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El encendido de centrales de gas tras el apagón eleva el desperdicio de energía verde

El movimiento en pos de la seguridad de suministro multiplica los vertidos de eólica y fotovoltaica, de por sí altos en primavera

Aerogeneradores del parque eólico de Serra do Larouco, en Esgos (Ourense), en una imagen tomada en 2023.

Los propietarios de plantas fotovoltaicas producen estas semanas más que nunca en el año, pero sufren con los bajos precios de la electricidad en primavera y los elevados vertidos por la descompensación entre oferta y demanda en las horas centrales del día. A esa tónica habitual en los meses de abril, mayo y junio de los últimos tiempos se suma este año un importante factor añadido. Tras el apagón, el gestor del sistema (Red Eléctrica de España, REE) ha optado por la respuesta más lógica: encender ciclos combinados de gas, que de otra manera estarían apagados, para asegurar la estabilidad del sistema y reducir al máximo la probabilidad de un nuevo cero eléctrico. La contracara de ese movimiento es el aumento en los vertidos de las tecnologías renovables, eólica y solar, las más limpias y baratas.

“Vertidos ya había, pero, con el actual modo reforzado de operación del sistema eléctrico, la entrada de centrales de gas ha crecido con fuerza, expulsando producción eólica y solar fotovoltaica”, confirma Javier Revuelta, de la consultora energética Afry. “A los vertidos económicos habituales en primavera, en días en los que la demanda es menor que la oferta, se han unido desde el apagón vertidos técnicos, por el encendido de más ciclos combinados”.

En órdenes de magnitud, Revuelta calcula que cada día se están acoplando alrededor de dos gigavatios (GW) de ciclos combinados en restricciones técnicas, unas cinco turbinas de 400 megavatios (MW). Con esa nueva energía añadida al sistema, el vertido eólico en lo que va de mayo ronda, según sus cifras, el 11%, con el solar fotovoltaico en el entorno del 8%. “No hay que crear alarma, porque no estamos hablando de una cantidad muy abultada, pero sí es mayor de lo habitual”.

El patrón de producción ha cambiado desde el gran apagón del 28 de abril. En los datos que maneja el sector se observa con meridiana claridad que se está utilizando un mix con mucha más energía generada por turbinas y que, por lo tanto, proporciona estabilidad al sistema: estos son los ciclos combinados de gas, las centrales nucleares, los saltos de agua y las plantas termosolares.

Desde el apagón, tomando un día cualquiera, se está empleando en torno a un 17% prácticamente fijo de nuclear, alrededor de un 9,5% de ciclo combinado, otro 4,5% de cogeneración y un poco de térmica solar. Todas ellas se están usando de forma bastante estable, sobre todo la primera. Y la hidráulica es la fuente a la que se está recurriendo de forma variable, con alzas y bajas, para regular el sistema, en especial ahora que hay agua abundante: en la hora punta de sol, sobre las 13 horas, que es cuando menos se utilizó la hidráulica, alcanzó un 10% del mix. Es decir: REE está contando con un colchón del 40% de energías que aportan firmeza al sistema, muy superior al que se dio en las semanas que precedieron al cero energético, cuando solo supusieron sobre un 20%.

“Red Eléctrica está yendo con cinturón, tirantes y paracaídas con tal de asegurarse de que no vuelva a repetirse el incidente”, afirma gráficamente una fuente sectorial. “Es la forma de garantizarse al cien por cien que se cumple con los parámetros técnicos de tensión, frecuencia e inercia”, añade.

Pero quizá el dato más definitivo son las restricciones técnicas a las renovables una vez se ha casado la oferta en el mercado: los recortes que hace el operador del sistema a la asignación que ha hecho el mercado de producción fotovoltaica y eólica con el fin de garantizar la seguridad de suministro. Lo hace por criterios puramente técnicos y se trata de datos a los que tienen acceso las empresas agentes.

Mientras que antes del 28 de abril solo había recortes por razones técnicas de alrededor un 5% o menos a la producción fotovoltaica que se había cruzado en la subasta del mercado, ahora se ha llegado a superar el 20% de recorte durante varios días. Y, en cualquier caso, los últimos datos conocidos están entre el 8% y el 10% de reducción. En el caso de la eólica, los recortes previos eran de entre el 10% y el 15% de lo que había casado el mercado, y tras el gran apagón se han llegado a situar en cifras del 20%.

Antes, la idea era minimizar estos recortes para aprovechar los precios de las renovables y reducir emisiones. Pero estos datos ponen claramente de manifiesto que el sistema está siendo mucho más restrictivo con el uso de la eólica y la solar, pues son tecnologías que no brindan firmeza a la red porque no se producen con turbinas. Algunos de esos recortes son todavía más elevados si se tiene en cuenta que tras el fundido total hubo varios días de lluvia en los que se generó menos fotovoltaica.

Precio y emisiones

A su vez, esto se está traduciendo en un coste extra que hay que añadir al precio resultante en la subasta diaria del mercado mayorista. Y esto se explica porque el precio final de la electricidad es el que se casa más el precio a pagar a los titulares de las centrales de gas y saltos de agua para que produzca la fotovoltaica y eólica que fue cruzada en el mercado pero que luego fue rechazada por razones técnicas por el operador, básicamente para evitar demasiada generación renovable que no aporte estabilidad.

El precio de estas restricciones es alto porque obliga a tirar de ciclos combinados o de centrales hidráulicas regulables, ambas preparadas para suministrar cuando se le pida, pero que suelen ser notablemente más caras que la eólica y, sobre todo, que la fotovoltaica (de largo la tecnología más limpia y económica). Y estos llamados vertidos técnicos suelen ocurrir siempre que haya un mayor aporte de solar por la climatología. Así, pese a que los precios de estos días en mercado están siendo algo superiores a los 10 euros, el precio final se está colocando por encima de los 40 y los 50 euros debido a estas restricciones.

El mayor uso de las centrales de gas para añadir flexibilidad y firmeza también se está traduciendo en un “muy probable” aumento de las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) del sistema eléctrico en mayo, según la proyección del analista independiente Francisco Valverde. “Aunque sigue por debajo de la mediana de los cuatro últimos mayos, nos aleja un mes más de las deseadas reducciones”, cierra.

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