Dos caídas de Marc Márquez dan la razón a Ducati, que quiere proteger a su nuevo emblema dentro y fuera de la pista

En el estreno oficial de Marc Márquez como buque insignia de Ducati en Italia, los abucheos volvieron a retumbar en las gradas. La sonora crítica del público de Mugello la semana pasada, algo habitual desde que se abrió la herida entre el piloto español y Valentino Rossi en 2015, provocó el enfado y la indignación de los máximos responsables de la fábrica italiana en su gran premio de casa. Los acontecimientos del viernes en el inicio de la acción en el GP de los Países Bajos, con hasta 25 caídas, varios pilotos doloridos, tres banderas rojas y una máquina en llamas, subrayaron el principal argumento de la plana mayor de la marca de Bolonia en sus quejas: los aficionados deberían mostrar más respeto con estos gladiadores que se juegan el bigote cada día.

Fue Márquez, precisamente, uno de los que dio el susto en Assen. Sólido líder del Mundial cuando se acerca el ecuador del campeonato, el ocho veces campeón del mundo venía avisando de que cualquier caída puede cambiar el guion de la temporada. Por fortuna, los dos costalazos que se pegó este viernes quedaron en bastante dolor, varios moratones y la barbilla ensangrentada. El 93 cayó en los compases iniciales de la jornada a alta velocidad y fue escupido violentamente contra el asfalto, doliéndose del brazo izquierdo, el nervio adormecido. En la práctica, otro arrastrón por la grava le mandó al centro médico para una revisión más exhaustiva. Todo quedó en varias contusiones que requerirán antinflamatorios y algo de fisioterapia. Fabio Quartararo, con un tiempo de 1.31.156, lideró la tabla de tiempos con la Yamaha, con el favorito a llevarse al título en la sexta plaza al final del día.

Ducati, consciente de la delicada relación entre la afición italiana y su nuevo emblema, ya había discutido en privado antes de la ronda previa cómo gestionar públicamente los posibles pitos dirigidos hacia el piloto de Cervera. “Davide [Tardozzi] reaccionó porque es todo corazón. Defiende a los pilotos como si fueran sus hijos”, reconocía Artur Vilalta, director de comunicación del equipo de fábrica, al repasar los hechos en el podcast Por Orejas de Motorsport. El jefe de equipo de los italianos fue cazado por las cámaras recriminando al público su actitud tras la victoria al sprint de Márquez. “Es rojo, por Dios, cállense”, gritó Tardozzi mientras gesticulaba hacia las gradas, incrédulo.

Más tarde, el expiloto desarrolló su visión del tema para la televisión italiana. “Creo que la falta de deportividad ya no se justifica si se relaciona con los sucesos de hace 10 años. Ha llegado el momento de pasar página y mirar hacia adelante, especialmente por Marc y Valentino, y de transmitir mensajes positivos. Si no te gusta Marc, simplemente no aplaudas, pero en mi opinión, los silbidos son absolutamente antideportivos”, defendía el responsable del equipo. Márquez le agradeció el gesto después de arrasar en el trazado, pero lamentó también que su hermano Álex fuera diana de los silbidos por el mero hecho de compartir su apellido.

En Misano, cuando Márquez derrotó a Bagnaia cerca de la Tavullia natal de Rossi el año pasado, los abucheos fueron también notorios. El actual compañero de equipo del 93 pidió entonces calma al público desde el podio y luego comentó que le parecía una “falta de respeto”. El vigente campeón del mundo, Jorge Martín, también fue contundente al respecto. “Estamos dando nuestro 100%, poniendo nuestra vida en riesgo, y para mí debería haber más respeto. Pitar no tiene ningún sentido”, decía. El CEO de la fábrica que marca el paso em MotoGP, Claudio Domenicali, también ha censurado públicamente el comportamiento de una parte de los ‘tifosi’ en las gradas estos días, recordando que yapredicaban lo mismo cuando Márquez y Honda les arrebataron el título hasta en tres ocasiones con el italiano Andrea Dovizioso en pista.