Gukesh, frente a Carlsen en la primera ronda, afronta su reto más duro como campeón del mundo de ajedrez
El indio se enfrenta con las piezas negras al noruego en Stavanger (Noruega) diez días después de su fracaso en Rumania


Ser el campeón del mundo vigente exige una adaptación psicológica. Y más aún a los 18 años del prodigioso indio Dommaraju Gukesh, quien no asumido todavía el peso de la corona. La presión que sufrirá será extrema desde este lunes en Stavanger (Noruega) porque el Norway Chess es el torneo privado más duro del año: entre sus cinco temibles rivales (liga a doble vuelta) está el número uno del escalafón y héroe nacional Magnus Carlsen, quien renunció a esa corona en 2022 precisamente por la enorme carga que implica defenderla. Y el sorteo de rondas añadió leña al fuego: Gukesh se enfrentará con las piezas negras al noruego en la jornada inaugural.
Será la primera partida entre ambos desde que Gukesh, quien cumplirá 19 años el jueves, destronó al chino Liren Ding el pasado diciembre en Singapur. Antes se habían enfrentado cuatro veces en la modalidad clásica, todas en 2023: tablas en los torneos de Wijk aan Zee (Países Bajos) y Stavanger, y 1,5-0,5 para el escandinavo en el duelo de cuartos de final de la Copa del Mundo en Bakú (Azerbaiyán).
Aunque no mencionó su reciente mal resultado en el torneo Superbet de Bucarest (Rumania), donde terminó 9º de diez con una victoria, seis tablas y dos derrotas, Gukesh admitió ante los periodistas que el reto es tremendo: “Nunca es fácil estar en buena forma en la primera ronda y, por tanto, empezar el torneo frente a Magnus es un gran desafío, pero quizá me ayude a acelerar ese proceso”. Le acompañan su padre, Rajinikanth, y su entrenador, el polaco Grzegorz Gajewski.
Carlsen y su esposa, Ella Victoria, casados desde primeros de año, anunciaron este mes que ella está embarazada. Verbalmente, el noruego quita importancia a su enfrentamiento con el nuevo campeón: “A mí me interesa ahora mucho más la modalidad freestyle (la posición inicial de las piezas en la primera fila se sortea pocos minutos antes de cada ronda, y hay 959 posibilidades distintas) que la clásica, que no me motiva. Y a él lo contrario”. Sin embargo, es evidente que si Carlsen no supera a Gukesh claramente en el Norway Chess, empezará a crecer la tentación de volver a dedicar más tiempo y energía al ajedrez clásico. Y, curándose en salud, añade: “Lo normal es que los dos primeros días no esté a mi mejor nivel porque he invertido mucho tiempo [y con resultados muy brillantes] jugando freestyle y rápidas o relámpago, pero confío en que dentro de una semana me haya readaptado a la modalidad clásica”.
Los otros cuatro participantes también son grandes estrellas: los estadounidenses Hikaru Nakamura (2º del mundo, 37 años) y Fabiano Caruana (4º, 32), el indio Arjún Erigaisi (3º, 21) y el chino Yi Wei (9º, 25). En paralelo se disputa un torneo femenino con premios en metálico idénticos a los del masculino. De las cinco chinas que copan la lista mundial, están la campeona, Wenjun Ju (2ª, 34) y Tingjie Lei (3ª, 28). Hay dos indias, Humpy Koneru (38, 6ª) y Rameshbabu Vaishali (14ª, 23), una ucrania residente en Valencia, Anna Muzychuk (7ª, 35) y la española de origen iraní Sara Khadem (24ª, 28), quien no termina de asentarse tras los importantes cambios de vida desde 2023, cuando cambió de nacionalidad tras negarse a jugar con velo el Mundial de Rápidas en Kazajistán.
En los últimos meses ha sufrido problemas de salud (amígdalas): “Vengo a disfrutar del torneo, sin ponerme expectativas ni presión. Estas dolencias me han impedido jugar torneos de preparación para una oportunidad tan importante como esta, con sólo seis jugadoras. Pero me siento muy honrada por estar aquí, y confío en haber recuperado la pasión competitiva y la ambición”, dijo a EL PAÍS.
Los organizadores están muy contentos porque los jugadores han aceptado que haya confesionario: una cabina cerrada, y equipada con cámara y micrófono conectados a internet, donde pueden acudir libremente durante las partidas, cuando le toca jugar al rival, para desahogarse o explicar cómo va la lucha o qué les preocupa. A Carlsen le gusta: “A veces, lo atractivo de un deporte no está en el deporte en sí. Por ejemplo, para mí, la Fórmula 1 es lo más aburrido que existe; unos coches que dan vueltas y se persiguen. Pero lo que se monta alrededor es lo que hace ese deporte atractivo. Para los no apasionados por el ajedrez, el confesionario puede ser un incentivo”.
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