La otra Europa
¿Hasta cuándo va a durar esta descabellada ronda presidencial que obliga a los países de la Unión Europea a producir cada seis meses un sinnúmero de reuniones ministeriales cuya pretensión de originalidad es casi tan ridícula como desalentador resulta su balance? Quienes viven de cerca este crónico y mostrenco ballet de ministros y de sus séquitos -yo seis años en el Consejo de Europa y cinco en la Comisión Europea- saben que su irracionalidad ha ido aumentando año tras año.
Pues lo que en la primera fase de la Comunidad podía tener alguna razón de ser, hoy, como ha sostenido el ministro belga Michel, es plenamente incoherente. Por ello una de las aportaciones del semestre español podría consistir en suprimirlo sustituyéndolo por un sistema eficaz de presidencia. En cualquier caso, mientras dure, hay que establecer un seguimiento estricto de cada uno de los temas de la Agenda. Niza dejó la construcción europea empantanada en sus contradicciones a la par que irremediablemente comprometida con su ampliación. La cumbre de Laeken, tomando pie en la Declaración 23 sobre el porvenir de Europa, aneja al Tratado de Niza, ha comenzado a levantar el velo de la confusión.
Los cuatro temas tratados -delimitación de las competencias, rol de los Parlamentos nacionales, Carta de Derechos Fundamentales y simplificación de los Tratados- serán los que abordará centralmente la Conferencia Intergubernamental del 2004 en la que se aprobará el nuevo Tratado o Constitución de la Unión Europea. La riqueza de los textos producidos (ver el excelente site http://europa.eu.int/futurum/index_fr.htm.), mantiene una polisemia interpretativa, que los Estados miembros se encargan de alimentar. Y así en el tema de la reformulación de las competencias, que debe preservar lo esencial del acervo comunitario, los Estados no se ponen de acuerdo sobre qué sea lo esencial.
Como no lo hacen tampoco sobre la condición, política o jurídica, de la subsidiariedad; ni sobre la amplitud y los sectores en los que deban intervenir los Parlamentos nacionales; al igual que olvidan la necesidad de reforzar la estructura judicial imprescindible para que la Carta de Derechos Fundamentales tenga una existencia real; y que se empeñan en ignorar la imposibilidad de simplificar los tratados sin modificar el sentido que actualmente tienen. Para desenmarañar esta maraña técnica, Laeken propone dos nuevos temas -reforzar la eficacia de las instituciones y alumbrar un espacio político europeo- y un mecanismo privilegiado, la Convención.
Ésa es la herencia que recibe España, en un momento en el que la crisis económica, el malestar social y la conciencia común de fragilidad que ha generado el 11 de septiembre, así como el escoramiento hacia la derecha dura; la inmovilidad que conllevarán las próximas elecciones en Portugal, Francia y Alemania; y el vasallaje de Europa para con los Estados Unidos, más guerreros e imperiales que nunca, configuran un paisaje que reclama grandes decisiones políticas. Pues lejos de los mecanismos blandos, que propone el Libro Blanco sobre la gobernancia europea, España debe sacar a Europa de la ambigüedad entrando frontalmente en los cuatro cuestiones de las que depende su futuro:
1. Una Convención que debe potenciarse al máximo, constituyéndola en la herramienta indispensable para la preparación de la Constitución Europea.
2. Una ampliación, que tiene que abordar con generosidad pero sin complejos y con rigor, defendiendo que sólo podremos tener más Europa si antes tenemos una mejor Europa y que para ello son imprescindibles un nuevo modelo institucional y un considerable fortalecimiento de sus recursos administrativos.
3. La profundización del modelo europeo de sociedad que no sólo es nuestra más cabal seña de identidad, sino que puede constituir un referente mundial tanto frente a los terrorismos integristas como frente al integrismo conservador y militarista.
4. Su privilegiada condición de puente entre el Norte y el Sur, gracias entre otras causas, a esas dos áreas tan ligadas a la geopolítica española que son el Mediterráneo y América Latina. La respuesta a estas cuatro cuestiones, sobre todo a las dos últimas, conducirá a esa otra Europa justa y solidaria a la que tantos aspiramos. La otra Europa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Vídeo |Inteligencia Artificial, ¿una nueva era de vigilancia masiva?
La exjefa de gabinete de Pradas declara a la jueza que el día antes de la dana ya se hablaba de “mensajes masivos”
Las enfermeras que grabaron y denunciaron por violación a un cirujano en un quirófano de Murcia: “Esos movimientos no eran normales”
Laporta carga contra el Real Madrid: “Tienen un bodrio de televisión en el que vomitan mentiras e intoxican”
Lo más visto
- El Supremo condena a ‘Okdiario’ y a Eduardo Inda por intromisión en el honor de Iglesias al acusarle de cobrar de Venezuela
- Los hijos de Isak Andic negocian un acuerdo para pagar 27 millones a la pareja del empresario y cerrar el conflicto por el legado
- Irene Escolar: “Si la gente se droga es porque encuentra en ello una anestesia que necesita. Negarlo es absurdo”
- Eduardo Casanova anuncia que tiene VIH: “Hoy rompo este silencio tan doloroso”
- La asociación mayoritaria de guardias civiles no está de acuerdo con la DGT en sustituir los triángulos por la baliza V16




























































