Carlsen, ‘número uno’, doblega a Gukesh, campeón del mundo, tras cuatro horas de igualdad en el mejor torneo del año
El noruego aprovecha una imprecisión del indio, quien ya rozaba el empate, en la jugada 46 de la primera ronda del Norway Chess


Lo que mantiene a Magnus Carlsen como número uno del mundo desde hace catorce años no es sólo su genialidad y excelente preparación. También una capacidad de lucha que extenúa a sus rivales cuando los lleva al límite de la resistencia física y nerviosa. El indio Dommaraju Gukesh, flamante campeón del mundo a los 18 años, tampoco pudo resistir esa presión asfixiante este lunes en la primera ronda del durísimo torneo Norway Chess en Stavanger (Noruega), y cayó tras cuatro horas y 46 movimientos en una posición de tablas.
Aunque era su primer duelo con el noruego en la modalidad clásica desde que ganó el título (diciembre, en Singapur), Gukesh parecía relajado veinte minutos antes del inicio de la ronda, sonriente, paseando por la sala de prensa junto a su entrenador, el polaco Grzegorz Gajewski, y su padre, Rajinikanth. El campeón del mundo entró en la sala de juego con un cuarto de hora de antelación, para alegría de los fotógrafos. Por el contrario, Carlsen llegó a todo correr en el último segundo, con el pelo revuelto como si se acabara de levantar de una siesta, cuando la representante del patrocinador que debía hacer el saque de honor en su tablero ya no sabía qué cara poner. Fuera, en el vestíbulo, había quedado su padre, Henrik.
Cabe aventurar que esa imagen de calma del indio no era una pose. El domingo, Gajewski confirmó a EL PAÍS que Gukesh sigue trabajando –“aunque no con tanta intensidad como durante el Mundial de Singapur”- con el psicólogo surafricano Paddy Upton, de 56 años, famoso por sus éxitos con las selecciones nacionales de críquet de India y Suráfrica. En el ajedrez de élite eso es noticia porque la gran mayoría de los grandes astros son muy reticentes a incluir un psicólogo en su equipo.
Es cierto, sin embargo, que el reciente fracaso en el torneo Superbet de Bucarest (penúltimo de diez, con una sola victoria en nueve partidas) podía lastrar, a pesar de todo, el ánimo de Gukesh. Pero Carlsen, con las piezas blancas, no logró ventaja alguna en la apertura, lo que sin duda aumentó la confianza del indio. Acabado el desarrollo de las piezas, el noruego fue al confesionario, una cabina cerrada, y equipada con cámara y micrófono conectados a internet, donde los jugadores pueden acudir libremente durante las partidas, cuando le toca jugar al rival, para desahogarse o explicar cómo va la lucha o qué les preocupa. Y fue muy sincero: “Gukesh me ha sorprendido con su cuarta jugada, que yo no conocía. De modo que he me he puesto en modo seguro, eligiendo movimientos que no debiliten nada. Podría decir que la igualdad es total; pero me temo que es más que eso, que en realidad no hay partida. Sin embargo, quién sabe, ya veremos…”.
Una hora después, el número uno volvió al confesionario y ya sonaba más optimista porque oteaba ciertas perspectivas de ataque al rey de Gukesh. Sin embargo, el campeón intuyó que su rival se estaba animando y tomó una sabia medida profiláctica: ofrecer el cambio de damas. Si Carlsen lo aceptaba, adiós ataque; si lo rechazaba, la defensa sería más fácil.
El escandinavo optó por lo segundo, en porfía de que su mínima ventaja pudiera crecer. Pero eso no ocurrió, porque Gukesh mantuvo su defensa activa, amenazando siempre con un contraataque peligroso para Carlsen. De modo que las damas se cambiaron y todo indicaba que la partida lenta terminaría en tablas y habría que ir al sistema Armagedón (muerte súbita), con diez minutos para las blancas, obligadas a ganar, y siete para las negras.
Pero una de las señas de identidad de Carlsen es que exprime casi todas las partidas hasta la última gota, y en esta aún cabían probabilidades razonables de cometer un error, sobre todo bajo la presión del reloj. El joven campeón del mundo no se libró de esa presión, pero la soportó de maravilla hasta ese momento crítico del lance 46. El propio Carlsen lo explicó después: “Como Gukesh se distingue por una precisión tremenda en el cálculo, pensaba que lo más probable era el empate; pero también es cierto que yo no podía perder en esa posición, y él sí”. Había que decidir en segundos, y el indio tomó el camino equivocado.

En el torneo femenino, la española Sara Khadem hizo tablas con la ucrania Anna Muzychuk, 7ª del mundo, tras sufrir durante tres horas y media con las piezas negras; y luego perdió la muerte súbita tras desperdiciar una posición con muchas probabilidades de tablas, lo que le hubiera dado la victoria porque jugaba con negras.
Resultados de la primera ronda: Carlsen – Gukesh, 3-0; Caruana – Nakamura, 0-3; Wei – Erigaisi, tablas, ganan negras. Torneo femenino: Lei – Ju, tablas, ganan blancas; Koneru – Vaishali, 3-0; Anna Muzychuk – Khadem, tablas, ganan blancas.
Clasificaciones: 1º-2º Carlsen y Nakamura 3 puntos; 3º Erigaisi 1,5; 4º Wei 1; 5º Gukesh y Caruana 0. Torneo femenino: 1ª Koneru 3; 2º-3º Lei y Anna Muzychuk 1,5; 4ª-5ª Ju y Khadem 1; 6ª Vaishali 0.
Segunda ronda (martes, 17.00, retransmitida en directo en el portal oficial): Erigaisi – Gukesh,Nakamura – Carlsen, Yi Wei – Caruana; Khadem – Ju;Vaishali – Lei, Anna Muzychuk – Koneru.
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