Bruselas aplaza la negociación del arancel para el plátano

Bruselas ha decidido aplazar hasta septiembre la presentación de una propuesta alternativa a la del arancel de 230 euros por tonelada de plátano importado que rechazó la Organización Mundial del Comercio (OMC) el lunes pasado.

El nuevo arancel que se decida entrará en vigor en 2006 y sustituirá al actual de 75 euros por tonelada. La reunión que tuvo lugar ayer en Ginebra entre la Comisión Europea (CE) y los países latinoamericanos exportadores (Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, y Venezuela) finalizó sin acuerdo. A la reunión asistió, al menos, una multinacional del sector, según fuentes de los negociadores.

La CE , tras esta primera toma de contacto con los exportadores, hará un paréntesis de un mes para recalcular el impuesto. Los cambios exigidos por la OMC se refieren, sobre todo, a los precios y al periodo usados en el cálculo.

Productores europeos

El presidente de la Asociación de Productores de Plátano Europeos, Leopoldo Cologán, se mostró ayer indignado tras descubrir que representantes de al menos una multinacional exportadora habían asistido a la negociación.

Cologán afirma que elevará una propuesta ante la OMC, por lo que considera un trato discriminatorio hacia los productores y comercializadores europeos, que sólo estaban representados por la Comisión.

El presidente de la asociación también culpa a las multinacionales privadas que comercializan la fruta de las dificultades de alcanzar un acuerdo. "El problema no lo constituyen los agricultores de los países latinoamericanos, sino las multinacionales que compran sus productos y los venden en Europa", afirma.

Eduardo Ledesma, director ejecutivo de AEBE, asociación de exportadores de Ecuador, confirmó la presencia de empresas privadas en las reuniones.

En su opinión, esto sucede porque en muchos países latinoamericanos, la exportación y la comercialización la realizan multinacionales como Dole, Chiquita o Del Monte, que conviven con algunas empresas de exportación y comercialización locales. Esto no ocurre en España, donde las mismas empresas que producen plátanos son también las que los venden.