Ir al contenido
_
_
_
_

El retorno al Camp Nou: la urgencia económica de Laporta

La entidad azulgrana ha atravesado conflictos políticos y de comunicación al acelerar el regreso a un estadio aún en construcción que paliará sus dificultades financieras

FC Barcelona durante el entrenamiento a puertas abiertas en el Camp Nou
Juan I. Irigoyen

El Camp Nou pasó de ser un desafío político a convertirse en un reto comunicativo para la directiva de Joan Laporta. Sin embargo, por encima de todo, fue (y seguirá siendo) un desafío económico. “El Espai Barça puede tener el mismo impacto en la ciudad que tuvieron los Juegos Olímpicos de Barcelona”, expuso el presidente azulgrana cuando decidió impulsar el proyecto del nuevo estadio en 2021. Dos años más tarde, cuando comenzaron las obras, resaltó que su junta “había demostrado valentía con el proyecto”. Y, una vez abierto el campo, en la prueba que se realizó el pasado 7 de noviembre en el entrenamiento a puertas abiertas, el máximo directivo azulgrana destacó: “Mantiene los momentos míticos del pasado, pero con un alma nueva. Es como regresar al futuro”.

Resulta complejo, por ahora, saber si Laporta vendió eslóganes de optimismo al barcelonismo o simplemente fue realista al destacar la valentía de una junta que comenzó el proyecto más ambicioso de la historia del club (1.450 millones de euros) en un momento en el que la deuda pisaba los 1.350 millones. No hay dudas, en cambio, de que el nuevo Camp Nou acarreó duelos políticos para el presidente.

El primero fue apostar por Limak. Según reveló la Cadena SER, la empresa turca fue la constructora peor valorada por los técnicos del Barcelona para las obras del Spotify Camp Nou. El informe señalaba que Limak no justificaba su calendario de ejecución, más rápido que el de sus competidores, y que sus respuestas eran “indefinidas, vagas e insuficientes”. Además, necesitaba cerca de 200 millones de euros para iniciar las obras, frente a los 12 millones del resto de aspirantes. Aun así, se impuso en la adjudicación por delante de los consorcios de FCC y Ferrovial.

El segundo conflicto se presentó en las promesas incumplidas con el regreso al estadio. Inquilinos en Montjuïc a partir de agosto de 2023, el Barcelona agendó, de entrada, la vuelta al Camp Nou en noviembre de 2024 para celebrar el 125 aniversario. Los retrasos se sucedían hasta que el mismo Laporta aseguró que el Trofeo Gamper de 2025 se jugaría en el barrio de Les Corts. No cumplió. De hecho, el Barça vuelve a su casa no solo un año más tarde de lo previsto, sino tres meses después de que se anunciara el Gamper. “El regreso al campo es un ejemplo de cómo funcionan las cosas en el club. Hay muchos intereses y nadie quiere ir con una mala noticia al presidente”, recuerdan desde los despachos del Camp Nou.

En la incertidumbre respecto al regreso al campo, el Barcelona buscó un enemigo. Lo buscó fuera de Les Corts: el Ayuntamiento. El 23 de septiembre, con Barcelona a las puertas de La Mercè, Barça y Ayuntamiento escenificaron un pulso: por la mañana, el club aseguró que todo estaba listo; por la tarde, el consistorio negó la licencia por “deficiencias de seguridad”, que el jefe de bomberos desgranó sin matices. Al Barcelona, entonces, no le quedó más remedio que volver a Montjuïc, la casa prestada por BSM (Barcelona Serveis Municipals) tras un acuerdo que, de media, se cifraba en los 500.000 euros por partido.

“El Barcelona lleva a un terreno político un problema que es de ellos con la constructora. No era una decisión política entregar o no la licencia. Era una decisión técnica. A los técnicos no les importa si Laporta presiona o no para volver al estadio”, se quejaban desde el Ayuntamiento.

Pero las prisas para volver al Camp Nou no solo eran cuitas políticas con el Ayuntamiento ni guerras internas entre los distintos directivos y ejecutivos del club. El Barça necesitaba volver a su casa para mitigar lo antes posible sus problemas económicos. Ese fue (y es) para Laporta el tercer conflicto, esencialmente el más importante. Uno de los primeros asuntos a resolver estaba en los despachos de la Ciudad Deportiva: sin el estadio abierto no había manera de que los auditores justificaran la venta de los asientos VIP —traspasados a toda prisa en diciembre de 2024 por 100 millones a fondos de Qatar y Emiratos para inscribir a Dani Olmo y Pau Víctor— y así alcanzar la regla del 1x1 que exigen las normas de fair play financiero de LaLiga. “Ahora los auditores podrán comprobar que ese activo que se vendió existe y está operativo”, celebran fuentes del área financiera.

Compromisos e inversores

Pero no solo había que resolver asuntos pendientes con LaLiga y Javier Tebas. El club tiene compromisos con inversores y patrocinadores. En diciembre, por ejemplo, la entidad catalana debe pagar 44 millones de euros en concepto de intereses por el préstamo de 1.450 millones. Además, el contrato con Spotify exige un “retorno total” antes del 1 de julio de 2026; de lo contrario, los ingresos caen de 20 a 5 millones anuales, e incluso podrían cancelar el acuerdo a partir de 2028. Hay un detalle no menor: para considerarse completo, el retorno requiere que estén operativos banquillos, anillos, pasarelas, puertas, publicidad y otros activos clave.

Por ahora, el Barcelona abre sus puertas para 45.401 espectadores (fase 1A: tribuna, gol sur y lateral). Los jugadores, en cualquier caso, todavía no cuentan con su vestuario final (usarán uno de los cuatro que habrá en el campo) y este sábado ante el Athletic (16.15), las ruedas de prensa de Hansi Flick y Ernesto Valverde se celebrarán en el Auditori 1899. Se espera, según Laporta, que a principios del año que viene al Camp Nou puedan acceder 62.000 aficionados (fase 1C, con primera y segunda grada completas). Según el presupuesto presentado por la junta durante la campaña 2025-2026, los ingresos del estadio serán de 226 millones, 51 más que la pasada temporada.

El estadio estaría finalizado en 2027 y tendrá capacidad para 105.000 personas. Entonces será cuando el Barcelona tendrá el salto económico que necesita para limpiar su deuda. La consultora Legends, empresa americana con la que trabajan el Barcelona y el Madrid, pronosticó que el club azulgrana generará 346 millones de euros cuando el estadio esté terminado. Laporta, en la última asamblea, aseguró que esa cifra ya supera los 400 millones.

El regreso al Camp Nou, entonces, no trataba de sentimentalismo ni de nostalgia: cada retraso incrementó los riesgos políticos, pero sobre todo los económicos, en un club en el que no sobra el dinero. Ya lo dijo Laporta: “Hemos demostrado valentía con este proyecto”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan I. Irigoyen
Redactor especializado en el FC Barcelona y fútbol sudamericano. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Ha cubierto Mundial de fútbol, Copa América y Champions Femenina. Es licenciado en ADE, MBA en la Universidad Católica Argentina y Máster de Periodismo BCN-NY en la Universitat de Barcelona, en la que es profesor de Periodismo Deportivo.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_