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Triunfos que insuflan ánimo a la feria de Bilbao

El primer toro indultado en la historia de la plaza marcará un ciclo que se reviste de optimismo con tres puertas grandes

Borja Jiménez muletea al toro Tapaboca, de La Quinta.

Hay veces que la realidad se empeña en negar cualquier presagio. Eso es lo que ha ocurrido en las Corridas Generales de Bilbao de la pasada semana, donde no resulta fácil encontrar un único triunfador tanto en el aspecto ganadero como en el de toreros. Al margen de los premios y de los gustos personales, todas las tardes ha habido algo bueno que destacar en la plaza.

Los carteles estaban bien confeccionados y eso ha provocado triunfos, pero sobre todo se han vivido momentos taurinos interesantes. Desde el potente y bravo encierro de Dolores Aguirre en la primera de las corridas hasta el toro indultado Tapaboca de La Quinta al día siguiente, pasando por el importante Cantaor de Victoriano del Río al que desorejó Roca Rey y el enclasado ejemplar de Garcigrande que propició la puerta grande de Diego Urdiales. Incluso, Fuente Ymbro lidió un sobrero que destacó ante Fernando Adrián en una tarde gris para esta divisa.

Bravo en el caballo y en la muleta fue Yegüizo, número 29 de Dolores Aguirre, premiado con la vuelta al ruedo tras la lidia de Damián Castaño; de embestida moderna, repetitiva, con transmisión e incansable fue el indultado de La Quinta; completo y exigente el de Victoriano del Río que también vio cómo le daban la vuelta al ruedo en el arrastre, todos ellos candidatos a recibir premios.

Todos los días hubo toros interesantes y por ende, otros tantos triunfos, porque los espadas dieron la cara. Damián Castaño se fajó con dos exigentes y bravos ejemplares de Dolores Aguirre, Borja Jiménez llevó hasta el indulto al cárdeno de la familia Martínez Conradi, Roca Rey quiso reivindicarse como el número uno del toreo con una entrega intachable, y Diego Urdiales pinceló muletazos de ensueño que hizo olvidar por momentos la ausencia de Morante de la Puebla. Incluso, Juan Leal y Fernando Adrián dejaron un buen sello, aunque no tuvieran el acierto de rematar sus actuaciones.

Diego Urdiales, a hombros el pasado día 22 de agosto.

El interés también lo propician algunos déficits que acompañan estos positivos análisis. Por ejemplo, la no exigencia en el caballo al toro indultado o la presentación de los astados de Garcigrande reseñados para la tarde de Morante, incluso lo desigual del encierro de Victoriano en la corrida de Roca Rey, que contrastan con el excelente trapío del resto de días.

Dentro del ruedo, las Corridas Generales de este año pasarán a la historia por el primer indulto de un toro en la plaza de Bilbao, y quedarán en el recuerdo las tres puertas grandes seguidas. Siempre habrá quien tilde de triunfalistas estos galardones, pero en todas ellas existieron otras tantas razones para sostenerlas y nunca se pueden calificar como descabelladas se esté más o menos de acuerdo con ellas. Con todo, lo más importante es la creencia de que la semana taurina de esta ciudad puede y debe recuperarse.

Cuando más pesimismo pesaba en el ambiente ha llegado el toro para cambiar el ánimo. A pesar de que las instituciones locales siguen con su cobardía habitual para negar el espectáculo que más dinero deja directamente en las arcas municipales e indirectamente en la ciudad, los políticos deberán reflexionar cómo lo hicieron en los años ochenta sobre la normalidad de apoyar a la fiesta de los toros; es una cuestión de despojarse de los tópicos y aceptar una realidad que se ha visto en los cientos de jóvenes que cada día acudieron a los tendidos y que cada tarde saltaron al ruedo para sacar en hombros a los triunfadores.

No se puede hablar de una plaza recuperada ni mucho menos, sobre todo cuando se han celebrado dos festejos menos de lo habitual, pero está claro que el aficionado ha visto que puede haber reacción. De momento, este año, muchos visitantes se abstuvieron de visitar la ciudad ante el tardío anuncio de las corridas e incluso la prensa especializada apostó preferentemente por el ciclo de Málaga; pero quienes arribaron a Bilbao se mostraron muy satisfechos por el ambiente y el espectáculo ofrecido.

La pelota ahora está en manos de la empresa gestora BMF, que debe trabajar para convencer a los aficionados y, sobre todo, para volver a atraer la atención que siempre tuvo la Semana Grande de Bilbao. Sin duda, se debe abrir un nuevo tiempo para esta histórica plaza.

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