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Luka Doncic, el mago que le quita la pizarra a su entrenador

La estrella de los Lakers asume todo el liderazgo de Eslovenia, rival este miércoles de Alemania en cuartos del Eurobasket, dentro y fuera de la pista

Luka Doncic
Juan Morenilla

Hay un Luka Doncic que todo el mundo conoce. Es el genial jugador de los Lakers y de la selección eslovena que durante este Eurobasket protagoniza las canastas más asombrosas. Algunas las ha firmado durante los partidos en los que ha conducido a su equipo a los cuartos del torneo, este miércoles frente a la potente Alemania (20.00, Teledeporte). Otras son pura diversión y espectáculo en los entrenamientos. Como un bingo sin levantar el culo del banquillo. Y otro acierto desde casi 20 metros para ganar una apuesta. Doncic enfilaba el camino al vestuario después de una práctica, con la mochila a la espalda y un balón en los brazos, cuando su compañero Alen Omic le retó a encestar desde esa esquina. La estrella aceptó. Se jugaron hacer 50 flexiones. Dos segundos después, Luka reía y Omic comenzaba en el suelo el castigo.

Y hay otro Luka Doncic menos conocido. Es el líder de una selección a la que le ata un profundo sentimiento nacional, el hombre que se enfada y da voces a sus compañeros, y hasta se viste de seleccionador, más jefe que nunca en la pista y también fuera. “¡Calmaos, joder! Estáis todos nerviosos. Estamos siete arriba, ¡eh! Concentraos. No tenemos que cabrearnos entre nosotros. Jugamos contra ellos, no contra nosotros. ¡Vamos!”, gritó el esloveno en una pausa durante el partido de octavos contra Italia.

Eslovenia venció por 77-84 y Doncic sumó exactamente la mitad de los puntos de su equipo, 42, además de 10 rebotes en una exhibición majestuosa. Otra más en este Eurobasket en el que hasta los octavos ha sumado más minutos que ningún otro jugador de cualquier selección (200), es el hombre con más puntos por partido (33,4 por los 28,8 de Antetokounmpo) y el segundo mejor asistente (7,2) por detrás del lituano Jokubaitis (8,5).

Esa personalidad arrolladora también la dejó ver en el duelo de la primera fase contra Francia. En un tiempo muerto, Doncic le quitó sin pedir permiso la pizarra al cuerpo técnico del seleccionador Aleksander Sekulic, mientras los preparadores charlaban aparte en un corrillo para decidir la táctica, y dibujó él mismo y explicó la siguiente jugada. Ningún entrenador dijo nada. Hablaba el que manda.

Las canastas acrobáticas hablan de un superdotado técnicamente. Todos esos récords son la firma de un jugador casi imparable. Y las arengas y los cabreos reflejan el fuerte compromiso de Doncic con su selección. Nunca se borra de Eslovenia, ni siquiera después de firmar, como este verano, un contrato de 142 millones de euros por tres temporadas con los Lakers. Cualquiera hubiera podido ceder ante la presión de la franquicia para descansar piernas y mente antes de un curso en la NBA que apunta a crucial para él. Pero no Doncic, que tiene grabada a fuego su unión con Eslovenia.

Durante los Europeos de 2017 y 2022 Luka fue el jugador que más tiempo pasó en la cancha en cualquier equipo, 495 minutos entre las dos citas. En la primera ganó el oro. En la segunda vivió uno de los peores momentos de su carrera. Doncic cayó en los cuartos frente a Polonia y terminó expulsado por faltas y lesionado, hundido el rostro bajo una toalla en el banquillo, envuelto en lágrimas. “He dejado caer a mi equipo y a mi país”, se fustigó tras la derrota.

Aquella responsabilidad todavía recae en los hombros de una figura que antes del Eurobasket se machacó con su preparador físico personal, el español Javier Barrio, a quien conoció en el Real Madrid, para afilar su cuerpo. Más que en su aspecto, el cambio se aprecia en su capacidad para aplicarse en el esfuerzo defensivo después de llevar la batuta en ataque y para prolongar su tiempo en la cancha. A los 26 años, no hay apenas descanso para el gran faro de Eslovenia, un conjunto totalmente dependiente de su líder: es el mejor de la selección en puntos, rebotes, asistencias, recuperaciones, tapones y valoración. Entre sus canastas y sus pases, Eslovenia fabrica casi el 60% de sus puntos. Así se intuye que volverá a suceder este miércoles en los cuartos ante el acorazado de Alemania, un equipazo de punta a punta con grandes solistas como Schröder y Wagner, la campeona del mundo que lucha por ser campeona de Europa.

Andreas Obst, el gran tirador alemán, resume el nudo del partido de esta noche cuando habla de Doncic: “Puede anotar cuando quiera y su lectura del juego es sorprendente. Hace que el baloncesto parezca muy fácil. Es un mago”.

Resultados y cuadro del Eurobasket.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.
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