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El dúo formado por Vinicius y Mbappé es la clave del nuevo Madrid, que mide la capacidad de seducción de Xabi Alonso

La pareja del brasileño y el francés, sin engrasar en ataque y rara vez implicada atrás, pone a prueba el objetivo del técnico de lograr un buen funcionamiento colectivo

Vinicius y Mbappé
Lorenzo Calonge

La primera vez que Xabi Alonso tuvo que explicar cuáles eran las urgencias del Madrid al llegar al Mundial de Clubes, pareció que el entrenador seguía siendo Carlo Ancelotti. El nuevo técnico habló de lo mismo que el antiguo, con palabras casi idénticas: las distancias, el compromiso, el equilibrio... El disco de siempre, en referencia, sobre todo, al mejorable trabajo defensivo del equipo. El asunto, punto crítico de los blancos en el último año, apunta de manera directa al esfuerzo y convivencia de Vinicius y Mbappé, las dos estrellas que con bastante frecuencia se desentendieron la temporada pasada de correr hacia atrás y que, además, no hicieron match como pareja ofensiva.

Si la situación en el centro del campo exige una intervención más táctica del preparador vasco para aliviar las limitaciones, esta vía de fuga va a medir las capacidades diplomáticas y seductoras del tolosarra. O, llegado el momento, su disposición —o margen de maniobra— para tomar decisiones drásticas. El año pasado, las continuas llamadas y charlas de Carletto a la implicación defensiva de los atacantes —de Vini y Mbappé en particular— no surtieron efecto.

El escaso engrase como dúo, un problema de dos direcciones en el campo, ya provocó los silbidos del Bernabéu a ambos en instantes diferentes, aunque en los últimos meses el distanciamiento de la afición con Vini ha cogido más vuelo. Una amenazante ola de hartazgo se ha extendido entre la masa madridista, que ha asistido al bajón de rendimiento del brasileño, autor de apenas ocho goles en todo 2025 y cuya renovación de contrato es una tarea pendiente (expira en 2027). En el vestuario, tampoco han faltado opiniones que señalan la llegada de Mbappé como una alteración en el complejo equilibrio de egos de la plantilla, algo que sí se había logrado la campaña anterior, que acabó con el doblete de Liga y Champions. En todo caso, los dos recibieron la reprimenda de sus compañeros por no ayudar lo suficiente en el repliegue defensivo.

En ataque, la pareja completó un primer curso de cohabitación como dos cuerpos que no encajan, agua y aceite. El mejor tramo del brasileño fue cuando el francés todavía no se había encontrado. El despertar de este coincidió con la progresiva pérdida de peso de Vinicius. Y, cuando al fin cruzaron sus caminos en una cita señalada (dos asistencias del extremo al ex del PSG en Montjuïc), el Madrid entregó la Liga víctima de un sistema defensivo que puso a los dos en la picota.

De los 44 goles de Mbappé la pasada campaña, solo seis fueron con pase de Vinicius, una cifra que delata el margen de mejora de su entendimiento en ataque. Sin embargo, el trabajo hacia atrás de los dos, juntos y por separado, se intuye un asunto más urgente de arreglar, sobre todo, ante rivales de gran exigencia.

“Cuestión de todas las líneas”

Este lunes, en la previa contra Osasuna (21.00, DAZN), Xabi Alonso evitó personalizar cuando fue preguntado directamente por la implicación de Vinicius y Mbappé para que las distancias entre líneas no se abran tanto. “Es cuestión de que todas las líneas sean conscientes. Evidentemente, es importante que los delanteros no se queden descolgados en las vueltas. Pero igual que, cuando atacamos, la línea defensiva y de medios empujen. Queremos funcionar como equipo. Dimos un paso adelante en el Mundial, igual no el último día, pero es algo que tenemos presente y lo hemos trabajado”, afirmó el técnico. Ese último día fue, en realidad, el único en todo el torneo que coincidieron el brasileño y francés en el once titular. En las citas anteriores, sin el galo de arranque y también contra equipos más llevaderos, sí se habían apreciado mejoras que, frente al PSG, saltaron por los aires, castigado de inicio todo el Madrid por errores terminales atrás.

Esa noche, a Alonso le preguntaron por el margen de mejora de la pareja y, aunque no quiso detenerse, sí deslizó un mensaje: “A veces, es bueno ver los errores y que sirvan para el futuro. Si lo repetimos una y otra vez, no seremos inteligentes”, indicó. Mucho más concluyente se mostró Courtois, que, sin pronunciar ningún nombre, entró de lleno en la herida. “Nuestra presión y la suya fueron diferentes. Les dimos demasiados espacios. Es algo que debemos mejorar como equipo, no son solo individualidades”, reclamó el belga.

Dos documentales sobre Mbappé

Lograr un mayor sacrificio defensivo de las dos estrellas pasa por romper algo tan sensible como sus rutinas y derechos adquiridos. Vini redujo notablemente sus carreras hacia atrás cuando aspiró al Balón de Oro. Mbappé, estrella precoz, casi siempre se ha mostrado moroso para estos esfuerzos. En sus orígenes en la cantera del Mónaco, su padre se quejó a L’Equipe porque un entrenador lo dejaba suplente con frecuencia por no defender, según cuenta el propio director, Lionel Dangoumau, en el documental Tras las huellas de Mbappé. Otro documental reciente, el de Luis Enrique, en el que el delantero es descrito como un verso libre al que casi hay que rogar que defienda, se ha posado sobre su cabeza como una nube de sospecha pese a que sus cifras goleadoras se mantienen intactas (44). En el Madrid, también recibió algún toque el curso pasado para que fuera más decisivo en los encuentros clave.

El entendimiento de ambos ante la portería contraria y el trabajo de los dos por separado para defender la propia es una de las herencias espinosas que gestiona Xabi Alonso, y que pone a prueba su mano izquierda. O mano derecha.

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Sobre la firma

Lorenzo Calonge
Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Desde 2018, en la sección de Deportes de EL PAÍS y desde 2020, en la información del Real Madrid. También cubro balonmano.
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