El efecto 'Trainspotting'

En la ficha técnica que acompaña a esta crítica, en el apartado correspondiente al género, se ha escrito "comedia de acción", pero bien podía haberse calificado Intermission como un thriller cómico-social con toques de cine de acción y unas gotas de drama romántico. La mezcla de géneros es un peligroso terreno del que se puede salir bien parado y del que se puede salir trasquilado si no se ejercita con las dosis necesarias. Al debú en el largometraje del británico John Crowley le funciona bastante bien la acción; la comedia, sólo a ratos; el drama desconcierta más que sorprende, mientras el romance no tiene el menor interés.

Influida sobremanera por el efecto Trainspotting (¿cuántas películas europeas han intentado copiar sin demasiado éxito ese aire de seria gamberrada de la gran película de Danny Boyle?), Intermission tiene una secuencia de arranque bastante potente, pero su fuerza se va diluyendo ante los continuos saltos de género y las excesivas historias paralelas que se quieren contar. Cuando se narran los avatares de 11 personajes, cada pincelada sobre cada uno de ellos debe ser imprescindible, exacta. Aquí no caben las arbitrariedades. Sin embargo, algunas de las escenas del filme son fácilmente desechables. Eso sí, frente al irregular guión de Mark O'Rowe, la dirección de Crowley es muy aparente, algo que llevó a Intermission a ser una de las favoritas del público y del Premio de la Juventud en el pasado Festival de San Sebastián.