Marianne Vos se asegura el jersey verde tras ganar en Baltanás
Demi Vollering aspira a su segundo triunfo consecutivo en la Vuelta, que se cierra con la etapa reina con final en Cotobello


Queda menos, solo una etapa, y la Vuelta empieza a definir sus posiciones, esas que parecen difuminadas al principio, pero van cogiendo foco con el paso de los días. Nadie esperaba demasiado de la jornada por territorio palentino, después del Burgos agreste que coronó a Demi Vollering. De transición, les llaman a jornadas como las del viernes, aunque las corredoras circulen a más de 42 kilómetros por hora de media, con prisas por llegar a Baltanás, como si los últimos días se quisieran apurar rápido.
Salió la etapa desde Becerril de Campos, la tierra de Mariano Haro, el atleta que sobrevivió al subdesarrollo deportivo de la España de los años sesenta, para llegar a tres platas en el Mundial de cross, y al cuarto puesto en los 10.000 de los Juegos de Múnich, donde solo un boxeador, Rodríguez Cal, sumó una medalla, porque le quitaron otra, por dopaje, a un ciclista, Jaime Huélamo, que acabó tercero en el sprint que ganó Hennie Kuiper, un neerlandés, como Marianne Vos, la reina de los llegadores en la Vuelta; otra victoria, la segunda, un jersey verde de la regularidad ya asegurado.
La etapa se construyó sobre las escaramuzas que propiciaron la fuga del día, con 19 corredoras, 45 kilómetros después de la salida. Estas aventuras suelen tranquilizar al pelotón, al menos al principio, pero empeñadas en llegar, las componentes del grupo de cabeza alcanzaron el minuto de diferencia y eso lanzó una señal de alarma sobre los equipos que, en un principio, estaban dispuestos a dejarlo ir, pero no tanto como para hacer peligrar tantas cosas como las que están todavía en juego. Así que, entre que las de delante iban perdiendo uvas del racimo, y las de detrás subían el ritmo, la fuga apenas alcanzó los 35 kilómetros de desarrollo, y se diluyó con muchos todavía por recorrer.
Hubo más intentos entre los páramos palentinos, donde no sopló el viento que se había anunciado y todas temían. “Eran carreteras largas, rectas y abiertas, sin mucho viento”, confirmaba Marianne Vos, “pero con suficiente viento como para dificultarlo, principalmente viento en contra. No era ideal para la escapada”. Giraban los molinos aerogeneradores que invaden las colinas, pero la energía que se producía en las alturas de esos colosos blancos que parecen a punto de despegar, no se transmitía a tierra, porque a ras de suelo apenas se sentía.
Con menos kilómetros por recorrer, las nuevas intentonas de las valientes empezaban a ser respondidas por las compañeras de Vos en el Visma, a sabiendas del poderío de su jefa de filas. Cuando la corredora del Movistar, Lianne Lippert, con su larga trenza al viento, aprovechó uno de los últimos repechos cerca ya de Baltanás, para lanzar un ataque por sorpresa, fue la propia Marianne Vos la que salió a su rueda, a la que se adhirieron la líder Vollering y Van den Breggen. Por un momento se rompió el pelotón, pero enseguida llegó la calma. Vos puso al Visma en cabeza, y en las calles del pueblo de las 400 bodegas excavadas como terrazas en las colinas, se decidió la etapa cuando Mischa Bredewold se lanzó hacia la meta y Vos la superó en los últimos metros, apenas medio tubular, para seguir vestida de verde y sumar otra victoria parcial en la Vuelta.
Detrás, otra vez sorprendió Usoa Ostolaza, novena en la llegada, apta lo mismo para una etapa de montaña que un embalaje, y que sigue octava en la General, a falta de la última jornada que se inicia en La Robla, en tiempos floreciente nudo de comunicaciones ferroviarias, y final en el alto de Cotobello, en Asturias, en una etapa que se hará agotadora, con subidas a la Colladona, de segunda categoría, y la Colladiella y Cotobello de primeras. Vollering intentará volver a poner el dedo junto a su sien y dedicar su victoria a quienes sufren por su salud mental. “Sé que soy muy fuerte de cabeza. Gracias a mi mentalidad, puedo ganar carreras hermosas”, dice, “pero algunas personas, su mentalidad, su cerebro, no son demasiado fuertes y van por mal camino, y tienen muchos problemas de salud mental, y sigue siendo un problema enorme en este mundo”.
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