Ese niño raro que no sale de su cuarto
Si alguien creía que la población nerd iba a la baja, entonces es que todavía no conoce a Chaz Bundick, nacido en Carolina del Sur, 24 años de salero indietrónico. Uno de esos bichos raros que florecen intermitente y aisladamente en dormitorios juveniles a lo largo y ancho del planeta. Tipos que no encajan en clase y preocupan a sus padres. Jovenzuelos que lo mejor que saben hacer es expresarse a través de una música que crea adeptos con la misma rapidez con la que sus gafas arruinan sus posibilidades de vida social. El artista como eterno adolescente, y en este caso, atrincherado tras sus canciones.
"Grabé mis dos álbumes solo, en casa, pero ambos son distintos. El primero, Causers of this, era más experimental y se convirtió en el punto de partida para el siguiente, que está más enfocado a las canciones", explica desde su móvil con una timidez rayana en la desgana. Se refiere a los dos discos que ha grabado como Toro y Moi, un proyecto personal y casero que a la hora de materializarse en un escenario se transforma en banda. Underneath the pine, el segundo álbum, es el que le ha acabado de granjear todo tipo de parabienes. Interpreta canciones pop sofisticadas hechas sin ninguna sofisticación. Es pop electrónico con una buena dosis de melodías californianas, ritmos funk y toques de italo disco. Música asequible con un ligero trasfondo oscuro. "Mi teoría es que hay que alcanzar estados emocionales extremos para que aparezca la inspiración. Intento aplicarlo, pero al final la música que me sale no es oscura ni torturada, es optimista y divertida porque refleja buenos momentos. Me gustaría buscar temas más literarios y salirme de lo habitual, que es hablar de mis amigos y mi familia, pero cuando abandono ese terreno siento como si estuviera mintiendo, así que siempre regreso a lo que mejor conozco".
"No me sale hacer música torturada. Si abandono ese terreno siento que miento"
Toro y Moi ha necesitado tan solo unos pocos años para llegar a este estatus de artista de culto que, por brillante y prolífico, podría en cualquier momento facturar un álbum histórico. "Tampoco ando buscando nada en concreto. Pero ocurra lo que ocurra en el futuro, no quiero que la atención o el éxito interfieran en lo que hago. Cuando los artistas triunfan, corren el peligro de distraerse de sus objetivos. Yo no quiero que me ocurra eso, lo que quiero es hacer la música que me apetece. Deseo ser feliz con lo que hago".
Ahora nos adentramos en el proceloso mundo de las etiquetas, cada vez más fragmentario y fútil. De Toro y Moi se dijo que hacían chillwave, como su amigo Washed Out, Memory Tapes y algunos de los músicos de Animal Collective cuando graban por su cuenta. Una versión del shoegazing a la que le han crecido sintes polifónicos propios de los años ochenta. A Bunwick, lógicamente, por un oído le entra y por otro le sale. "En mi música hay elementos muy diversos; además de pop y electrónica, también hay algo de jazz. Yo no me paro a definirla, la única definición exacta que se me ocurre es que hago lo que me apetece. Si otros quieren hacerlo, adelante, pero, por favor, que digan cosas coherentes".
En breve tocarán en España por segunda vez, y Bundick está preparándose una vez más para la pregunta inevitable. "El nombre de Toro y Moi no significa absolutamente nada", dice riéndose, "son palabras elegidas de un modo aleatorio, casi de manera dadaísta". En cambio, la ilustración que abarca la portada de Underneath the pine tiene mucha más intención. Una boca masculina mordiendo la pulpa de un fruto que así, en primer plano, se transforma en algo enigmático. "Tengo un título en diseño y me encargo de las portadas y las proyecciones de los conciertos. El diseño es mi segunda gran pasión. El de la foto soy yo, y la fruta es un pomelo. Quería una imagen bella y extraña para la portada. Por eso me gusta esa foto, creo que es un buen equivalente visual de la música que hay en el disco. Algo chocante, pero bonito al fin y al cabo".
Underneath the pine está editado en Green Ufos. Toro y Moi actúa el jueves 16 de junio en el Sónar (Barcelona), el sábado 18 en el Día de la Música Heineken (Madrid) y el sábado 2 de julio en el Festival Vigo Transforma.

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