Bacon fue incinerado sin testigos en Madrid

El cadáver del pintor irlandés Francis Bacon, fallecido el martes en Madrid, fue incinerado ayer en el crematorio de la Almudena, en una ceremonia acorde con los deseos que él había expresado: ni un solo asistente, aparte de los funcionarios y de una docena de periodistas a quienes no se les permitió la entrada a la sala.

A las 14.55 de ayer -Bacon demostró hasta el final ser amante de los horarios españoles de comida- llegó el furgón procedente de la, clínica Ruber, donde el artista estuvo internado sus últimos seis días. No había comitiva, ni siquiera coche de acompañamiento. A las tres en punto, de la tarde se abrieron las puertas del crematono y el ataúd fue trasladado, al interior, donde tenuemente sonaba música fúnebre.

Una funcionaria no admitió la presencia en la sala de quien no fuese "familiar o amigo" -nadie cumplía tales requisitos- y se escudó en los reglamentos para evitar dar información sobre el destino de las cenizas. Según la Embajada británica, el traslado de, los restos a Londres ha sido gestionado directamente por los abogados de la familia.

Los periodistas introdujeron en la sala el único ramo dé flores, de tamaño pequeño, que había sido enviado a la cremación por un local londinense; llevaba prendido un tarjetón en inglés: "Para Francis, con amor, de Noel, Lesley y todos los de The French House, Soho".