España, a todo o nada frente al desconcertante talento de Holger Rune
El equipo de Ferrer, mermado por las bajas de Alcaraz, Davidovich y Granollers, se juega el pase a las Finales con Dinamarca, guiada por un joven que sigue sin estallar


Trabajador incansable y deportista de fe, David Ferrer conocía perfectamente las ondulaciones que se encontraría al aceptar la capitanía del equipo de la Copa Davis. Partió su andadura hace dos años sin Carlos Alcaraz y, de nuevo, afronta otra cita decisiva sin el concurso del número uno del mundo, quien finalmente ha optado por descartar la eliminatoria que enfrentará a partir de este sábado a España y Dinamarca (12.30, Movistar+) debido al “cansancio”. Su progresión hacia la final del US Open hizo que el técnico se replantease de forma inmediata el escenario, aunque no contaba, seguramente, con otras dos bajas de peso y a última hora. Es decir, otra vez, a competir con lo puesto.
Sin la participación de Alejandro Davidovich ni la del doblista Marcel Granollers, este último campeón reciente en Nueva York, el cruce contra el conjunto nórdico se iguala y el suspense se acrecienta; esto es, el presumible desequilibrio pre-bajas ya no es tal. En juego, mucho: una plaza para la fase final de noviembre, que tendrá lugar (del 18 al 23) en la pista de Bolonia. Sin duda, otro mayúsculo reto para el capitán Ferrer, quien aun así se aferra al optimismo que desprendía como jugador: “Obviamente son bajas importantes, pero es algo que tenemos que aceptar y a partir de ahí, mirar al presente. Igualmente, creo que tenemos muy buen equipo para sacar la eliminatoria adelante”.
España cuenta de partida con un doble elemento a su favor. Por una parte, la atmósfera que envolverá a la serie, enmarcada en la calidez del Hotel Puente Romano de Marbella; y, por otra, la superficie, por la mejor adaptación del tenista español a la tierra batida. Se agarra además Ferrer a la excelente respuesta de los suyos en el compromiso previo, en febrero y en tierras suizas. Allí, también sin Alcaraz ni Davidovich, ni tampoco el oficio de veteranos como Roberto Bautista, Pablo Carreño o el propio Marcel Granollers, el equipo español logró sacar adelante el compromiso con una nómina de circunstancias que respondió estupendamente ante un adversario débil, dicho sea de paso.

Respondieron Jaume Munar, Pedro Martínez y Roberto Carballés, y el presente obliga a una reacción similar. Ahora bien, esta vez sí, el seleccionador ha podido echar mano de Carreño, aunque el asturiano sigue reencontrándose después de pasar por el quirófano y un largo periodo de baja. “En momentos calientes, Pablo es un jugador capaz de soportar la presión”, razona Ferrer, que en la orilla de enfrente advierte la inquietante presencia de un joven (22) de extraordinaria calidad, a la par desconcertante. Siempre amenazante, casi siempre decepcionante: Holger Rune. “Es un top”, le describe Carreño, consciente de las virtudes del danés e igualmente, de su tendencia ciclotímica.
Estancamiento
Mano a mano con Alcaraz en edades juveniles y llamado a ser el tercer vértice de un nuevo triángulo, que hubiera conformado con el murciano y Jannik Sinner, de momento no ha pasado de ser una mera ilusión: gran potencial, pero poca competitividad. No al nivel que se le presuponía. Escasez de resultados. Hoy por hoy, mero amago. Su explosividad y su endiablado golpeo con la derecha contrastan con una evidente inmadurez profesional, así como con varios déficits que le han impedido adquirir el vuelo acorde a sus posibilidades: mental, táctico y físico. Competidor disperso, su propuesta parece responder mayoritariamente a la improvisación y el empleo exclusivo de la potencia, sin un patrón claro, y suele terminar decayendo en los partidos.
En su día insinuó, con algunas victorias de relumbrón —sobre todo aquella frente a Novak Djokovic, en la final de Bercy de 2022— y su ascensión hasta el cuarto puesto del listado. Sin embargo, su crecimiento se ha estancado, si no retrocedido. Ocupa el undécimo peldaño, fruto de la indefinición generalizada en la zona noble del circuito, pero cerrará otro curso pobre en los grandes escenarios —viene de caer en la segunda ronda del US Open— y su sobreexcitación se palpa dentro y fuera de la pista. El frenetismo con el que compite se extrapola a sus decisiones, y los sucesivos giros que ha probado en algunas colaboraciones de prestigio no han acabado de funcionar.

Buscó consejo en Boris Becker, Severin Luthi (asesor en la etapa final de Roger Federer), Patrick Mouratoglou (Serena Williams) o más recientemente en Andre Agassi, pero con ninguno cuajó; entre otras cosas, por la intermitencia o el corto recorrido de la mano de todos ellos. Se fía, pues, a las directrices de su madre Aneke y a la prolongada asociación con Lars Christensen. En el contexto de la Copa Davis, el preparador danés, Frederik Nielsen, confía plenamente en su potencial y su efectividad, teniendo en cuenta su aportación en febrero (ante Serbia) para el desembarco en esta penúltima escala de la competición. Entonces sumó dos puntos y Moller firmó el decisivo. En total, son nueve triunfos en 12 citas para él; dos de dos como doblista.
“Tenemos un equipo muy fuerte. Ingildsen es muy bueno en el dobles y nuestras otras individualidades también tienen talento”, remarca Rune, al tiempo que recuerda la rocosidad española a pesar de las bajas. A lomos de él, Dinamarca aspira a asistir por primera vez a las Finales, mientras que Ferrer elogia el “gran salto” que ha dado Munar este año y el buen callo de Carreño; no obstante, el capitán español, qué remedio, abraza otra vez el espíritu colectivo: “Alcaraz es el número uno y Granollers es uno de los mejores doblistas que ha tenido España, pero tres de los jugadores que tengo aquí [Munar, Martínez y Carballés] ya estuvieron en Suiza y tengo plena confianza en ellos”.
LA AGENDA DE LA ELIMINATORIA
Sábado 13:
12.30: Pablo Carreño-Holger Rune.
A continuación: Jaume Munar-Elmer Moller.
Domingo 14:
11.30: Munar/Martínez-Holmgren/Ingildsen.
A continuación: Munar-Rune.
A continuación: Carreño-Moller.
Las otras series del fin de semana: Estados Unidos-República Checa, Países Bajos-Argentina, Australia-Bélgica, Croacia-Francia, Japón-Alemania y Hungría-Austria.
Las siete clasificadas se unirán a Italia (última campeona) en la fase final que tendrá lugar en Bolonia, del 18 al 23 de noviembre.
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