El riesgo de una votación conjunta

Una línea de texto solicitando la devolución de los presupuestos al Gobierno puede valer el trabajo de meses y cientos de folios con complicados ajustes de gastos e ingresos. Ese es el riesgo al que se enfrenta el Gabinete de Ibarretxe, en minoría en el Parlamento. El día 14 la Cámara decidirá si todo ese esfuerzo ha merecido la pena o si las cuentas son rechazadas.

Las enmiendas a la totalidad presentadas por varios grupos se defienden siempre por separado, y se votan también separadamente si incorporan modificaciones del capítulo de gastos o de ingresos. Pero si no incorporan un presupuesto alternativo o una modificación de las partidas y sólo plantean la devolución de las cuentas al Ejecutivo, estas enmiendas se pueden agrupar y votar de manera conjunta.

Sin embargo el Reglamento del Parlamento no regula taxativamente este aspecto, por lo que la Junta y la Mesa podrían establecer un procedimiento nuevo para votar por separado cada una de las enmiendas. En ese caso PSE, PP y Batasuna, tendrían que hacer confluir sus votos en una de ellas para conseguir la devolución de las cuentas. El Gobierno dispone de 36 parlamentarios frente los 39 que suma la oposición.

La posibilidad de que las tres enmiendas se voten conjuntamente es la que más inquieta a los partidos del Gobierno. El rechazo de las cuentas se produciría, simplemente, si Batasuna, PSE y PP votaran sus respectivas enmiendas, sin recurrir a apoyos cruzados que tendrían difícil explicación política. De momento la única enmienda registrada es la de Batasuna. Su portavoz, Arnaldo Otegi, criticó que el 90% de las partidas que incorporaron las cuentas de 2000 -para Udalbiltza, la Biblioteca Nacional, la consulta popular y Treviño-, fruto del pacto entre PNV-EA y EH, no hayan sido ejecutadas. 'De todo aquello no queda nada en estos presupuestos de corte neoliberal', acusó Otegi, quien se mostró dispuesto a negociar, 'pero empezando otra vez de cero'.