Buenas perspectivas para España en Argelia si se despeja el tema del Sahara
Si se exceptúa el conflicto del Sahara Occidental, la imagen de España en el Magreb, vista desde Argel, es la de un firme interlocutor económico con el que existe la voluntad de elevar el nivel de relaciones políticas, a partir de las posiciones comunes, en particular en el contexto de la neutralización del Mediterráneo, compartidas por el PSOE y el Frente de Liberación Nacional (FLN) argelino."Condenados a entenderse", según la expresión del primer presidente de Gobierno español que visitó Argelia -Adolfo Suárez, en mayo de 1979-, los argelinos estiman que Madrid sigue adoleciendo de "falta de imaginación" en su política magrebí, tal vez por seguir arrastrando la herencia de Gobiernos anteriores, para los que Argelia no constituía ni prioridad ni área de intensas relaciones, hasta la emergencia del conflicto del Sahara Occidental.
En razón del peso creciente de las importaciones españolas de crudo y gas natural argelino, las relaciones económicas condicionan, en buena parte, el contexto político. Con una cifra que rebasa los mil millones de dólares anuales, la balanza económica con Argel hace de esta capital el primer interlocutor en Africa.
El reajuste del precio del gas argelino, solicitado por este país, reforzará todavía más esa línea, en estos momentos determinante para pulsar el sentido de la globalización de realciones planteada por Argel y aceptada por España.
A título de reproche, los argelinos entienden que la visión política de España, desde los tiempos del franquismo, ha minimizado sistemáticamente la importancia y el crédito con que cuenta este país, no sólo en el contexto del Magreb, sino en el marco de los países en vías de desarrollo. Gobierno y medios de comunicación españoles han sido juzgados conjuntamente a la hora de criticar la actitud que convierte a Marruecos en un aliado potencial, y a Argelia en una incógnita difícil de ser despejada.
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