Lamine Yamal hereda el 10: “Messi ha hecho su camino, yo haré el mío”
El joven talento del Barça asume, “sin presión”, el peso simbólico del dorsal después del acto oficial de renovación hasta 2031. “Intentaré seguir el legado”, asegura


En una esquina dedicada a La Masia de la segunda planta de la tienda del Barça en el Spotify Camp Nou, rodeado de camisetas colgadas en percheros con su nombre y su nuevo dorsal. Y no cualquiera. Lamine Yamal sujetó ante todos el 10, el número que hereda y llevará a partir de ahora en su espalda, justo después del acto oficial de renovación con el club azulgrana hasta 2031 junto a sus familiares y amigos íntimos. “Es un sueño desde pequeño. Tanto yo como mi familia estamos muy felices. El Barça es toda mi vida, desde los siete años que llegué aquí. Para los niños de La Masia llegar al primer equipo es un sueño. Y yo, lo estoy cumpliendo”, explicó Barça One antes de posar ante los medios sereno justo después de estampar su propia camiseta con su nuevo número, cargado de leyenda, de historia y de grandes nombres.
Leo Messi, Ronaldinho y Maradona lo han portado antes que él. “Intentaré seguir ese legado. Son tres leyendas del fútbol y del club. Todo niño sueña con tener algo de ellos”, afirmó sonriente. A pesar de las figuras y mitos, no le pesa la imponente herencia: “Messi ha hecho su camino, yo haré el mío. El 10 viene de Ansu [Fati] ahora. Yo trabajaré al máximo, darlo todo y hacer felices a todos los culés”. Pretende seguir haciéndolo “durante muchos años”. Y también la Champions, y el Mundial.
Precisamente poco antes de posar y verse rodeado de sus camisetas en un baño de masas de aficionados que vitoreaban su nombre desde las afueras de la tienda, se llevó a cabo la puesta de largo de su contrato. A escasos metros, en las oficinas del Camp Nou y vestido con un traje gris, se reunía y fotografiaba con Joan Laporta y toda la cúpula deportiva al completo. Además de sus amigos y primos, estuvieron presentes sus padres —Mounir Nasraoui y Sheila Ebana—, pero sobre todo su abuela Fátima. Entró con ella de la mano, y subieron cogidos las escaleras. “El acto se había retrasado por ella, que estaba en Marruecos. Y sin ella no podía hacer algo tan especial. Creo que no entiende mucho esto. Pero le tengo que dar las gracias por todo lo que ha hecho por mí, aunque nunca no podré”, declaró sonriente.
A final de mayo, el pasado 27, Lamine, también con sus padres presente —pero sin su abuela— ya firmó el contrato. Uno de leyenda: 15 millones anuales —el triple que figuraba en su renovación automática al cumplir los 18 años— que podrían alcanzar los 20 con variables. “Significa es que seguiré jugando en el club de mi vida. No tengo ninguna presión. Toca disfrutar con un número diferente, pero con el mismo objetivo”, dijo, asegurando que está “agradecido al Barça” por darle la confianza. “Es un gran paso, es el principio de un camino que espero que sea muy largo y que esté lleno de victorias”, añadió.
Pero su contrato entró en vigor el pasado domingo 13, cuando cumplió 18 años y después de una fiesta que ha generado mucha polémica. “Al final trabajo y juego para el Barça, pero cuando estoy fuera de la Ciudad Deportiva disfruto de mi vida”, se limitó a responder sobre ello. “La crítica como el elogio si no viene de gente muy cercana me es indiferente. Estoy centrado en el fútbol y en disfrutar”, continuó en otra pregunta.
“Duérmete pronto, que mañana hay doble sesión”, le dijo Hansi Flick. Se marchó en una furgoneta negra, como si nada hubiese pasado, como si nada pesase sobre él, ni el foco público, ni el pasado ni el futuro. El Barcelona se entrega a él como en el pasado lo hizo a Messi. Pero el joven de 18 años parece no inmutarse, y deja el 19 para pasar al 10. Como si una camiseta fuese tan solo eso. Pero ahora la quiere hacer suya.
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