesores del Santander en la operación. Goldman Sachs, Morgan Stanley y Uría Menéndez han trabajado por cuenta del Sabadell.

El consejo de administración ha tomado la decisión en una reunión celebrada en la tarde de este martes. El banco se encuentra condicionado por el llamado deber de pasividad que introduce la normativa de opas. Esto obliga a que la decisión la tome la junta de accionistas, que ha convocado para el próximo 6 de agosto.

En esta cita, el banco solicitará a la junta autorización para pagar un dividendo extraordinario de 50 céntimos por acción para pagar a sus accionistas el dinero percibido por la venta. Esto supondrá abonar 2.500 millones a los accionistas. En comparación, en 2024 el Sabadell pagó unos 1.000 millones en dividendos en efectivo a sus accionistas.

Además del visto bueno de la junta de accionistas, la operación está también condicionada a tener la autorización del regulador bancario del Reino Unido, así como sus autoridades de Competencia y del Banco Central Europeo (BCE). Las partes se dan de plazo un año, hasta el 1 de julio de 2026, para que la transacción se complete y, en el caso de conseguirlo para entonces, se emplazan a negociar extensiones del plazo. La idea, eso sí, es que la operación se ejecute rápidamente, en el primer trimestre de 2026.

El consejero delegado del Sabadell, César González-Bueno, explicó la semana pasada que solo venderán TSB —que adquirió de Lloyds en 2015 por 2.300 millones— si las ofertas que reciben están por encima de la tasación que le asigna el mercado. Afirmó, además, que no se trata de lo que en la jerga bursátil se conoce como una poison pill(píldora venenosa, una forma de una empresa de defenderse de una opa hostil con una venta de parte de su negocio), sino un movimiento estratégico.

Para el Santander, integrar TSB en su negocio británico supondría crear el tercer mayor banco en el país. Espera que la la operación genere un retorno del 20%, con unas sinergias de 400 millones de libras, unos 470 millones de euros, así como le costará 50 puntos básicos en la ratio de capital CET 1 fully loaded. Considera que TSB aportará al beneficio del grupo desde el primer año y supondrá un 4% para 2028, igualmente que mantendrá inalterado el reparto de beneficios.

La venta de la filial británica se interpreta como un refuerzo vitamínico para el Banco Sabadell, inmerso en la fase decisiva de la opa lanzada por el BBVA. La operación acumula más de un año de tira y afloja pero en los últimos días los hechos se han sucedido en cadena. La entidad de origen vasco anunció este lunes que, pese al endurecimiento de condiciones impuesto por el Gobierno la semana pasada, no desiste de sus intenciones de absorber al Sabadell y crear el segundo mayor banco de España. “Una vez analizado dicho acuerdo, BBVA ha decidido no desistir de la oferta, y por lo tanto, la misma se mantiene vigente conforme a lo previsto en la normativa aplicable”, resolvió el BBVA, en un hecho relevante que fue remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

El presidente del BBVA, Carlos Torres, aseguró en un vídeo que la unión de ambas firmas dará luz a una “entidad más sólida, con mayor escala y con capacidad para aumentar en 5.000 millones de euros anuales la financiación a familias y empresas”.

El giro de guion que comporta la operación TSB implica que el BBVA deberá afinar a la hora de hacer la planificación financiera de la opa y sacar una propuesta que sea atractiva desde el punto de visto rentable, tanto para sus accionistas como para los del Sabadell. No es el primer requiebro que sale al paso del BBVA en sus planes de absorción. El Gobierno nunca ha visto con buenos ojos la operación capitaneada por Carlos Torres y, pese a que no puede oponerse de facto a la transacción, sí ha ido sembrando de piedras el camino de la opa.

El anuncio que hizo a primeros de abril el propio Pedro Sánchez, convocando un proceso de consulta pública para recabar opiniones a favor y en contra de la opa, fue su solo un suave preludio del latigazo que, la semana pasada, soltó el ministro de Economía tras un acuerdo del Consejo de Ministros: mantener durante tres años, ampliable por otros dos más, al Sabadell como una entidad separada jurídicamente y, además, veto al despido de trabajadores y al cierre de oficinas. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha insistido en que el Gobierno ya ha puesto las condiciones para la opa del BBVA sobre el Sabadell y hay que asegurarse de que estas se cumplan para compatibilizar el desarrollo “de valor” del sector privado con la protección del interés general.

La supervivencia del Sabadell como marca independiente se presenta como un asunto capital en Cataluña. Patronales y entidades empresariales han presionado para que el Gobierno ponga un escudo contra la estrategia del BBVA. El Govern catalán destacó este martes su “sintonía absoluta” y la “buena colaboración” que mantiene con el Ejecutivo de Pedro Sánchez. La portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, afirmó este martes que la “participación” del Gobierno en la opa de BBVA sobre el Banco Sabadell “se acaba” con la decisión que adoptó la semana pasada de retrasar la fusión de los dos bancos durante tres años y que ahora toca la aprobación del folleto por parte del supervisor y que los accionistas del Banco Sabadell “evalúen” la oferta.

El BBVA tiene ahora que actualizar el folleto donde da información detallada sobre la oferta a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), esperar la luz verde del supervisor e iniciar el periodo de aceptación, que será el momento decisivo, la hora en la que los accionistas del Sabadell decidan, con su voto, el desenlace del culebrón bancario.

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