Erandio pide perdón

Con una placa conmemorativa y un acto institucional que congregó a un centenar de personas, Erandio quiso ayer saldar la deuda histórica que mantenía con las víctimas de ETA asesinadas en el municipio. Los homenajeados son el brigada de Marina Emilio Fernández Arias, casado con dos hijos, asesinado de dos tiros en la cabeza cerca de su casa en 1982; y Fabio Moreno, el niño de dos años que murió en 1991 al explotar en el coche una bomba colocada porque su padre era Guardia Civil - "[la vida de un militante de ETA] vale cien veces más que la de un hijo de un txakurra [perro]", afirmaban los dirigentes de la banda en una carta semanas después del atentado, acusando al "enemigo" de "usar cobardemente a sus hijos para protegerse"-.

"Antes les deseaba que les pasase lo mismo que a mí o que sufrieran como perros, pero ya no. Simplemente no les perdono", dijo emocionada la madre del niño, Arantza Asla, tras el homenaje realizado por el consistorio, gobernado por el PNV, siguiendo la iniciativa del Mapa de La Memoria impulsada en los ayuntamientos por el Gobierno vasco, representado ayer por el viceconsejero de Seguridad, Rafael Iturriaga.

"El déficit de reconocimiento con las víctimas del terrorismo constituye una deuda histórica contraída por nuestro pueblo que es preciso saldar cuanto antes y con carácter prioritario", explicaba el comunicado institucional.

Mientras una decena de niños encima seguía desde lo alto del quiosco, sin saber muy bien en qué consistía el acto, el hermano gemelo de Fabio, Alexander, que también resultó herido en el atentado, quiso mantenerse en un segundo plano. Hoy tiene 21 años y, aunque el odio y la rabia siguen presentes, según su madre, ha logrado que no condicionen su vida.