

1 | 2 | 3 | 4 | T | |
---|---|---|---|---|---|
BAR | 17 | 18 | 13 | 11 | 59 |
MAL | 26 | 18 | 21 | 16 | 81 |
El Barcelona, aplastado por el Unicaja, decide no jugar al baloncesto en el peor momento
El equipo azulgrana, individualista y sin voluntad defensiva, cae con estrépito (59-81) y se jugará la eliminatoria en Málaga


Entre silbidos y una tímida pañolada, el Barça malogró su renta y la posibilidad de dejar en la cuneta al Unicaja después de cuajar un partido calamitoso, de esos en los que se olvidó que el baloncesto es un deporte de equipo y bidireccional, pues no solo se ataca sino que también se defiende. Un tropiezo enorme, por la actitud y propuesta, que alimenta la fe del Unicaja, feliz por jugarse el pase en el tercer y definitivo envite en Málaga, al tiempo que deshilacha la vaporosa confianza de un Barça que vuelve a estar en la cornisa, con la amenaza de acabar en blanco por segundo año consecutivo.
El postureo de los jugadores a la hora de pisar el parquet es digno de estudio, todos entregados a un ejercicio fantasioso de choque de manos y palmeos, ritual tan extendido como estéril, muy a lo NBA. Ocurre, sin embargo, que el baloncesto del Barça también tiene acento americano, pues cuenta con Punter y Parker, dos jugadores sin corsé, dos tiradores. El día que están acertados pueden batir al más pintado, toda vez que les cae la calidad de los bolsillos; pero la noche que están desafinados son una rémora para el Barça, que debe redoblar el ejercicio defensivo y triplicar el tino del resto de intentonas a canasta. No suele funcionar y así se vio de inicio ante el Unicaja.
Cogió la bola, se paró en seco y se elevó, triple de bienvenida de Parker. Después fue Fall el que desmontó a su marca con un reverso, de nuevo un pívot desconocido por su confianza y diligencia. El Barça parecía en combustión. Hasta que Kendrick Perry dijo que él también era USA, de Ocooe, condado de Orange. Y aceptó el escenario del Viejo Oeste, el de los pistoleros. Salto y triple, brazo arriba rezongón. Salto y triple, brazo arriba para decir que ya estaba en el juego. Y salto y triple, brazo arriba con los tres dedos para explicar que esa pequeña batalla era suya.
El resto ya fue más un baloncesto de tiros imprecisos y forzados, una sucesión de errores y pérdidas, también un quebradero de cabeza para los jugadores de equipo, que corrían sin oler el balón. Una fiesta para Perry y una penalidad para el Barça: 17-26 y a remolque.
Así se aclaró en el segundo acto, cuando actores secundarios como Parra y Brizuela levantaron la mano para enlazar un baloncesto sin partituras individuales, del centro a las esquinas y vuelta a empezar. Acá una bandeja de Darío; por allá un triple de Joel. Sucedió, sin embargo, que Djedovic y, sobre todo, Carter, recogieron el testigo de Perry, iluminados y brillantes. Un pulso igualado que no escondía, sin embargo, que al Barça le sale un sarpullido cuando se le exige un plus de esfuerzo en defensa, con Hernangómez incapaz de imponer su cuerpo y ley en la botella, tampoco Fall. 35-44 al descanso y mucho por decidir. O más bien poco porque el Barça había decidido no jugar.
Después de partidos catastróficos, no ha sido extraño escuchar algún lamento de lo más ácido, como cuando Satoransky protestó tras una caída con el Milano —“Como durante toda la temporada no hemos hecho las cosas juntos, ayudándonos. Parece que estamos jugando al tenis”, soltó— o como cuando Parra advirtió tras el primer envite frente al Mónaco en los playoffs de la Euroliga: “Cada uno ha venido a hacer la guerra por su cuenta, a ser el héroe, y esta no es la actitud”. Lamentos que caen en saco roto también porque Vesely no está sobre el parquet, el líder del vestuario que pone los puntos sobre las íes, defensor de lo europeo antes de lo americano. Y frente al Unicaja, descifrado que el equipo ya no miraba alrededor sino a la canasta rival, que no había baloncesto coral ni ganas de defender, tampoco la autoridad del entrenador de corregirlo, fue la caída libre en versión azulgrana, 48-65 a falta del broche final.
Ya no hubo más partido, o tiempo de recreo para el Unicaja, ahora con un Balcerowski y Tillie con la flecha verde hacia arriba. Bajó los brazos el Barça, que escuchó de nuevo silbidos contra el equipo —agudizados en Hernangómez, al que se le ha agotado el crédito en el Palau—, también una tímida pañolada, y ahora se la jugará en Málaga, después de un día en el que protagonizó su película del Oeste. Esa en la que el bueno fue Perry con sus secuaces, y el feo y el malo, el Barcelona.
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