La triple presión de Simeone: el gasto en contrataciones, Gil Martín reclamando éxitos y la ambición del propio técnico
El Atlético se estrena en la Liga contra el Espanyol tras otra fuerte inversión en fichajes. El club exige títulos por primera vez en público al entrenador y este recoge el guante


Con las cámaras de los redactores gráficos apuntándole, Diego Pablo Simeone se recreaba dando toques a una pelota sin dejarla caer. Después, le dio por la jardinería y comenzó a orientar las bocas de riesgo mientras sus futbolistas, siete de ellos nuevos, completaban el último entrenamiento previo a su estreno liguero de este domingo ante el Espanyol en Cornellà (21.30, Movistar).
Las sonrisas de Simeone y el mensaje que envió en la sala de prensa advirtieron a un entrenador que pretendió transmitir felicidad y seguridad en sí mismo por igual en un contexto de alta presión. “Soy feliz estando en el lugar donde estoy. Sigo teniendo la energía que necesita el lugar que ocupo y sé las consecuencias buenas, regulares o malas que tiene”, expuso convencido el preparador argentino.
La inversión realizada en contrataciones en los dos últimos veranos (355 millones de euros), el desencanto de la hinchada porque el equipo no conquistara ninguno de los tres títulos por los que peleó hasta finales de marzo y el batacazo de caer en la primera ronda del Mundial de Clubes han instaurado en el club la necesidad de exhibir públicamente las ambiciones de la entidad. El consejero delegado del club Miguel Ángel Gil Marín ofreció su pensamiento y sus aspiraciones por primera vez antes del inicio del curso. Lo hizo mediante un comunicado difundido en los medios del club el pasado 1 de agosto que aún ocupa un lugar relevante en la página web de la entidad. “Creemos firmemente que estamos haciendo una plantilla para soñar en grande”, transmitió el máximo accionista. En privado, en el club también deslizan que el objetivo “es acabar entre los tres primeros”, incidiendo en que lo mínimo exigible es la tercera plaza.
Entre las reflexiones de Gil Marín también hubo un mensaje hacia el entrenador y el plantel cuando razonó los motivos de la caída del equipo en el tramo final de la campaña pasada tras el polémico penalti del doble toque de Julián Alvarez. “El equipo compitió muy bien hasta la semana del partido de Champions contra el Real Madrid. El encuentro previo contra el Getafe ya dio signos de lo que representaba para el vestuario. Terminó mal por tener la cabeza en otro partido desde el inicio de la segunda parte”, sentenció Gil Marín.
Simeone parece haber recogido el guante que le lanzó Gil Marín. “En estos años hubo un momento en el que el equipo creció más que el club, después el club igualó al equipo y después este siguió creciendo y el equipo no, y ahora el equipo necesita un paso más para alcanzar el lugar que tiene el club”, se autoexigió el preparador argentino.
Las contrataciones para tratar de fundir expectativa y realidad se han dado en todas las líneas. Un central zurdo (Hancko) de buena salida de balón, un lateral derecho (Pubill); un lateral izquierdo (Ruggeri) que ha dejado frío al personal en sus primeras actuaciones; un mediocentro de peso (Cardoso), un todocampista en ataque y fichaje estelar (Baena); un medio ofensivo para inventar (Almada); y un segunda punta ratonero (Raspadori) para cambiar y ganar los partidos en el área.
Más allá de la pretensión de reconvertir a Pubill en central, la gran apuesta de Simeone en el diseño del once que cree conveniente para echar a rodar este curso es la posición de Baena, justo por detrás de Julián Alvarez. En el primer bolo en Oporto (1-0) el entrenador rojiblanco le hizo partir de la banda izquierda con libertad para meterse hacia adentro como hacía con Marcelino en el Villarreal. En ese partido Baena no tuvo una actuación brillante, pero apareció en posiciones interiores avanzadas con mucha jerarquía y dejó algunos detalles de su punzante juego. En el segundo amistoso en el Cerro del Espino ante el Rayo Vallecano (1-1) el Cholo ya le hizo jugar por detrás de La Araña. En Newcastle (0-2) Simeone se convenció aún más de que Baena puede darle mucho en esa posición. Con el diez a la espalda, es el elegido para opositar al liderazgo que ejercía Griezmann: también tiene carácter, trabajo y piernas para ejercer esa presión adelantada más continua que pretende instaurar Simeone siguiendo los parámetros del paradigma actual.
Baena (24 años) representa el biotipo de jugador rastreado por el director de fútbol (Carlos Bucero) para que el entrenador y el equipo puedan sostener esa presión tan atrevida que se estila ahora. Joven y con pulmones para correr por igual hacia adelante y hacia atrás. Aunque como siempre lo que marca las diferencias es la pelota. Sobre todo si se pasa bien. Ya sea en corto, en largo, con muchos o pocos toques. En ese punto, entrenador y jugadores también sienten la presión de la mejora.
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