Festival de gasto en la Premier League: 1.845 millones
La Liga inglesa va camino de batir plusmarcas en fichajes y ya invierte tanto como las de Italia, Alemania, España y Francia juntas


Durante el invierno en la Premier League se habló de topes salariales, restricciones de gastos y sostenibilidad. Pero el verano es un festival del consumismo futbolístico, y los clubes no se van precisamente de rebajas. Hasta el 23 de julio, los 20 clubes de la liga inglesa han invertido sólo en pagos por traspasos de futbolistas 1.845 millones de euros, que es más de lo que llevan gastado las otras cuatro grandes Ligas europeas juntas. Entre Italia (666 millones), Alemania (476), España (409, de los que 290 los suman Real Madrid y Atlético) y Francia (238) no llegan a la burbuja de las islas, donde el Manchester United ha invertido 150 millones de euros en reforzar su delantera con Mbeumo, un internacional camerunés que no encontró hueco en la selección francesa, y Matheus Cunha, que en 2021 firmó un contrato de cinco temporadas con el Atlético y marcó seis goles en 40 partidos con los colchoneros.
El United acabó sexto por la cola la pasada campaña, perdió la final de la Europa League y no jugará competición continental en un curso en el que se alistan en ella hasta nueve escuadras inglesas. Se puede comprender su desesperación en el mercado porque con Mbeumo y Cunha entienden que compran gol. El primero viene de marcar 20 con el Brentford y el brasileño anotó 15 con los Wolves. Pero quien rompe el mercado es justamente el campeón, el Liverpool, que pagó 125 millones de euros por el mediapunta alemán Wirtz y llegará a los 95 por el joven francés Ekitiké si cumple unas variables de rendimiento. Hace un año el Eintracht había pagado por este delantero de 23 años poco más de 16 millones de euros.
El Liverpool ya se ha gastado este verano más de 300 millones de euros porque también ha reclutado dos laterales, Frimpong y Kerkez, así que con cuatro piezas ya invirtió más que el Real Madrid desde la pandemia hasta el inicio de este verano. Queda más de un mes para el cierre de mercado y nada se detiene. El Arsenal, que ha sacado de la caja 142 millones, la mitad de ellos por Zubimendi, está a punto de cerrar el pase del delantero sueco Gyökeres (Sporting Portugal) por un coste sobre los 70 millones de euros. El United, que trató de entrar en la puja por Ekitiké en la que también participó el Newcastle, busca aún más refuerzos. Y el Manchester City, que tiró de chequera 146 millones de euros antes del Mundial de clubes, amenaza con volver a la carga en breve. También lo hizo el Chelsea, que alzó el título, después de gastar 100 millones entre Joao Pedro y Delap y ya ha puesto 143 más con nuevos refuerzos.
Mientras tanto los planes, ya aprobados, de aplicar topes de gasto se han demorado al menos un año más. Se alega la necesidad de realizar más análisis legales que no conviertan en ilegal, por ejemplo, las inyecciones financieras de los dueños de los equipos que desde España se han calificado como dopaje económico. “Es una competición basada en pérdidas millonarias de los clubes”, clamó en su día Javier Tebas, presidente de LaLiga. Es decir: no se ingresa lo que se gasta. Y se ingresa mucho. Por ejemplo del nuevo contrato televisivo de derechos solo para Inglaterra, que entra en vigor ahora y para los próximos cuatro años. Son 1.956 millones de euros que suponen un incremento del 4% respecto al anterior, pero también una retransmisión de 70 partidos más. O lo que es igual, se reduce el valor que se ingresa por partido. El valor de los derechos de televisión internacionales es similar, así que se reparten casi 4.000 millones.
Al final de todo están también los gestores. Al Nottingham Forest le sancionaron hace año y medio con cuatro puntos menos en la clasificación por superar las laxas pérdidas económicas que permite la competición. Pero ahora regresa a competición europea tras 29 años de ausencia. Y la explicación de que el habitualmente prudente Liverpool luzca ahora manirroto la encuentra Financial Times no solo en que haya ingresado 100 millones de euros más el curso pasado que el anterior sino en que su política de adquisiciones le lleva a tener menos gasto amortizable (el resultante de dividir los costes de los traspasos en el tiempo del nuevo contrato firmado al futbolista o como mucho en cinco años) que el resto de grandes equipos de la competición. Ese lustro de tope sale de la treta del Chelsea, que cuadraba sus balances con contratos eternos a través de los que distribuía el gasto. Al Liverpool, por ejemplo, se le imputará este año un gasto de 23 millones de euros por Wirtz y de 15 por Ekitiké. Lo que amortiza este año por todos sus fichajes está a la altura de su incremento de ingresos.
El cuadro de Anfield ingresa más que nunca (743 millones de euros en la campaña 23-24), pero pasó de perder 10 millones a dispararse a los 69. De alguna manera la Premier es una competición de apostadores en la que todo el mundo está de acuerdo en que se ha generado una burbuja. “El sistema del fútbol inglés está muy tensionado. Se deben establecer estrategias a largo plazo para garantizar la estabilidad financiera en toda la Liga”, concluye el último informe de Deloitte sobre la Premier. Pero ese puente al menos este verano no se cruzará.
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