La rodada perfecta de los ‘greenes’ de Valderrama
Los comisarios del LIV y la ‘Royal&Ancient’ señalan que no hay mejores ‘greenes’ en el circuito, rápidos y nobles, defensa para el torneo del fin de semana


Todavía con timidez por el madrugón, el sol abría los brazos sobre el campo de Valderrama, donde los cortacéspedes ya trabajaban a destajo y una cohorte de jardineros trataba con esmero y mimo los greenes. Por entonces, ya se acumulaban jugadores que pedían turno para salir al campo, para completar media vuelta o quizá el recorrido entero, entrenamiento de calidad. Como Thomas Pieters, Harold Varner III o Dustin Johnson, que llevaba embadurnada la cara con crema después de la canícula que azotó el día anterior, bofetada de 40 grados. También llegó pronto Cameron Smith, aunque quizá él, como todos los australianos del LIV, se animaron a jugar temprano porque al mediodía había un New South Wales contra Queensland de rugby, duelo por la televisión que les dejó absortos por un par de horas en la casa club. Minutos antes, sin embargo, Smith había tenido tiempo para acercarse a uno de los agrónomos de la Royal&Ancient (R&A) —rector mundial del golf que coopera con la USGA estadounidense en la revisión de las reglas del golf— y deslizar: “Felicite a los encargados del campo por la pureza de estos greenes”. El mejor piropo de uno de los mejores putteadores del planeta. “Están como nos gustan”, indica Javier Reviriego, director de Valderrama. “Tienen una rodadura perfecta”, se congratula Adolfo Ramos, greenkeeper del club.
Desde esta temporada el LIV trabaja con la R&A, que ha dispuesto un equipo de agrónomos que va midiendo la rodadura de bolas en los diferentes campos del circuito. Se miden, básicamente y gracias a los últimos aparatos del mercado con tecnología GS3, que son bolas con sensores, los parámetros de desviación lateral —la caída (Trueness)— y de desviación vertical —el rodar (Smoothness)—. “Esto es mármol”, definía ayer un empleado de la R&A con cierto asombro, toda vez que no es sencillo de lograr con el calor que azota. “Sí, nos han dicho que son los mejores greenes del circuito por su nobleza y rodadura”, ensalza Ramos, que para llegar a Valderrama se licenció en Golf Tour Grass Managment por la Universidad de Michigan e hizo una beca en campos de Estados Unidos y luego en Wentworth (Inglaterra).
Ahora, la velocidad de los greenes está en poco más de 12 pies —es la medida que resulta de la utilización del stimpmeter [se tiran tres bolas de ida y vuelta y se saca una media], teniendo en cuenta que para un amateur más de 9,5 ya es cristal— y se podría poner en 14. “Aunque nuestra opinión importa y al igual que ocurre con la posición de las banderas, esto lo decide el director del torneo del LIV asesorado por la R&A”, confirma Ramos. Pero a él y al club les gustaría imprimir un poco más de velocidad a los greenes. O, lo que es lo mismo, ponerlos duros y deslizantes para levantar la defensa del campo ante los mejores golfistas del mundo. Y más este año, que se ha tenido que podar un poco los árboles para que la sombra que proyectan no se meta en las calles, lo que hace un poco más fácil el vuelo de las bolas. “Han sido un poco conservadores con la velocidad de los greenes”, lamenta Ramos. “Pero tenemos calles estrechas y rough alto, por lo que para jugar bien aquí y hacer pocas se necesita mucha precisión”, interviene Reviriego. “Sí, es una buena prueba para el British (17-20 de julio) porque este campo te exige tener un gran control del vuelo de la bola”, señala Jon Rahm de buena mañana. Y a todo ello hay que añadirle el viento, que suele soplar con energía y que según las previsiones se notará el viernes y el sábado. “Si no hay viento y por mucho que compliquemos el campo, el ganador difícilmente llegará a los dos dígitos”, resume Reviriego, que añade: “tampoco nos obsesiona el resultado ante los mejores jugadores del mundo, pero queremos que el campo no sea ridiculizado”. Cosa que no ocurrirá, pues hace dos cursos el ganador, Talor Gooch, firmó -12 y el año pasado se coronó Sergio García con -5.
Pero lo que hoy es cara mañana puede ser cruz. “Sí porque si hay viento de ponente, el green se seca más. O si no se le hace doble corte, o no se pasa el rulo… En un día puedes convertirlo en otro green”, explica Ramos, al tiempo que agradece a los 30 trabajadores del club que han puesto a punto el campo, ayudados de forma voluntaria en las últimas semanas por otros 30 greenkeepers de la zona y hasta de fuera de España.
“Lo que es complicado es pegar el segundo golpe y meterlo en el green porque son muy pequeños”, descubre Abraham Ancer. “Pero lo bueno es que si lo pones en green, no tienes putts demasiado largos y puedes echarle el sexto sentido para meterlo o dejarlo dado”, se posiciona David Puig. “Son duros y rápidos, y los que son movidos [con pendientes]… más. El hoyo 14, el 15, el 17…. Si empiezo a contar, me salen 7 u 8 muy complicados”, resuelve Rahm. “A mí no me mires, este es mi campo preferido y no tengo ninguna queja con los greenes”, aclara Sergio García, con sonrisa de oreja a oreja sobre el césped, feliz con la vuelta que dio con sus compañeros de equipo Fireballs y dichoso por hablar un poco de su Madrid con los exjugadores Figo y Aduritz, que le aguardaron al final de la práctica. El viernes empieza lo bueno.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
