Historia del batacazo en taquilla de lo último de Pixar: ¿por qué ‘Elio’ es el peor estreno del estudio de animación?
La película ha pasado por dos directores y su protagonista ha perdido su alma latina y su amor por la moda, confirmando la dificultad de los grandes estudios para encarar filmes originales

Podría haber sido una de las historias cinematográficas del verano; puede, incluso, que del año. Estaba llamada a ello. Sin embargo, Elio acabará siendo recordada, y de manera injusta, como uno de los grandes batacazos de taquilla de 2025. Siempre tiene margen para la remontada como ya han hecho otras antes que ella, pero su caso no deja de generar preguntas. La última película de Pixar, la exquisita factoría de animación propiedad de Disney desde hace un par de décadas, llega este miércoles a las salas españolas, pero se estrenó en buena parte de países el pasado 20 de mayo, incluido Estados Unidos, con una sorprendente dicotomía: apreciada por los espectadores, visualmente bonita... Pero con resultados de taquilla catastróficos, los peores de Pixar en su historia. Y ni siquiera está muy claro el motivo —aunque parecen varios, de los tiempos al cambio de directores— de su contundente fracaso, lo que genera sorpresa y preguntas: ¿qué está pasando con Elio?
El batacazo ha sido total. Habrá que ver su recorrido en mercados como España, donde llega con una buena campaña de marketing, o Japón, a partir de agosto. Pero en EE UU, su mayor y principal territorio y donde se pudo ver en más de 3.700 salas, también llegó aupada por buenos vientos que no lograron que el barco llegara a puerto. Se estima que la película ha costado más de 150 millones de dólares, pero la recaudación en su primer día fue de apenas nueve (siete veces menos, por ejemplo, que la esperada Del revés 2, el año pasado), y de solo 21 millones en todo el primer fin de semana, considerado el más importante y, normalmente, el más potente en taquilla. En las primeras dos semanas, contando todos los mercados, apenas llegó a los 72 millones, según el medidor Comscore. La caída ha sido libre.
No se recuerda nada así en las casi tres décadas de historia de Pixar. Ni siquiera con el batacazo que supuso Elemental. La película donde una chica de fuego y un chico de agua se enamoraban y trataban de superar las barreras impuestas por la naturaleza se estrenó en junio de 2023 con 29,6 millones de dólares de recaudación. Poco, pero casi una cuarta parte más que el largometraje del pequeño Elio, de 11 años, que acaba abducido por extraterrestres y teniendo todo tipo de aventuras espaciales.

Nadie lo imaginaba, y mucho menos Disney-Pixar. El especialista en Hollywood del diario The New York Times, que asegura tampoco entender la caída en picado de la historia, afirma que la compañía esperaba, al menos y “en el peor escenario”, que Elio llegara a los números de Elemental y rozara los 30 millones en EE UU en su primer fin de semana. Logró 35 sumando los mercados globales. Pero también explica que confían en que, como Elemental, sea una película de largo recorrido: cual hormiguita, fue sumando durante todo el verano y logró recaudar 150 millones en EE UU y casi 500 en todo el mundo.
No está claro que sea el caso, y hay una serie de factores que se juntan para ello. Algunos expertos en taquilla aseguran que, por ejemplo, el momento escogido para el estreno no favorece. Coincidió —en Estados Unidos— con la llegada de la nueva versión de Cómo entrenar a tu dragón, dirigida al mismo público y que la adelantó por la derecha. Además, Disney no había salido (ni parece haberlo hecho aún) del tremendo éxito de Lilo & Stitch, que roza los 1.000 millones de dólares de recaudación (por un coste de 100). Las divertidas aventuras del famoso Experimento 626 siguen atrayendo a niños a las salas, quizá menos fascinados por una historia de animación más clásica. Y, algo no menor, inédita.

Elio cuenta una historia buena, pero que el público no conoce. Le hace salir de su zona de confort, prestar atención, apostar por una narrativa novedosa. No es el gracioso de Stitch, ni esos viejos amigos que son Buzz y Woody, ni el bueno de Rayo McQueen. Es un personaje nuevo al que los niños —y los mayores, que compran los tickets y las palomitas, al fin y al cabo— tienen que aprender a querer y a integrar en sus narrativas, y por tanto en sus peluches, en sus mochilas o en sus libretas, con el marketing ahora como pata fundamental de toda película infantil. Es relativamente fácil convertirse en número uno del mundo con Del revés 2, cosa que logró, vendiendo 1.700 millones de dólares en entradas; no lo es con Elio. Pero tampoco se esperaba tal catástrofe.
Pero Pixar, como toda compañía, tiene que seguir creando personajes y universos nuevos que alimenten los mundos infantiles. No solo de Nemo y de la histriónica Ansiedad naranja vive el espectador. En pandemia, quizá erró al mandar sus películas directamente a Disney+ (aunque tampoco había demasiadas alternativas), aunque su retorno a las salas tiene que ser con todo tipo de historias, también originales. Sin embargo, hace ocho años, desde Coco en 2017, que ningún universo nuevo termina de cuajar. Y eso demuestra que hoy en día, con montones de ingeniosos competidores (solo hay que ver la fuerza de las nominadas al Oscar el año pasado, donde ganó la letona Flow y le fue a la zaga Robot Salvaje, dejando atrás a Del Revés 2), la marca Pixar por sí sola no es suficiente.
Una película cambiada radicalmente
En Elio hay algo más. La historia del chaval huérfano obsesionado con el espacio ha sufrido cambios de guion, de estructura y hasta de directores que han afectado al título. La película se anunció en verano de 2022 en la D23, la convención bienal que celebra Disney: se conoció al actor que sería la voz del niño, que America Ferrera interpretaría a su madre y que la historia sería dirigida por el cineasta Adrian Molina, que codirigió Coco con éxito. De los tres, solo queda el pequeño Yonas Kibreab.
La salida más importante ha sido la de Molina, sustituido por otros dos habituales de Pixar, los directores Domee Shi y Madeline Sharafian; el nombre de Molina no aparece en los créditos iniciales de la película, pero sorprendentemente sí entre los finales. La versión oficial de Pete Docter, el responsable de la compañía, es que Molina dejó Elio por “un proyecto prioritario del que aún no se puede hablar”, como contó en el medio especializado The Wrap hace un año, por el que tanto el director como la compañía se mostraban “emocionados”. Previsiblemente, la segunda parte de Coco. Docter también aseguró que los nuevos directores habían hecho ciertos cambios en Elio que ayudarían “al público a conectar y a avanzar con el personaje”.

La versión oficiosa es algo más compleja. Según un largo reportaje del medio The Hollywood Reporter, Elio tenía una personalidad más definida: era un apasionado de la moda, del medio ambiente y gay. En el muy recatado Estados Unidos y bajo los códigos de Pixar —cómo olvidar el beso entre dos mujeres que tanto ruido generó en Lightyear—, en ningún caso la intención de Molina era contar una historia abiertamente homosexual de un niño de apenas 11 años, sino dar pinceladas (por ejemplo, tenía un póster de un crush, chico, en su habitación), pero tampoco pudo ser. Según colaboradores de Molina en la película, solo eran toques, nada reivindicativo ni adulto, pero esa parte se fue diluyendo hasta desaparecer.
En un pase para público realizado como prueba aquel verano de 2023, un grupo de espectadores aseguró que les gustaba la película; sin embargo, al ser preguntados sobre si irían a verla al cine nadie respondió que sí. Poco después, otro pase para los responsables de Pixar, que no terminaron de ver el desarrollo del personaje, acabó con Molina fuera. No está claro si la compañía le aconsejó cambiar o si, como explican fuentes cercanas a él en ese reportaje, él mismo decidió que no era la historia que quería contar y se marchó a otro proyecto. Con él, además, se fue también Ferrera, pese a tener sus diálogos ya grabados, desencantada porque Elio dejó de tener representación latina. Finalmente, el niño no tiene madre en la historia, solo una tía, a la que pone voz Zoe Saldaña.

Una de las trabajadoras de la película, montadora, afirma que tanto ella como otros compañeros se sintieron algo traicionados por la compañía tras la salida de Molina, haciendo que la película perdiera parte de su identidad y de su espíritu. “La Elio que ha llegado a los cines es mucho peor que la versión original de Adrian”, afirma la editora, que es también parte de un grupo LGTBQ de la empresa de animación, y que explica a The Hollywood Reporter que hubo “un éxodo de talento tras ese recorte muy indicativo de la tristeza de mucha gente por haber cambiado y destruido ese bonito trabajo”. Además del talento, parece que también se han esfumado los millones.
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