Pulso y arritmias
Se nos va la fuerza por la boca. Antes de llegar al teatro de operaciones, ya hemos agotado todos los adjetivos de elogio. No hay nada más importante en la vida actual. Los telediarios de La Primera abren con noticias sobre la selección de fútbol. No importa que esté en discusión la reforma laboral, con novedades todos los días por una y otra parte.
Tampoco nadie nos explica con rigor los males que nos aquejan, su posible solución y medios para alcanzarla. Europa se destiñe en reuniones, cumbres y comisiones día sí, día también. Se saludan con efusión y sonrisas, aunque se hable de los temas más escabrosos y delicados para los ciudadanos. El Mundial es el único asunto serio.
En 1898 se dijo con ocasión de la pérdida de Cuba que España no tenía pulso. Fue, creo, con ocasión de mantener, con normalidad, una corrida de toros el mismo día que llegó la noticia. Hoy se podría decir que España tiene pulso, pero con una arritmia brutal. Y son sabidos los riesgos que esto comporta.
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