Alcaraz, sufriendo y sobre la ola ganadora para reducir a un gran Munar
El murciano resiste al mallorquín en duelo de casi tres horas y media (6-4, 6-7(7) y 7-5) y, tras enlazar 15 triunfos, su mejor serie, se enfrentará en cuartos a Rinderknech


Suspira y coge aire Carlos Alcaraz. No es para menos. Atrás queda una buena dosis de apuros y el cronómetro señala 3h 30m al cierre, y el vencedor se pregunta: “¿Estamos en tierra batida?”.
Aprietan con fuerza el sol y la humedad de Londres, van pelándose los fondos de la pista de Queen’s y enfrente hay un rival que le ha obligado a sufrir un mundo, pero la dinámica es exactamente la misma; esto es, la de un tenista que gana, gana y gana, felizmente enrachado él, como si todo fuera tan fácil, tan sencillo, tan ordinario. De eso nada. Recuérdese siempre: tenis y perder, casi siempre de la mano. Inevitable esa compañía, incluso para los más fuertes; caso de Alcaraz, sin ir más lejos. Sin embargo, el murciano —ante el francés Arthur Rinderknech (80º) en los cuartos de este viernes, hacia las 16.30, Movistar+— cogió carrerilla al comienzo de la primavera y continúa así de bien, erguido, lanzado e incontestable hasta hoy. Con al menos 15 victorias consecutivas.
Esta última contra Jaume Munar (6-4, 6-7(7) y 7-5, tras 3h 23m) redondea la mejor secuencia de su carrera, mejorando las que registró en 2022 y 2023, interrumpidas ambas cuando alcanzó el número 14, aquel que acompañará para siempre al pistolero Pete Sampras, muro insalvable hasta ahora. Voló por primera vez desde el Godó hasta los cuartos de Roland Garros, y después lo hizo de Queen’s al asfalto de Canadá. Esta vez, el origen está en el triunfo contra Francisco Cerúndolo, del 9 de abril en Montecarlo, y la buena marcha continúa sobre el verde ya raído y terroso de Londres, donde ejerce igualmente de ganador, apretando los dientes y exprimiéndose ante alguien que no vuelve la cara en ningún momento.
“A favor, a favor, a favor… ¡y de repente me la pone ahí!”, lamenta Munar, un inconformista que progresa y crece, cada vez más valiente, descubriendo nuevos mundos después de haber decidido salir de la trinchera. Es ahora o nunca. Son 28 años y su juego destapa brotes verdes, rapidísimo de piernas, afilado en los tiros, combativo como siempre y decidido a dar el salto para, por fin, conseguir sortear la frontera que delimita a los 50 mejores. Buen camino el escogido, seguramente el único posible: el riesgo o la nada. Así de simple, así de difícil. Y va a por todas el mallorquín, de tú a tú contra un joven gigante que lo pelea, lo suda y lo sufre de lo lindo. Acaba jadeando Alcaraz. Podía perfectamente haber perdido.
Le aprieta y le exige de inicio a fin Munar, y lo hace también el reloj. Hay un déjà vu. Protestaba hace un año, cuando cedía contra Jack Draper en esta misma escala, y lo hace otra vez: “¡No hay tiempo, es una locura! ¡Necesito hacer mis rutinas!”, le recrimina a la jueza cuando el pulso ya ha entrado en el tenso litigio del segundo set, a saco los dos, de igual a igual pero con el balear acechándole más y más, habiéndose olvidado este ya del desliz inicial —tres dobles faltas le han costado la rotura que ha decantado la primera manga— y acorralándole: a la octava oportunidad, Alcaraz no encuentra escapatoria.

Bajo una aparente linealidad y un curso más bien lógico, todo está muy revuelto en realidad. Ahí están batiéndose dos tipos sin miedo. Sonríe el de El Palmar entre la tensión, cuando todos se agarrotan, pese a que la historia esté enredándose para él y va apagando fuegos a su estilo, tirando la dejada, con un fabuloso ace o alguna de sus genialidades, si no agarrándose a su mente. Es un triunfo dominado por la cabeza que en otros tiempos probablemente hubiera equivalido a un disgusto. Enfrente contrarresta y ataca con toda esa determinación y esa fe Munar, un jornalero (59º) que se ha retado a sí mismo y que no está dispuesto a entregarse. No lo hace en ningún instante, desafiante del primer al último pelotazo el balear.
Se rehace y salva el pescuezo en el desempate del segundo set, 6-4 en su contra, y mantiene el pulso en el definitivo. Bravísimo por él. Sucede que, a la hora de la verdad, la mentalidad y la inercia arrolladora de Alcaraz terminan prevaleciendo: del 2-0 arriba al 2-4 adverso, para acabar imponiéndose. Cuanto mayor es el apuro, mejor es la reacción. Bien lo sabe Jannik Sinner, víctima previa de un competidor que a sus portentosas cualidades va incorporándoles el halo de quien se sabe poderoso, superior, adentrándose en esa esfera que permite ganar encuentros como este, tan ajustados y de menor brillo por su parte, con esa herramienta tan fundamental que solo poseen los excepcionales: cuando el agua llega al cuello, se desmarcan los mejores.
BUBLIK ELIMINA A SINNER EN HALLE
“Es muy importante pensar siempre en positivo. Hubo momentos en los que no lo hice, pero no me rendí nunca”, concedió Alcaraz tras la victoria, la decimocuarta consecutiva que logra ante un compatriota. En total, su balance frente a jugadores españoles es de 30 triunfos y solo tres derrotas; dos ante Rafael Nadal y otra ante el propio Munar.
En relación con su racha triunfal, el murciano, de 22 años, señaló que el momento actual es el de “mayor confianza” en su carrera y también quiso recordar la exigencia del pulso de hace dos años ante Rinkdernech, superior este jueves a Opelka (7-5 y 7-6(3): “Fue superigualado, pudo haberme ganado y en hierba es realmente peligroso”.
Alcaraz se impone mejorar su nivel al servicio —un discreto 52% de primeros dentro— y, respecto a la advertencia recibida por demorarse a la hora de servir, apuntó a la árbitra, Kelly Rask: “Ha sido un partido muy largo e intenso, hacía mucho calor. Deberían cambiar la regla [de los 25 segundos entre punto y punto] y tener más mano izquierda. Quizá quería tener protagonismo…”.
Por otra parte, el italiano Jannik Sinner protagonizó la sorpresa del día, al caer en la hierba de Halle ante Alexander Bublik por 4-6, 6-3 y 6-4. El número uno no se marchaba con una sola victoria de un torneo desde 2023, en París-Bercy (entonces apeado por renuncia). Su renta sobre Alcaraz en el ranking se estrecha a 1.530 puntos.
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