Aznar ofrece en Varsovia las máximas facilidades a la inmigración polaca

El presidente del Gobierno, José María Aznar, aseguró ayer en Varsovia al primer ministro polaco, Leszer Miller, que España dará las máximas facilidades a la inmigración polaca en el contexto de un planteamiento global muy abierto de las negociaciones de adhesión de ese país a la Unión Europea, que deberán avanzar decisivamente bajo la presidencia española, en la primera mitad del año próximo.

En concreto, frente al periodo de dos años, ampliable a siete, impuesto por Alemania para que los trabajadores de los nuevos miembros puedan emigrar libremente a territorios de los Quince, el Gobierno español está dispuesto a admitir polacos sin restricciones desde el ingreso mismo.

Fuentes gubernamentales indican que la misma política franca podría ser aplicada a la mayoría de los diez países del Este que previsiblemente entrarán en la UE en 2004, pero añaden que el riesgo de que España, al tener una política más abierta que el resto de los comunitarios, se convierta en un polo de atracción como punto de paso para los emigrantes orientados a otros países, aconseja restricciones. No será ése el caso de Polonia, según afirmó ayer Aznar, quien recordó que Madrid y Varsovia están a punto de cerrar un convenio bilateral de inmigración para regular los flujos hasta que se concrete el marco comunitario.

Con un 19% de desempleo, destinado a aumentar a medida que se realice la reestructuración del sector agrícola que la UE exige, Polonia es el candidato que más se opone a las duras condiciones sobre el flujo de la mano de obra dictadas por los alemanes. Es también el país más grande de los llamados a entrar y el que más competencia objetiva plantea a España, tanto en la distribución de las ayudas comunitarias como por el peso que el Tratado de Niza le confiere en las instituciones de la Unión.